Mesas de comedor

Algunas comunidades cuenta con ayudas para la rehabilitación de viviendas antiguas y por llevar a cabo reformas que hagan las casas más eficientes. Esa ayuda puede suponer un ahorro en la reforma así que infórmate.

Para poder disfrutar de su salón de exterior 4 estaciones, se planificó un gran cerramiento que protege del frío y de la lluvia la terraza. "La cubierta del cerramiento es de policarbonato: aísla y deja pasar la luz, pero no el calor. Es practicable y se puede abrir casi por completo en verano, igual que el cierre perimetral de puertas replegables", explica la interiorista.

"Nos apetecía mezclar, combinar piezas de diferentes materiales y estilos sin miedo para dar al comedor un toque ecléctico. Por eso combinamos una mesa de teca que da calidez, con sillas de fibras y estructura metálica". Y como en verano las comidas con amigos son para compartirlas relajadamente, la decoradora equipó la mesa con un banco, que es muy capaz e informal. 

La primera actuación que hizo la decoradora fue abrir la cocina y tratar la zona de día resultante como una sola pieza, pero donde cada ambiente tuviera delimitado su espacio. "La clave para lograrlo ha sido la isla de la cocina, porque alrededor de ella he articulado todo el espacio", resume Pia. De hecho, la isla integra también el comedor, con una mesa que la decoradora ha elegido de su misma proporción para que el espacio se vea más equilibrado. 

Si tu espacio exterior es pequeño tendrás que decidir si quieres decorarlo como un salón al aire libre o un comedor con los muebles apropiados. Hay una opción intermedia que hará que prolongues con comodidad las sobremesas o uses las sillas como sillones: una mesa alta y estrecha que deje más sitio para sillas con reposabrazos y confortables en las que pasar un buen rato leyendo.

Si quieres que el comedor de la terraza o patio parezca más amplio y espacioso, opta por sillas sin brazos, taburetes o bancos como asientos para colocar alrededor de la mesa. Son más ligeros visualmente. ¿Otra ventaja de los bancos? Al ser un asiento corrido se pueden sentar más personas juntas que en sillas, en caso necesario.

¡No renuncies a ella! Es una de las estrellas de los espacios exteriores. Hay diseños  de barbacoa portátil que se colocan sobre una mesa o un pie, otros modelos de pie pequeños (como esta redonda que ameniza las comidas en esta terraza), incluso, planchas eléctricas que te darán mucho juego para cocinar al aire libre.

Un diseño de cristal es perfecto en una terraza pequeña para ganar sensación de amplitud y profundidad. Los límites existen pero se desdibujan y, aunque pierdes algo de privacidad, ganas metros.

Un único espacio amplio en vez de tres microespacios. Con esta idea se ha planificado este salón abierto al comedor y a la cocina. ¿El resultado? Un salón que, aun siendo pequeño, parece mucho más amplio porque la visión es nítida hasta la cocina. De hecho, se ha aprovechado el mobiliario para separar las diferentes zonas: la trasera del sofá y los muebles de la cocina. 

Pintar una pared del salón de un color de contraste, como en este caso, es un recurso tan práctico como decorativo. Da color, pero sin resultar excesivo, y además enmarca visualmente el comedor, un recurso muy práctico en salones que comparten espacio con el comedor. 

En los porches queda muy decorativo y da mucho encanto enmarcarlos con plantas trepadoras, como se ha hecho aquí con dos buganvillas. A medida que crezcan darán un efecto de cascada en flor muy atractivo y agradable. 

Las buganvillas son una muy buena opción para confeccionar una cubierta vegetal de una pérgola, porque si bien durante los meses de calor son muy frondosas gracias a su colorista y abundante floración, durante los meses más fríos pierden las hojas, por lo que puedes disfrutar del sol cuando más se agradece y de sombra cuando el calor aprieta.

Aunque las buganvillas son un arbusto trepador, conviene fijar las ramas con alambres durante el crecimiento si queremos que se sostenga en vertical, como en este porche donde se busca que la buganvilla cubra el techo de la pérgola desde el interior.  

En jardines con gran dominio de verde, como aquí, la buganvilla dará un toque de color muy atractivo regalando alegría y vitalidad al exterior gracias a su frondosa y abundante floración. 

Aunque el fucsia es el color al que más nos tiene acostumbrada la buganvilla, esta trepadora presenta múltiples colores, desde el naranja, el rojo o el amarillo hasta el blanco. Aquí, por ejemplo, se han combinado dos buganvillas de dos tonalidades diferentes.  

Las buganvillas son una opción muy habitual para cubrir pérgolas y disfrutar así de una cubierta verde que, en verano, se tiñe de color. Una cosa a su favor es que es una trepadora de crecimiento relativamente rápido: con buenos cuidados puede llegar a crecer cada año, de media, medio metro. 

La buganvilla es una trepadora rústica, porque necesita poca agua y pocas necesidades de suelo rico en nutrientes. Pero su principal enemigo es el frío y las heladas. Por lo que en invierno, en climas muy fríos, es mejor protegerla con una manta térmica. Solo así te asegurarás que sobreviva el invierno y puedas disfrutar de sus colores en verano, como en este comedor de exterior. 

La cocina se respetó la original, pero se llevó el gris de la pared del salón hasta el comedor, para integrar visualmente ambos espacios, cuya continuidad "rompe" la escalera. Y el comedor se planificó con la medida justa para caber los cuatro, porque los propietarios "son más de comer en familia con los niños que de recibir en casa". 

