Comer bien no se logra solo a base de ensaladas sino de una dieta equilibrada y variada. Es importante que los platos resulten también atractivos en cuanto a colores y olores (por supuesto, sabores).
Además, debemos quitarnos de la cabeza que los platos no pueden tener grasa, las hay buenas que aportan a nuestro organismo. Reduce el aceite y úsalo preferiblemente en crudo (cocinar o aderezar con una cucharada de aceite de oliva virgen es suficiente). Pescados y frutos secos también tienen grasas saludables.

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11 recetas clásicas bajas en calorías
Toda ración que tomemos debe contener verduras en su mayoría y proteínas y carbohidratos. Para que te resulte fácil visualizarlo, sin tener que estar pesando, en un plato llano grande (de 23 cm de diámetro aprox.), la mitad deben ser verduras, y de la otra mitad, dividida en dos partes una corresponde a hidratos de carbono y otra a proteínas.
- Las proteínas están en huevos, carne o pescado, siempre en variedades que tengan la menor grasa posible. Y no las combines entre ellas. Elige solo una. Las proteínas de origen vegetal (legumbres) son una buena opción para combinar con las primeras.
- Los hidratos de carbono complejos te aportan energía (cereales como el pan, pasta, arroz, cuscús, quinoa... o alimentos ricos en fécula como las patatas).
Evita los cereales refinados, mejor la opción integral para que aporte fibra, lo que ayuda a estimular el tránsito intestinal. Y las patatas mejor cocidas o asadas (no fritas que son muy calóricas). Cortadas en bastones y hechas al horno recuerdan a las fritas.