Dependerá del efecto deseado. Si quieres reactivarte o sacudirte el sueño, una ducha fresquita es lo mejor. No significa que esté helada (tampoco sería bueno) sino a una temperatura que oscile entre los 24º y los 30º Centígrados. Por el contrario, si quieres relajarte, el agua caliente (a unos 38º) es muy conveniente. Igual que con el agua helada, no te duches con agua muy caliente porque suele hacer estragos con la piel: la seca y la irrita.
Mobiliario diseñado por Luderna; tiradores, en Etsy; lavamanos, de Roca; grifería, de Grohe; espejo, en Maisonds du Monde y papel pintado, en La Maison.