Este otoño, como el pasado, y posiblemente el que viene las cortinas blancas son un must porque no pasan de moda. "Además de bonitas, consiguen un efecto de frescor y de amplitud de espacio", nos dicen desde Gancedo. ¡Y no les falta razón! Además, permiten combinarlas con textiles de otros colores y estampados.
En este salón comedor, Sylvia Preslar colocó un cortinero del mismo ancho que la cornisa de escayola. De él penden unas cortinas de seda natural con muletón que le dan cuerpo.