Para Helena Balsells, en el salón es importante invertir en una alfombra muy grande que englobe todos los sofás de forma generosa. “Si puede ser, lisa, en un color neutro y de mucha calidad (lana, seda o yute). Si el suelo es claro, algo más intensa y si es oscuro, al revés”.
Para Iñaki Mujika, sin embargo, no es necesario contrastar la alfombra con el suelo. “Hay que evitar el contraste porque sí”, dice. “La alfombra no tiene por qué resaltar. Así ganamos la continuidad, el ‘efecto gama’, preferentemente siempre en blancos rotos o grises perla”.