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1.

Ideal para zonas de paso

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Una cocina con península es una solución habitual en apartamentos y pisos pequeños en los que la cocina va integrada con el comedor o zonas de paso. Como en la de la imagen, en la que se ha empleado la península como zona de lavado. Mientras, detrás está la zona de cocción, el frigorífico y los armarios panelados. Un triángulo de trabajo perfecto. 

Mobiliario, diseño de Luderna Design. Grifería, de Teka. Electrodomésticos, de Bosch. Taburete, en Mercader de Venecia. Lámparas, en Maisons du Monde.

2.

O con una campana que se esconde en la encimera

O con una campana que se esconde en la encimera

En una península con zona de cocinar en ella y techos abuhardillados, una campana de techo no es una solución. Para eso, las campanas de encimera. Solo se ven cuando se está utilizando el fogón. Después, cuando se deja de utilizar, se oculta de nuevo en la encimera, ofreciendo una vista despejada. Deléitate con el resto de este luminoso dúplex de Madrid.

Proyecto de Dosde. Mobiliario, de Logos. Encimera, de Silestone.

3.

Con campana encastrada en el techo

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Cuando la zona de cocción está en la una península, una fantástica solución es colocar una campana de techo: son discretas y no ocupan mucho espacio. Así, al mirar hacia la cocina, el efecto es armonioso y no interrumpe la visión.

Mobiliario, de DM lacado, de Cado. Encimera, de Silestone blanco. Pavimento, de madera.

4.

O para cocinas en L

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Las penínsulas son perfectas también para cocinas con una distribución en L. ¡Y a esta no le falta de nada! Tiene una isla, para utilizar como zona de trabajo, y una península, donde se sitúa el fregadero y funciona también como barra de desayunos. Y todo con un aire campestre acogedor y muy luminoso. 

Mobiliario, encimera, taburetes, isla y lámparas, de Ikea.

5.

Una península para dividir espacios

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Aunque son de la familia de las islas, una península sale de una encimera o mueble de la cocina. Su principal función es la de diferenciar ambientes y ganar espacio de trabajo, como en esta cálida y blanca estancia, en la que la península separa la zona del salón-comedor de la de cocinar. Una de las muchas soluciones de esta casita de 75 m2 en tres alturas.

Mobiliario, diseño de la interiorista Esther Mercé con armarios de Ikea. Lámparas de techo y sillas, en Ladies and Gentleman. 

6.

Una península no es una isla

Una península no es una isla

¿La diferencia? Están diseñadas para espacios algo más reducidos y uno de sus lados va pegado a la pared. De hecho, esa pared en la que se apoyan ofrece un espacio más de almacenaje que no permitiría una isla, como en esta cocina con península azul.  

Armarios, de DM lacados, diseño del estudio de Teresa Olea. Taburetes y estantes, de Ikea.

7.

El centro de todo

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Lo habitual es que una península sea un extra al resto de la cocina, pero cuando la zona de cocción y de lavado se proyectan en ella, deja de ser un mero acompañante para convertirse en protagonista indiscutible.

8.

Almacenaje por los dos lados

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Es una de las ventajas de las penínsulas: permiten acceder a los muebles desde el lado de la cocina o desde el lado del comedor. Cristalería, platos y cubiertos están más accesibles.

Mobiliario, Ibirrianaga Cocinas y Baños. Encimera, de Dekton. Sillas, en Crisol. Pavimento cerámico que imita la madera, modelo Starwood de Porcelanosa Grupo. 

9.

Para cocinas en U

Para cocinas en U

Esta cocina con grandes ventanales dificulta que haya muebles altos de cocina. Y la península soluciona el problema, ofreciendo ese tan necesario espacio de almacenaje. Después su distribución en U sirve para delimitarla y cerrarla.

Mobiliario y campana, de Cuines Dalmau Disseny. Taburetes, de HK Living. Pavimento, de microcemento.

10.

Su propia iluminación

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Ya sea el área de cocción, funcione como barra de desayunos o simplemente como encimera, la península debe tener su propia iluminación, ya sea mediante focos empotrables o una lámpara de techo tan bonita como la de la foto.

Mobiliario y encimera, de Meine Kuchen. Pavimento, de Equipe Cerámicas, suministrado por Catalonia Ceramic. Electrodomésticos, de Bosch. Lámpara, de Fancy Collection.

11.