Este dúplex no es grande –cada planta cuenta con 50 m²– pero tras la reforma y la reorganización de los espacios, parece haber multiplicado sus metros. La terraza, que es más grande que el propio salón, contribuye a que la zona de día se vea enorme, ya que los límites entre interior y exterior se difuminan, sobre todo cuando empieza a hacer buen tiempo. 

A este céntrico piso de Madrid la reforma no pudo sentarle mejor. No solo ganó en luz y en amplitud –la zona de día se planificó totalmente abierta–, sino que ganó una segunda planta. Y eso que cuando lo compraron les preocupaban los techos demasiado bajos... La sorpresa fue cuando bajo la escayola se ocultaban estos techos altísimos. 

La cocina, por petición expresa del propietario, debía ser abierta. Un gran acierto porque ahora, mientras cocinas, tienes vistas despejadas hasta la terraza, que siendo pequeñita, se ha aprovechado con plantas y un coqueto rincón para comidas en petit comité. 

Al abrir la cocina a la zona de día se replanteó por completo el espacio, que ahora disfruta de vistas despejadas al jardín. "Incluimos una barra multiusos que nos funciona muy bien para separarla del comedor, a la vez que ofrece espacio de almacén, es una cómoda zona de desayunos y un práctico pasaplatos". ¡Todo en uno! 

Cuando la cocina es tan abierta como esta, la mejor manera de diferenciarla del resto es con dos suelos distintos: uno en la zona de estar y otro en la cocina. Aquí, combinación de la madera con el hidráico separa y da personalidad a la cocina.

¿La clave? Las soluciones para guardar "ocultas" en los diferentes espacios de la casa. Prueba de ello es el comedor diseñado por Irene Subirana, cuya pared de armarios hasta el techo integra desde la nevera o la despensa hasta la vajilla y el menaje. Te invitamos a que descubras el resto de soluciones. 

Esta casa no va sobrada de metros, pero lo compensa con un extra de calidez y buen feeling. De hecho, quién entra... ¡no quiere irse!— explica la propietaria. Y todo es gracias a la decoradora y estilista de El Mueble Sol Van Dorssen, que se hizo cargo de la decoración para que respirara un look acogedor y envolvente. Esta cocina alineada con el comedor es buena prueba de ello.

La tendencia raw encaja con cualquier estilo decorativo. De hecho, a la decoradora Natalia Zubizarreta le gusta mucho mezclarlo con piezas actuales: "Poner un cerramiento acristalado moderno, por ejemplo, y una mesa de estilo raw, me encanta. Lo que hace el raw es equilibrar, evita que el espacio se vea demasiado frío. Le da mucha calidez".

El estilo raw ama la madera por encima de todos los materiales. Pero ojo, nada de piezas de madera de superficies perfectas y brillantes con varias capas de barniz, sino la madera en bruto y sin pulir, que no esconde sus defectos. Las texturas ásperas, agrietadas, desiguales son sus mejores atributos. 

Esta pequeña cocina abierta ni siquiera parece una cocina. El espejo en la zona superior, enmarcado con estanterías doradas a cada lado, multiplica el espacio. Su inmaculado blanco ayuda con la amplitud y, finalmente, las molduras consiguen ese toque chic y un poco clásico. Mira el resto de esta reforma de Miriam Barrios.

Las sillas clásicas tapizadas o de madera son una eleccioón que no pasa de moda. Lo más importante es que sean cómodas y fáciles de mover. A veces también combinamos sillas distintas. El secreto para que encajen es que, aunque no sean iguales, compartan el mismo estilo.

A Carlota le encanta recibir en casa, ya sea a sus hijos cuando vienen de vista a Barcelona, o a amigos. Por eso se diseñó una mesa cuadrada muy capaz en la que caben, cómodamente, 8 personas. Y, ante tanto blanco, la completó con sillas de fibras, que le dan el toque cálido junto al suelo de madera. 

El mueble del recibidor no solo abastece la entrada (puedes verlo bien al final, en el plano), sino que por el lado del salón sirve de respaldo del banco del comedor. Precisamente el banco en "L" ha permitido a Marta ganar más plazas de asiento en menos espacio, "porque pierdes menos profundad con un banco que con unas sillas".

Como ocurre en prácticamente toda la casa, la zona del comedor brilla con luz propia gracias a ese toque rústico tan bonito y atemporal que tiene.

Esta cocina está pensada para pasar desapercibida y ser un mueble más del comedor, de ahí la pared de espejos y la original estantería de madera. La decoradora Miriam Barrio proyectó una mini isla que, además de ampliar la superficie de trabajo, sirve de separación con el comedor. 

Aprovechar la isla o, en este caso, la península para separar visualmente la cocina del comedor es un recurso muy habitual en cocinas pequeñas y abiertas. Para aprovechar al máximo el espacio de almacenaje la isla se ha equipado con armarios por las dos caras. 

Esta cocina es un dos en uno: cocina y comedor. Y es que la isla central no solo reúne la zona de cocción y espacio para guardar, sino que se ha adosado a ella el comedor, con una mesa alta a modo de barra. 

Que una cocina sea pequeña no significa que tenga que ser sí o sí blanca. Esta, proyectada por la decoradora Meritxell Ribé demuestra que el color puede favorecer, y mucho, a una cocina, incluso si cuenta con poca luz natural. Aquí, además, se ha dado protagonismo a la isla, que reúne zona cocción y agua, y para ganar el máximo de almacenaje se ha renunciado a zona de barra.

Esta cocina creció, literalmente, cuando la decoradora Mireia Torruella la abrió a la zona de día. Aunque surgió un problema: la columna, que la interiorista salvó integrándolo en la isla. Para aprovechar al máximo el espacio, se planificaron armarios a ambos lados de la isla y la encimera se prolongó para ganar una mini barra.