Porches

Para que la casa respire calma, a última hora del día, cuando apetece desconectar, es importante que la iluminación sea la adecuada. El tono de la luz, cálido (blanco cálido hasta 300 lúmenes). La intensidad regulable para que puedas adaptarla al uso del espacio. Un truco: ilumina con varios puntos de luz. Las pantallas de trama ofrecen una proyección muy agradable y relajante. Apoya con una decoración con velas. 

En la variedad está el gusto, así que no te cortes y combina distintos tipos de plantas exóticas como palmeras, aves del paraíso, ficus y otros árboles.

Agustín, que para el exterior eligió muebles de obra y una pérgola de cañizo (“lo copié todo de El Mueble”, confiesa), encontró en Internet a sus aliados. “Di con un estudio de castellonés, Cel-Ras Arquitectura, y contacté con Alejandro Doménech, cuyos planteamientos sostenibles me atraparon", explica. Para adaptar las ideas de Agustín y Alejandro contó con un constructor local, Morro Construcciones ("con el que desde el primer momento tuve una muy buena comunicación", apostilla).

Esta casa en Cantabria, por eso se decidió cerrar el porche para así poder disfrutarlo durante todo el año. Las paredes acristaladas lo inundan de luz y le dan un look de invernadero, que lo hace muy acogedor. 

Abre huecos en el forjado, amplía las ventanas de cubierta u opta por tragaluces tubulares premontados, que acercan la luz a las estancias más oscuras de la casa sin apenas obras. ¿Sabías que las ventanas de tejado tipo Velux dan dos veces más de luz que una convencional?

En Toledo, pero entre Extremadura y Ávila y con unas vistas espectaculares a la sierra de Gredos, esta casa rústica es de nueva construcción y pone el acento en la comodidad, en la vida familiar y la ecología. “Queríamos una casa respetuosa, que pasara inadvertida en el paisaje. Por eso se hizo de cubierta plana, tapada por enredaderas que dan frescura en verano y en invierno se deshojan para que el sol caliente el interior, y con fachadas del color de los alcornoques cuando se descorchan. Tenemos placas solares, la calefacción es con leña de la finca y se cría carne orgánica de la raza wagyu y angus”, nos cuenta Javier, el propietario de la casa, que se puede alquilar por temporadas a través de Wishome.es. 

"Disfrutamos mucho el porche. Nos gusta mucho para desayunar, porque el sol amanece por aquí", nos comenta Vico. "Pero también del comedor exterior y de las tumbonas de bambú donde tomar el sol y descansar", añade.

Si tienes un comedor exterior y quieres disfrutarlo también en otoño, añade unas cómodas mantas de pelo en los asientos. Así no os quedaréis fríos mientras degustáis un rico plato caliente.

Los antiguos dueños eran mayores y la casa estaba viejita. ¿El cambio más importante? El jardín. Era muy bonito, de estilo inglés, pero estaba recargado y se veía pequeño. Además, no era apto para niños. "Nosotros le pusimos plataneras y palmeras, que imitan a las de Florida, donde viví cuatro años", explica Teijeira.

"Cerramos el porche con un cerramiento de cristal y así lo aprovechamos todo el año, ¡hacemos muchísima vida aquí! Por eso lo decoramos informal, muy relajado con los muebles de fibras naturales y tonos marineros. Es mi rincón más especial, en realidad el de todos".

Este porche no tendrá vistas al mar, pero hasta donde alcanza la vista hay campos, cultivos, animales pastando y naturaleza free-style. Y el resultado no podría ser más relajante. Precisamente, este entorno natural se ha querido plasmar en la decoración, con muchas fibras, un banco en "L" de obra, que da un aire casual, y textiles de base natural. ¡Qué relaaaax!

El blanco de las paredes encaladas, el fucsia intenso de la buganvilla en flor, las fibras naturales, el mar en el horizonte... Este porche es la viva estampa de la esencia mediterránea. 

Un porche cubierto de cañizo pintado de blanco se convierte en el escenario ideal para este comedor fresco y acogedor diseñado por Marta Prats. Las sillas son de mimbre y hierro, con un diseño muy actual. Las lámparas de techo, de esparto, ponen la nota más campera.  

Una mesa de verano, una vajilla delicada, texturas y materiales naturales... No hay nada más placentero que disfrutar de una comida estival en la mejor compañía y con el azul del mar como telón de fondo. Bajo el cañizo, un comedor muy refrescante decorado por Blanca Tey. Las fibras vegetales están presentes en las sillas y las lámparas, y aportan calidez al conjunto.

Los tonos crudos y ocres con los que se ha decorado este comedor exterior armonizan de maravilla con el verde de las plantas y de la trepadora de la pared. El resultado es un espacio muy natural, perfecto para disfrutar de una comida relajada al aire libre. Las fibras vegetales están presentes en las butacas de mimbre y en la lámpara de techo.

De estilo rústico y con cubierta de madera, este porche de casa de campo decorado por Blanca Figueras destila un sabor muy rústico y natural. Los sillones de mimbre se han pintado de un luminoso color verde menta y resultan ligeros y actuales. Para la vajilla y los manteles se optó por una gama de tonos similares.

No hace falta que elijas el mimbre para los muebles de exterior ni para las lámparas del porche. Bastará con que lo incorpores al ambiente en forma de elemento auxiliar, como estos pufs de fibras que igual funcionan como asientos que se convierten en mesa de centro.

Un porche de estilo rústico con estructura de piedra, decorativos arcos y viguería de madera se convierte en el lugar perfecto para disfrutar de las sobremesas estivales. Además de los materiales naturales y del confort del espacio, las vistas al mar son un gran aliciente.

