Una casita moderna y rústica en la montaña para huir del verano y el calor

La zona de día es, sin duda, uno de los grandes aciertos de la reforma. Todo gira en torno al salón, un espacio amplio y acogedor donde la madera natural, la piedra de Llívia y el microcemento se combinan con total armonía. “Son los tres materiales principales del proyecto, están presentes en cada estancia y generan una riqueza visual que cohesiona toda la casa”, apunta Damián Rivas, arquitecto responsable de la obra.

Las paredes, pintadas en un tono gris suave, refuerzan esa sensación de calma que se respira en el ambiente. “Queríamos que fuera una casa apacible, cálida y bien conectada con el entorno”, añade.

El equipo de ALTO Interiorismo, encargado de todo el diseño interior, supo sacar partido a cada rincón de los 272 metros cuadrados de la vivienda. “En el salón, aprovechamos el gran ventanal para diseñar una bancada de madera corrida, que sirve como asiento extra y zona de lectura con vistas panorámicas al valle”, explican. El mobiliario, de líneas depuradas, se eligió en tonos neutros para no restar protagonismo al paisaje. Todo está pensado para disfrutar del entorno, también desde dentro.

En esta casa, cada rincón se ha pensado con criterio. Y eso se nota especialmente en la zona de estar, donde la funcionalidad no está reñida con el diseño. Junto la zona de estar, también se ha dado paso a un pequeño rincón de trabajo integrado con mucho acierto. “La parte trasera de uno de los sofás se convirtió en zona de estudio, con un escritorio a medida que mantiene la continuidad visual del espacio”, explican desde ALTO Interiorismo.

La clave ha sido aprovechar al máximo la arquitectura original, como el techo a dos aguas, bajo el que se diseñó una gran estantería hecha a medida. Su silueta escalonada acompaña la pendiente de la cubierta y crea un fondo decorativo perfecto para el comedor, situado justo delante y completamente abierto al salón. Una solución elegante y práctica que ordena el espacio sin cerrarlo.

El comedor comparte espacio con el salón, pero se distingue gracias a una moderna chimenea de leña que marca la transición entre ambas zonas. “El acero consigue dar ese matiz de actualidad que buscábamos”, explican desde ALTO Interiorismo. Este material no solo protagoniza la estructura de la chimenea: también se integra en la gran estantería hecha a medida y en la espectacular lámpara suspendida que corona la mesa del comedor.

El diseño escultórico de la lámpara se completa con un mesa con originales patas de acero, a juego, que contrastan con la calidez de la madera del sobre. El conjunto respira modernidad, pero sin renunciar al alma rústica de la casa. Todo encaja de forma orgánica gracias a esa base común de materiales nobles -madera, piedra de Llívia y microcemento- que unifican los ambientes y llenan la casa de carácter.

También en la cocina, el acero tiene su protagonismo. En este caso, lo vemos en el cerramiento acristalado con perfilería negra que permite independizar el espacio sin perder la conexión visual con el resto de la zona de día. Al otro lado, se esconde una cocina tan práctica como elegante, completamente revestida en madera para integrarse con naturalidad en el conjunto.

“¿Un secreto? La placa vitrocerámica está oculta tras dos puertas correderas de madera”, nos cuentan desde el estudio de interiorismo. Una solución ingeniosa que permite mantener la armonía visual cuando no se está cocinando y que refuerza la estética limpia, cálida y sofisticada del ambiente. La cocina se mimetiza así con el mobiliario del resto de la casa y demuestra que aquí, el diseño está pensado hasta el último detalle.

En los dormitorios, el gris suave de las paredes actúa como hilo conductor. Un tono que aporta calma y combina con los materiales naturales presentes en toda la casa. “Diseñamos un mismo cabecero corrido a medida para la habitación de dos camas”, explican desde el estudio. Un diseño sencillo, funcional y muy resultón que se revistió con papel pintado para sumar textura y calidez.

El resultado es un dormitorio compartido con espíritu sereno y acogedor, donde cada detalle, desde la elección de las lámparas de lectura hasta la ropa de cama en tonos empolvados, contribuye a crear un espacio pensado para el descanso de los más pequeños (o no tan pequeños) de la casa.

En el dormitorio principal, cada centímetro cuenta. “Diseñamos un medio murete con cristal en la parte superior. En ambos lados tiene hornacinas para tener un extra de almacenaje”, explican desde el estudio. Esta solución, tan estética como práctica, permite que la luz natural llegue hasta la zona de vestidor y el baño, situados justo detrás.

"La distribución del espacio debe resultar cómoda y aprovechar los puntos fuertes de la planta, como la entrada de luz. En este dormitorio, la solución de un cabecero exento con cristalera permite separar sin restar luminosidad. Así se crea una zona de vestidor sin perder amplitud visual", nos cuentan.

¿Y aún había espacio para más? Sí. En uno de los laterales se habilitó una pequeña zona de escritorio, perfecta como rincón de lectura o teletrabajo. El equilibrio entre funcionalidad y calidez se mantiene en todo el conjunto, gracias a los tonos neutros, los textiles naturales y los guiños en madera que conectan con el resto de la casa.

El baño principal, abierto tras el vestidor, sigue la misma línea serena y natural del dormitorio. “Diseñamos un mueble de obra con un cajón y una balda de madera que aporta ese toque cálido y artesanal que buscábamos”, explican. La estructura del mueble continúa con una repisa corrida que resulta muy práctica: sirve para apoyar objetos de aseo y, a la vez, acoge el inodoro suspendido, perfectamente integrado.

La ducha, con hornacina integrada de obra, se ubicó al lado del ventanal para disfrutar de la luz natural. Está completamente acristalada y se funde visualmente con el entorno, sin obstaculizar las vistas. Todo ello, bajo un techo inclinado de vigas de madera que refuerza la sensación de refugio y aporta ese encanto tan propio de las casas en La Cerdaña.

El segundo baño de la casa mantiene el mismo lenguaje cálido y funcional, pero con un aire más neutro y luminoso. “También aquí diseñamos un mueble de lavabo de obra, esta vez en un tono más claro, con acabado beige, que da aún más sensación de amplitud y calma”, explican. Al igual que en el baño principal, se incorporaron cajones y una balda de madera, perfectos para guardar y tener todo en orden.

La encimera incluye una superficie lisa muy cómoda para dejar objetos de uso diario, sin renunciar a la estética. El techo es de madera vista y un ventanal deja pasar la luz natural, lo que refuerza la sensación de baño bien pensado y lleno de encanto.