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Un exterior maravilloso

 Los alrededores de esta casa son espléndidos, con prados extensos y montañas en el horizonte. La propietaria vio enseguida que merecía la pena convertirlo en una vivienda.

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Disfrutando del porche

 Es en el porche donde la familia más disfruta de la espléndida ubicación de la casa, envuelta de verde.

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Comedor de verano

El pavimento es una composición de piezas de piedra arenisca de tamaños distintos. La cubierta de madera es impresionante, un minucioso trabajo artesanal, y en ella destacan dos vigas maestras en forma de arco.

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La entrada

 Una zona de recibidor con un banco descalzador de madera tallada, originario del Ampurdán, en Cataluña.

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Salón

 La estancia principal de la casa es un espacio en buena parte de doble altura, que incluye una amplia zona de estar con chimenea -¡no podía faltar!-, el comedor y una zona de recibidor.

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Cambiar y sentir

Este atrio cubierto es el corazón de la casa, donde se resume la filosofía del proyecto: una vivienda creada para que una familia disfrute de sus vacaciones, muy abierta, muy relacionada.

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Mezcla de tradición y modernidad

El comedor queda en una zona recogida bajo el nivel de los dormitorios y junto a la cocina. En él conviven dos vitrinas gemelas de madera y cristal adquiridas en un desembalaje en Francia, con un bufet de dos puertas en las que aún se aprecian restos de un emblema familiar, con patas talladas y decoradas, y bisagras de hierro.

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Comer bajo las vigas

 También aquí la viguería resulta imponente. Bajo su cobijo, la familia disfruta de los manjares de esta tierra.

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El baño, en madera de castaño

 La calidez de la madera de castaño otorga una innegable personalidad al baño. Este apreciado árbol es frecuente en tierras cántabras.

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Reaprovechando

 “Quise darle la misma línea decorativa que al resto de las estancias de la casa –señala Marian–. Por eso los materiales y los colores son los mismos. Para el tocador, recuperé una mesa panera con arcón que había formado parte del mobiliario de un antiguo horno de panadería”.

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Reutilizando rincones

 Bajo la escalera que lleva a los dormitorios se instaló una zona de despacho, con una mesa y una silla procedentes de una vieja escuela.

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Dormitorio de invitados

 Disfruta del aire íntimo que transmite el techo abuhardillado forrado de madera.

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Dormitorio principal

Culmina el perfecto maridaje entre piedra y madera que recorre todas las estancias.

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Comodidad de la cabeza a los pies

 “El suelo, aquí y en toda la casa, es de castaño macizo, tratado con cera y aceite de linaza”, señala Marian. El barnizado es completamente ecológico y da un toque cálido.

Érase una decoradora a la que le gustaba mucho el campo y el monte. Un día, en uno de sus paseos por sus lugares favoritos dio con una construcción vieja, un establo, o invernal como se les llama por aquí, y pensó que sería el punto de partida ideal para levantar una casa.

Materiales naturales

Piedra, mucha piedra, también ladrillo y montones de metros cuadrados de madera de castaño hicieron falta para hacer realidad, y habitable, este sueño de nuestra protagonista de nombre Marian. Y además de estos materiales, todos sacados de las entrañas y los bosques de esta tierra, también fue necesario un plan arquitectónico inspirado en las casas del entorno.

Estructura robusta

El porche es la perfecta introducción de la historia, pensado para atrapar el sol sin dejar escapar un solo rayo. Pero avancemos. La entrada, bien protegida del frío, da paso al gran salón, el centro de la casa, con doble altura, una chimenea en la que caben varias personas dentro. ¡Dan ganas de quedarse aquí el resto de la vida!. Su esencia está en los muros de piedra, en su altura vertiginosa, en la barandilla del primer piso que lo rodea, en las rotundas vigas de madera, en la solidez del suelo. ¡Nos encantan las casas rústicas!

El corazón de la casa

Es un espacio al que Marian consiguió dar vida calentado por el fuego. En torno a este corazón central giran los demás ambientes. Una pequeña zona de escritorio y el comedor, abierto a su vez a la cocina. Y, en el piso superior, baños y dormitorios, asomados también al gran salón y con balcones mirando a las montañas. La presencia protectora de la piedra y la madera maciza de castaño en los suelos ayudan a crear un ambiente de refugio para relajarse los largos días de invierno.

Un cuento de hadas

En este precioso cuento con final feliz no sólo hay una sino varias moralejas que nos pueden servir a todos: Los sueños pueden hacerse realidad, ya que de un establo puede sacarse una esplendorosa vivienda. Aprovecha la majestuosidad y elemento de la naturaleza para crear un entorno mágico, lo más acertado es prescindir de lo superfluo y apostar por los elementos más básicos.

Un mobiliario sencillo y práctico, las piezas necesarias para una vida confortable y cómoda. Tapicerías claras y muy naturales. Y tras la moraleja, ya se sabe, nuestra protagonista fue feliz y comió perdices en el lugar de sus sueños.