Un comedor de verano dispuesto en el porche junto a la piscina puede ser la excusa perfecta para “abusar” (y disfrutar) de las fibras vegetales. Elígelas para todos los elementos. Y es que elegir sillas de mimbre para el exterior, es un acierto. Y también emplearlas en hasta en las lámparas y los bajoplatos de la mesa. ¡Son una delicia!

Este espacio de exterior decorado por Mireia Pla aprovecha la sombra de la frondosa buganvilla para protegerse de los rayos del sol. Junto al sofá de bambú con cojines de lino, dos mesas de mimbre prácticas y decorativas. Por su resistencia, son perfectas para estar en el porche.  

La esencia del mediterráneo queda resumida en esta imagen: el mar en el horizonte, una frondosa buganvilla que colorea unas paredes encaladas en blanco, muebles de fibras y un porche para disfrutar del dolce far niente. Y es que esta casa está en la Ibiza más silvestre, abrazada por la naturaleza y a un paso de las playas de aguas de color turquesa. 

Esta casa, en la Menorca más rural, ofrece a sus propietarios, una pareja de británicos, la escapada soñada. Rodeada de naturaleza y con el mar siempre en el horizonte, los diferentes espacios exteriores se han organizado para hacer mucha vida al aire libre. Así, se destinó el gran comedor de verano bajo la pérgola, que en blanco y con techo de cañizo, deja pasar la brisa. 

Con unas guirnaldas tipo cortina y una enredadera, la interiorista Ingrid Berni ha creado un espacio acogedor y lleno de calidez en el exterior. Una de las claves es haber colocado estratégicamente el resto de iluminación: el suelo, la repisa de la ventana y hasta la mesa cuentan con pequeñas candelas que aportan un aire romántico al espacio.   

Poco necesitas para darle a tu terraza o porche el aspecto acogedor y encantador que tiene esta. Las guirnaldas de bombilla son un básico, y no te olvides tampoco de incluir unas lámparas que ofrezcan una iluminación ambiental, así como unas velas por aquí y por allá –siempre con precaución, por supuesto–.  

Coqueta, estilosa y sencilla, esta terraza nocturna es perfecta para disfrutar de los espectaculares atardeceres que nos brinda el verano. Gracias a las lámparas de fibras, la luz se cuela tamizada creando una atmósfera mágica que también potencian las velas. ¿Quieres copiar el look de este porche de IKEA? Lo hemos desgranado al detalle.       

Traslada el frescor del jardín a tu porche y deja que los árboles se mimeticen con él. Es lo que ha hecho Blanca Figueras en este comedor exterior que desprende serenidad gracias a la combinación de varios tonos de verdes en las sillas de mimbre, el mantel y los cojines.

¿Quieres que en tu porche se instale el verano de por vida? Ayúdate de cojines en color verde lima o verde inglés combinados con camel y terracota, pequeños complementos en turquesa, como una silla, vasos, jarras... Es lo que ha hecho en este agradable salón exterior Martina Klein, la modelo y CEO de la firma de decoración Lo de Manuela, de la mano del Estudio Lizarriturry Tuneu. Completa el look con piezas de fibra ¡y listo!

Aunque no conociéramos al detalle las máximas de la slow deco, viendo este porche seguro que lo etiquetaríamos, de inmediato, como slow deco. Y es que todo nos transmite calma y relax: el entorno agreste, los materiales naturales, su apertura al exterior y su respeto por su privilegiado paraje natural. 

Esta casa podría ser la estampa perfecta de la filosofía slow life. Todo ella es una invitación a la desaceleración. Empezando por su espectacular exterior, con un porche que parece fundirse con su entorno natural de excepción. Y es que esta casa está junto al río Tiétar, en Extremadura, y en medio de un frondoso bosque. 

Este salón de verano mantiene su carácter estival gracias a los sofás de fibra mientras que sus paredes de cristal prolongan su disfrute durante todo el año. Una idea fantástica para aquellas casas localizadas en lugares lluviosos. La interiorista Belén Ferrándiz  hizo posible este porche de interior al que ha sumado, al otro lado, el comedor.

Aunque la zona exterior de tu casa de campo o de vacaciones no sea muy grande, no dudes en instalar una piscina. Esta está a los pies del porche, dando lugar a los mejores momentos del verano: del sofá a la piscina, ¡y viceversa!

Si cuentas con un porche o una zona de pérgola, plantéate completarla con unas cortinas vaporosas o, como aquí, unos estores de esparto para protegerte del sol durante las horas de más insolación. Refrescarás este espacio y le darás más uso. 

Si no puedes disfrutar del agradable balanceo de la hamaca, no pienses que te has quedado sin opciones. Puedes optar por un columpio o por una silla colgante, hay de muchos tipos (con forma de caparazón, de balón o de cesta), tan solo tienes que elegir el que se adapte más a tu estilo.

Si tienes un viejo banco que ya no te gusta prueba a darle una mano de pintura a la tiza. Tendrá una imagen completamente renovada y debajo de un porche te asegurarás de que no se estropea. También hay pinturas para muebles de exterior si lo vas a tener a la intemperie.  

La amplitud de este porche rústico de esencia campestre permitió habilitar una completísima cocina de exterior, con una barbacoa para las comidas al aire libre y una gran encimera de mármol que integra el fregadero. 

Con permiso del mar, en el horizonte, la buganvilla es la protagonista de este porche, vistiendo con sus coloristas floras fucsia este estar de verano. 

1, 2, 3... relax. Y es que este porche es la estampa del dolce far niente. Sus confortables sofás de cuerda se han completado con dos sillas colgantes de fibras, perfectas para una siesta veraniega al fresco.