Aunque lo de quedarse a medias no va con nosotros en el caso del half painted haremos una excepción. Significa, literalmente, pintado a medias y es una tendencia que, de un tiempo a esta parte, está por todos lados. Consiste, básicamente, en pintar la parte inferior de una pared o un mueble de un color más oscuro y la parte de arriba de un tono más claro o bien dejarla tal cual.

¿Pero es como un zócalo?

Sí, pero no. El half painted aplicado a las paredes puede parecer un zócalo de toda la vida aunque tiene algunas diferencias. La primera: su altura. Si los zócalos suelen medir unos 90-100 cm de alto, con esta técnica la pintura alcanza un poco más arriba, hasta la mitad de la pared, más o menos. La segunda diferencia básica son los materiales. Aunque sí, hay zócalos que solo son de pintura, lo habitual es que sean de lamas, papel pintado, tela...

Hola doña imperfecta

¿Y la tercera diferencia de las que hablábamos antes? Está en su imperfección. Mientras que el final de un zócalo es recto y muy definido, a veces con un listón, con el half painted el acabado imperfecto mola (y mucho). Por eso, no importa que se vean los brochazos de la zona de transición entre los dos colores. Le da hasta un aspecto más moderno, mucho más cool.
Eso significa que no hace falta que se lo encargues a un pintor. Si a eso le sumas que gastas la mitad de pintura, la renovación te sale a muy buen precio.

Y lo mismo en el caso de los muebles, si pintas solo las patas de unas sillas o unos taburetes, tampoco pasa nada si la pintura de las cuatro no está perfectamente alineada. Aprende cómo pintar un taburete half painted con chalk paint en este vídeo.


Combina sin miedo

Lo habitual es que el tono más oscuro se quede en la parte inferior porque al tener más peso siempre es mejor que quede por debajo de la vista. Sin embargo, no hay normas que prohiban que sea al revés. Si tienes luz y espacio suficiente el oscuro puede ir arriba. Tendrás una decoración con mucho carácter y personalidad. Además, en función de los tonos que combines, más o menos contrastados, podrás lograr el efecto de elevar o bajar los techos o de sumar profundidad.


Lo que nunca falla es que el más claro sea un blanco roto o un gris muy clarito. Quedan genial con colores de moda como rosas empolvados, mint, amarillo o gris... También es muy decorativo combinar tonos pasteles entre sí o con materiales como madera o fibras. Otra opción es hacer degradados de colores e ir de un azul a un amarillo pasando por un verde, por ejemplo. Aunque es una opción para los más experimentados brocha en mano.

Adiós línea recta, adiós

En diagonal, formando pequeños triángulos o con un acabado dentado… a veces la transición entre los dos colores es un poco “alocada” pero es que el half painted puede con todo. En las puertas por ejemplo, si eres lanzado puedes trazar una diagonal que la divida en dos triángulos y pintar de un color impactante una de las mitades. Eso sí que es darle protagonismo y lo demás son tonterías.

¿Manos a la obra?

Si no sabes muy bien por dónde empezar hazlo con algo pequeño. Complementos como cestos o jarrones son un gran punto de partida. Puedes dejar que la pintura gotee un poco, le dará un toque handmade único.
Los muebles antiguos son también perfectos para iniciarse con el half painted. Es una manera fácil y rápida de darles nueva vida. Y para los más “cobardes” las patas de las sillas o de un taburete son un buen principio. Atrévete, lo estás deseando…

Las paredes de los dormitorios de los peques son un excelente banco de pruebas. La franja inferior más oscura es perfecta para disimular sus manitas, que lo tocan todo, o sus pinitos con la pintura abstracta. Así, además, la pared será más resistente a rozaduras y, visualmente, tendrás la versión 2.0 del zócalo de toda la vida.

Si te has quedado con ganas de más inspiración half painted en nuestra galería el color (a medias) es el gran protagonista. ¡No te la pierdas!