Olga Gil-Vernet, estilista: "Aunque quieras modernizar un recibidor rústico, no tires los muebles antiguos"

Uno de los grandes errores al decorar un recibidor rústico es aferrarse a esos espejos pesados, de marcos recargados, que restan ligereza y actualizan mal. "Si tienes un espejo con un marco muy tallado, prueba a cambiarlo por uno de forma redondeada o con un marco sencillo de madera natural. Aporta ligereza visual y un aire mucho más actual", explica Olga. ¿Y por qué redondeado? Porque las líneas curvas suavizan los espacios, los hacen menos rígidos y aportan ese toque contemporáneo que tanto nos atrae. Además, los acabados en madera clara o sin tratar se integran mejor en un recibidor donde el protagonismo debe estar en lo natural, no en lo excesivo.

Aquí es donde el recibidor puede ganar presencia sin perder su esencia. "La iluminación es clave en un recibidor. Sustituir una lámpara antigua por una de ratán minimalista o un aplique de cerámica mate da un contraste moderno sin perder el toque rústico", asegura Olga. Los materiales naturales, como el ratán o la cerámica, funcionan casi como un hilo conductor entre lo rústico y lo moderno. Un aplique de cerámica blanca con formas orgánicas o una lámpara de techo en ratán trenzado aportan textura, calidez y esa sofisticación discreta que evita caer en lo obvio.

Un banco puede ser la clave para ganar funcionalidad y estilo a partes iguales. "Un banco de mimbre o de madera clara, sin tallas ni ornamentación, combinado con un cojín neutro o de lino lavado, consigue suavizar el conjunto y darle un aire más actual", recomienda Olga. Aquí, lo importante es jugar con las proporciones: un asiento bajo y alargado ayuda a ampliar visualmente el espacio y lo convierte en un punto de apoyo útil para calzarse o dejar el bolso. Además, el cojín en lino aporta textura sin competir con el resto de elementos.

Un recibidor no solo debe ser bonito, también debe ser práctico. "El orden es fundamental en un recibidor. Incorporar cestas de yute o seagrass  no solo ayuda a organizar, sino que también aporta textura y mantiene ese aire natural, pero de una forma más limpia", indica Olga. Un sitio ideal para almacenar cestos sin que molesten es en las baldas inferiores de las consolas, como vemos en esta imagen. Si no tiene baldas, puedes poner cestos grandes en el suelo: crear una sensación de orden casual, nada forzado.

Un error habitual en los recibidores rústicos es mantener el mismo tono oscuro o saturado en las paredes. "Para actualizar las paredes sin perder calidez, apuesta por tonos como el arena, el verde salvia o el blanco roto. Son colores que siguen siendo naturales, pero mucho más frescos", aconseja la interiorista. Esos tonos suaves amplían visualmente el espacio, permiten jugar más con los accesorios y crean un fondo neutro que destaca los elementos decorativos sin eclipsarlos.

¿Quién dijo que un recibidor rústico no puede tener arte contemporáneo? "Una ilustración enmarcada, una foto en blanco y negro o una lámina de plantas en estilo actual pueden dar ese toque fresco y elegante que rompe con lo rústico sin desentonar", apunta Olga. Aquí, la elección del marco es clave: negro mate o madera clara, con paspartú y siempre con líneas rectas y limpias para no recargar el conjunto. Y si la obra incluye un toque de verde o tierra, mejor que mejor: así se integra sin perder coherencia.

Las alfombras en los recibidores rústicos pueden ser un arma de doble filo. "Si tienes una alfombra recargada o demasiado oscura, cámbiala por una de textura natural y diseño sencillo. El yute o la lana en tonos claros funcionan muy bien porque siguen siendo cálidos, pero más ligeros visualmente", comenta. Y si el recibidor es estrecho, opta por un modelo alargado, que guía la vista y alarga el espacio.

"No se trata de eliminar lo antiguo, sino de equilibrarlo. Un perchero de forja, una consola recuperada, un banco con encanto o una vasija de barro antigua pueden mantenerse si se integran con otros elementos más suaves y modernos", señala Olga. La clave está en elegir piezas con carácter y no recargar. Un perchero de forja con líneas sencillas, una consola antigua repintada en blanco roto o, como vemos en la foto, un banco con encanto.  Éste se ha actualizado con cojines con estampados de florecillas, de tal manera que la pieza aporta historia, pero no satura ni resulta abigarrado.

Las plantas siempre funcionan y en un recibidor, un jarrón sencillo con eucalipto o ramas verdes aporta frescura y movimiento sin recargar el conjunto", recomienda. El truco está en mantenerlo simple: un jarrón alto de cerámica mate con un par de ramas largas y frondosas. Nada más. Y si el recibidor es pequeño, mejor optar por una sola rama alta que aporte verticalidad.

Aquí, menos es más. "Incorporar un toque metálico en manillas, lámparas o marcos da un punto sofisticado que contrasta con la rusticidad. Pero cuidado, que no sea excesivo. Solo un par de detalles estratégicos son suficientes para marcar la diferencia", concluye Olga. Un espejo con marco en negro mate o una lámpara de acero, hierro o latón envejecido en su estructura, pueden ser ese punto de contraste que moderniza el conjunto sin perder la esencia rústica.