La casa está por debajo del nivel de la calle, lo que crea aún más esa sensación de cabañita escondida. Al ser, sobre todo, una casita de veraneo, la decoradora Gabriela Conde, responsable de la reforma, instaló una ducha en el exterior para poder limpiarse la arena de la playa antes de entrar en casa. Además, es habitual que las hijas de la propietaria, Clara y Amelia, la usen como ducha al fresco para descongestionar el único baño de la casa.