“En el salón, las paredes son de un gris piedra muy suave, que reforzamos con textiles un poco más oscuros, en el tapizado del sofá y cojines. Para contrarrestar la posible frialdad, pusimos madera. En las mesas, el espejo, o en la estantería. Así también aportamos el punto clásico, frente a la modernidad del estilo nórdico, y queda atemporal”.
Mesita junto al sofá y portaflores de la mesa de centro, de Mercader de Venecia. Plaid, de Materia. Alfombra nórdica 100% de lana, de Mardalba.