Limpieza

Cómo limpiar la piscina de forma ecológica

Todos soñamos con tener una, pero no nos acordamos de que hay que mantenerla. Estos métodos son los más respetuosos contigo y el medio ambiente

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Si quieres mantener tu piscina libre de químicos y evitar la irritación de los ojos y la piel tienes varias opciones más allá del cloro. Hay alternativas mucho más saludables tanto para tu familia como para contribuir a cuidar el medio ambiente. Además de las plantas que purifican el agua, típicas en las piscinas naturales, existen dos opciones: la cloración salina y el oxígeno activo. Ambos funcionan a la perfección para desinfectar y limpiar el agua de la piscina.

Cómo limpiar el agua de la piscina de forma ecológica

La cloración salina

Consiste en tratar el agua con eléctrolisis. Un sistema de desinfección ecológico, natural y más seguro. ¿Cómo? Este proceso “aprovecha el cloro natural que está presente en la sal común”, explican desde Leroy Merlin. Estas piscinas con agua salada emplean, además, de sal, cloradores salinos. Este aparato aprovecha la sal para generar hipoclorito de sodio en forma de gas y lo desinfecta. Aunque el agua está salada, no tiene nada que ver con la del mar. “En realidad, la concentración es tan baja que resulta prácticamente inapreciable. Es mucho menor que la que existe en el agua del mar (menos de un 10 %) por lo que no reseca la piel ni el cabello, ni irrita los ojos”, aclaran en Leroy Merlin. Al principio de la temporada hay que añadir la sal, “una cantidad aproximada de 5 kg/m3. Cuando la sal se haya disuelto, ya puede funcionar el sistema.

Ventajas de utilizar sal para limpiar la piscina

  • Aunque la inversión inicial puede ser elevada –mayor cuanta más capacidad tenga la piscina–, ya que es necesario instalar el clorador salino y adquirir la sal común–, a la larga será rentable y el coste del mantenimiento mucho menor.
  • Es un tratamiento válido para cualquier tipo de piscina, ya sea de gresite o poliéster. Sirve, incluso, para limpiar piscinas desmontables, de liner. Para ello, existen cloradores salinos para la capacidad de cada piscina. Elige uno que se adapte a la capacidad de la piscina para no tener un gasto innecesario ni quedarte corto.
  • El agua salada no daña ni el suelo que rodea la piscina ni el césped, ni las plantas que pueda haber en el jardín. La concentración de sal es tan baja que la vegetación no se ve afectada.
  • Es mejor para los usuarios, ya que no provoca ni irritación ni picor en los ojos ni tampoco en la piel. “El agua de la piscina no deja residuos químicos y, como apenas contiene sal, tampoco resulta irritante”, explican desde Leroy Merlin.
  • Se evita el olor a químico del cloro.
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El oxígeno activo

Es un oxidante (peróxido de hidrógeno) que, en contacto con el agua, libera un oxígeno que se combina con la materia orgánica, destruyéndola sin generar residuos. Al diferencia del cloro, no irrita la piel ni los ojos, no huele, ni reseca el pelo. Mantiene las avispas fuera del agua y es compatible con depuradoras de piscinas de cloro. Su gran ventaja es que funciona igual de bien en piscinas cubiertas –para donde está especialmente recomendado, ya que se evitan los vapores del cloro–, como al aire libre.

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El mejor momento para su aplicación es “al final del día, cuando hace menos calor, ya que se evapora fácilmente. De hecho, los días de temperaturas muy altas deberás incrementar la dosis que echas en la piscina”, explican desde Leroy Merlin. Si usas pastillas, hay que echar una de 20 gr por cada 5 m3 de agua, aunque dependiendo de la marca tendrás que “hacer aportes diarios o cada dos o tres días. Si utilizas oxígeno activo en líquido, el aporte es semanal”, añaden –, con o en formato líquido.

Cómo limpiar una piscina: mantenimiento frecuente

Elijas el método que elijas para desinfectar el agua de tu piscina, tendrás que realizar un mantenimiento diario y semanal que mantenga el agua limpia durante todo el verano.

Qué se hace a diario

Tendrás que añadir el desinfectante que sea (oxígeno activo, cloro, etc.) y medir los niveles de pH a diario. Tiene que estar en unos niveles entre 7,2 y 7,6 para que no sea dañina para la piel o las mucosas. La depuradora también es importante: debe funcionar al menos 8 horas al día cuando nadie se bañe. Y no te olvides de limpiar el agua con un recogehojas y el suelo de alrededor de la piscina con un cepillo y agua. Así evitarás que proliferen algas y hongos y que el agua que la piscina acabe poniéndose verde.

Qué se hace cada semana

Para que no se acumule la suciedad, es aconsejable pasar un limpiafondos de manera semanal. Es una especie de aspirador –manual o automático– que va por el suelo y las paredes de la piscina. De hecho hay que prestar especial atención a la línea de flotación, donde suele quedar marca. También todas las semanas tendrás que limpiar el filtro y revisar la arena. Aprovecha y limpia la zona que rodea la piscina, rebosaderos y desagües. Si tienes una ducha exterior, también el plato.

Para tratar el agua, tendrás que aplicar el oxígeno activo, si es que usas el formato líquido. Controla también el pH, aplica alguicida (una vez a la semana al principio del verano y espácialo a dos más adelante).