Los propietarios, un matrimonio madrileño que planea retirarse aquí, encargaron la (re)construcción y los trámites de legalizar las obras, casi en primera línea del mar, a los arquitectos María García de Viedma y J. Hugo Peláez. El interiorismo y el alma de la casa fue cosa de la interiorista Natalia Zubizarreta que lo convirtió en un refugio acogedor y chic, íntimo para cuando estuvieran solos, lúdico cuando tuvieran visitas.
Sofá y mesita de Casa Viva. Cojines de IDdesign. Alfombra, espejo y damajuanas de Dernier.