Una península con doble función

Una península con doble función

Con una encimera más ancha que el mueble, esta península sirve no solo como zona de cocción, sino también como barra de desayuno. Además, debajo de la barra cuenta con espacio para guardar las banquetas y así liberar el espacio cuando no se están utilizando. ¿Quieres ver el resto de este centenario piso de Bilbao?

Mobiliario, de Santos, en Santos Estudio Bilbao. Lámparas de techo, de Normann Copenhagen, en Susaeta Iluminación.

12.

Con mueble encima

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Aunque una península funcione como nexo, cuando es necesario más espacio de almacenaje, un armario alto encima –anclado a la pared y al techo– es una solución estupenda. Además de ofrecer ese ansiado hueco para platos, vasos o como despensa, funcionará para delimitar y separar la cocina del resto de la estancia.

Taburetes, en Maisons du Monde.

13.

Una península de mármol

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¿Por qué no? Es estilosa, sofisticada y aporta un toque lujoso envidiable. En esta blanca cocina es el elemento con más fuerza, en la que, además, funciona como punto de unión con el comedor. Una apuesta con éxito seguro. Mira el resto de la reforma en este elegante piso madrileño.

Casa de la interiorista Lucía Mariñas. Proyecto de la decoradora con mobiliario de Santos.

14.

Una opción para cocinas lineales

Una opción para cocinas lineales

Una configuración lineal de la cocina permite también colocar una península que haga las veces de barra de desayunos. Una propuesta genial para ganar en no solo en encimera sino también en armarios.

Mobiliario diseñado por Asun Antó. Taburetes y lámparas de techo, en Coton et Bois.

15.

Con una mesa adosada

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En esta cocina, la península es la zona de trabajo y la luz entra por las paredes de cristal. Para sacarle todo el partido al espacio, se adosó a la península de una mesa de comedor de madera, que además de dotar de calidez, aporta dinamismo. 

Mesa, diseño de Vive Estudio.

 

Mesa diseño de Vive Estudio y lámpara de techo de Pholc.

 

16.

Para esconder el radiador

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A falta de paredes en las que colocar los radiadores, la península puede ser un buen emplazamiento para situarlos. Una manera discreta de disimularlos e integrarlos con la decoración.

17.

Península de obra y sin puertas

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Con la vajilla a la vista y unas cestas de fibras naturales para guardar otros utensilios de esta cocina rústica, esta gran península resulta ligera y un regalo para los ojos. Aunque para ello, mantenerla en orden es fundamental.

Mobiliario, hecho a medida por Francesco Polo. Encimera y pavimento, de microcemento. Lámparas de techo, de Ikea.

18.

Abierta a la luz

Abierta a la luz

La pared de cristal que une la cocina con el salón deja que los rayos de sol la inunden de luz. Y dota a la península –en la que está la zona de cocinar– de toda la iluminación natural que uno podría desear para hacer los menús más deliciosos. ¿No te lo crees? Mira el resto de este luminoso piso.

Taburetes, de Let’s Pause, en La Maison.

19.

Cuando es un elemento indispensable

Cuando es un elemento indispensable

Una cocina rústica como esta, sin duda, pide una península. Con un alerón –de unos 45 cm– que ofrezca espacio para colocar un plato y un vaso y así utilizarla como barra de desayuno, el resultado es encantador.

Mobiliario, diseño de Jean Pierre Martel. Electrodomésticos, de Smeg. Taburetes y lámparas, en Andrew Martin.

20.

Continuando la encimera

Continuando la encimera

En esta cocina, la gran península sale de la encimera, convirtiéndola en el centro neurálgico. Después, los armarios panelados realzan la sensación de continuidad, limpieza y orden de esta cocina impecablemente blanca. 

¿Qué necesita la cocina ideal? Un buen fogón en el que cocinar, una zona amplia en la que preparar y manipular alimentos y suficiente espacio de almacenaje en el que guardar todos los utensilios que utilizas para cuando te pones en modo chef. ¡Por eso nos encantan las cocinas con península! Ofrecen todo eso y mucho más.

Son perfectas para cocinas abiertas, de manera que separa los ambientes pero también funciona como nexo. O como barra de desayunos u office. O para ampliar el almacenaje. O para la zona de cocción. ¡Su versatilidad es su seña de identidad! Lo mejor: que no necesitan tanto espacio como una isla, ya que van apoyadas a una pared o adosadas a un mueble –que, además, se puede utilizar también para colocar estantes–.