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Una cabaña para disfrutar en familia

Los tres niños de esta familia tienen siete, cinco y tres añitos cada uno. “Esta casa es perfecta para mirar las cosas con ojos de niño”, comenta Claudia, la propietaria y autora de 'Descubriendo a Matías', un libro con claves para que las familias vivan tranquilas. Aquí se escapan cada vez que pueden. En la foto, sofá de Latelié de Miki Beumala. Las dos mesitas de centro son de Materia. Los cojines grandes amarillos son de Cado. El taburete es de La Maison.

2.

La reformaron con ayuda de una amiga arquitecta

 Llegaron a la casita casi por casualidad, pero tuvieron que reformarla entera. “Queríamos un espacio familiar, donde vinieran amigos y disfrutar, aunque sin ser nada ostentosos”. Su amiga la arquitecta Mar Marcos les ayudó con la reforma. Los cojines blancos de rayas azul antiguo son de Materia. La manta blanca es de Cabinet. La alfombra de sisal es procede de Francisco Cumellas.

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Junto a la chimenea, hicieron un banco que sirve para guardar

El banco continúa hasta la mesa de comedor y así aprovechan cada centímetro. El cuadro es de Cado. La sillita de loneta y la lámpara de sobremesa (junto a la chimenea) son de La Maison.

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¿El truco para que parezca más grande?

“Tracé una línea imaginaria, desde donde está la chimenea. Decidí que todo lo de la derecha iba a ser el salón y lo de la izquierda iba a ser cocina-comedor", explica la arquitecta. Los bancos con almacén debajo son una de sus grandes soluciones. Las dos colchonetas grises en los bancos del comedor son de Miki Beumala. La mesa de comedor es diseño de la arquitecta Mar Marcos.

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Un cuarto de invitados secreto

Robaron metros al garaje. Detrás de la cocina, con unas correderas, se esconde un cuarto de invitados.

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Las puertas se abren y es un cuarto de invitados

 Abiertas las puertas correderas, queda un salón más amplio con una cama de invitados con cojines. Cierras o abres según necesites. Los dos caminos son de La Maison. Toda la vajilla procede de Zara Home. El cesto rústico y los boles son de Muy Mucho.  

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La arquitecta y la propietaria

 Mar Marcos y Claudia Bruna, amigas desde el colegio.

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Un domitorio con colores suaves

“Además, pintamos toda la madera de pino con esta pátina que parece un decapado y le da un aspecto nórdico”. El cabezal fue diseñado por Mar Marcos y realizado por Fusteria Jorvi. Las cortinas de lino son de Filocolore. Los marcos son de Materia.

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Hacia el baño

 La manta y el plaid mostaza proceden de Materia. El plaid de punto proviene de La Maison. Los dos cestos del baño son de Muy Mucho. El baño es de Neocerámica. La pica es de Verona.

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El dormitorio de los niños

Está arriba y tiene literas. Todo se hizo a tono con la casa, decapado, como si tuviera una pátina.

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Un jardín para disfrutar

 Las hamacas y la mesita auxiliar antigua son de Teodora. El banco y los cojines de flores y a rayas son de la Maison. El cesto es de Muy Mucho.

“Claudia y yo íbamos al colegio juntas. Somos amigas desde pequeñas”, nos cuenta la arquitecta Mar Marcos. “La casa estaba muy mal aprovechada. En el salón no cabía nada, así que mi premisa fue conseguir un espacio más amplio, sin renunciar a una mesa grande, ni a un sofá grande, puesto que ellos son muy familiares y les apetecía una casa para compartir”.

Una línea imaginaria

¿Cómo lo hizo la arquitecta aprovechar bien el espacio? “Tracé una línea imaginaria, desde donde está la chimenea. Decidí que todo lo de la derecha iba a ser el salón y lo de la izquierda iba a ser cocina-comedor. Así conseguí montar la cocina, unida al comedor, y con los bancos, uno de ellos unido hasta la chimenea, y la mesa que es muy grande, ¡aprovechar cada centímetro!, pero sin dar sensación de comerse el espacio”. ¡Bien pensado!

Con todos los muebles a medida que vemos, aprovecharon cada centímetro. “Ahora, en una casita de 90 metros pueden dormir hasta nueve personas”.

Y como es un lugar donde compartir, la casa se pensó para que hijos y padres pudieran estar cada uno cómodamente con sus amigos. Hay espacio de niños arriba y espacio de adultos, abajo. "Como el techo es muy bajito, las literas las hicimos también muy bajitas, ¡pero nadie se ha dado aún ni un coscorrón! Y tienen hasta su rinconcito de lectura".

¡Un último truco! “El dormitorio de la pareja está en planta baja. De día, el baño queda abierto para todo el mundo, pero de noche pueden cerrar las puertas correderas y queda en suite”. En esta cabañita, todo encaja.