Buhardillas

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Texturas naturales

Envuelve tus sueños de calidez con una cuidada elección de los materiales. Aquí, paredes y suelo se han vestido de madera, lo que garantiza confort y un plus de calidez. ¿Y para los textiles? Lino, mohair, lana... Caricias abrigadas. Manta a cuadros de Ezcarai.

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Un mirador en el Pirineo

Cuando tienes un ventanal como este, de suelo a techo, poco importa que las paredes y el techo sean de madera y de una tonalidad intensa. Es más, la madera aquí caldea la fría estampa nevada del otro lado de la ventana. Banqueta, en Natura Casa.

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Decorado por la madera

Cuando tienes unas paredes y un techo así –se han revestido con tablas antiguas de castaño que se tiñeron en blanco–, lo suyo es darle protagonismo. De hecho, aquí se ha prescindido de toda pieza de mobiliario que no fuera estrictamente necesaria. Carpintería, de Era Carrola.

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¡Más madera!

Desde el espectacular techo a dos aguas y el pavimento hasta los armarios a pie de cama y el resto de mobiliario. La madera es, sin duda, la gran protagonista de este dormitorio. Armarios, diseño de Jorge Laucirica.

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Mi refugio privado

Ya puede nevar fuera, que de la cama no te sacan. ¡Y no es para menos! Para suavizar el peso visual de la madera, toda la viguería de pino se pintó en blanco. Cabecero, diseño de la arquitecta Cristina Carbonell.

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Más cálido, imposible

Entre el techo y el suelo de madera y la chimenea que caldea las noches más frías, este dormitorio transpira calidez por las cuatro paredes. Cama y chimenea de hierro realizadas por Integra. Butaca, de Frajumar.

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Composición de fotos en blanco y negro

 Si tienes una serie de imágenes de un viaje del que guardas un recuerdo especial o fotos familiares, pásalas a blanco y negro y búscales un lugar destacado en tu salón. Con marcos de diferentes tamaños y acabados, la composición quedará más desenfadada.

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A modo de hornacinas

La decoradora Carolina Juanes ha aprovechado el espacio entre el desnivel del techo y la pared con tres mini librerías a modo de hornacina. De la misma madera de las paredes, se integran en la decoración y permiten llegar a los libros desde la cama. 

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Toques de color con los cojines

Reservar el mostaza para los cojines es siempre un acierto: son pequeñas pinceladas que, en el conjunto del sofá, dan color y rompen con la monocromía de esta pieza, pero sin llegar a ser una apuesta arriesgada.

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Sabor nórdico

Blanco como base + toques de mostaza es perfecto para potenciar la sensación de amplitud y claridad en pocos metros y, a la vez, sumar calidez en decoraciones de inspiración nórdica. Aquí, los toques de mostaza "suben" la temperatura visual del dormitorio.

Salón rústico con chimenea de madera y techos abuhardillados de madera.

Salón rústico con chimenea de madera y techos abuhardillados de madera.

El Mueble

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El rústico más luminoso

Este refugio de montaña sorprende por la luminosidad de su salón sin que con ello se pierda un ápice de calidez y sensación de recogimiento. ¿Cómo se logró? La viguería de madera de pino se tiñó suavemente de blanco y para el suelo se optó por una tarima de roble claro, con barniz ultramate que da un aspecto más natural y rústico.

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Un baño en la buhardilla

Parecía una misión imposible, pero con un espejo a medida, de poca altura y de lado a lado, unos estantes bajo los lavamanos y pintando la madera de blanco... voilà! Todo un señor baño en el desván.

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Madera y piedra

¡Más rústico imposible! El techo y el suelo parecen el reflejo el uno del otro, y el blanco de las paredes y los sofás se encarga de ampliar visualmente el salón. La chimenea de piedra se sabe también protagonista, y enlaza con la madera a través de la repisa en el mismo material.  

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Rústico en blanco

La madera es uno de los materiales naturales por excelencia. Aporta calidez y un toque rústico muy personal. Al pintarla de blanco lo que se consigue es multiplicar la luz, pero para que no pierda su carácter en esta habitación se ha aplicado de forma que los nudos y las imperfecciones queden a la vista.

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De cuento

Las buhardillas tienen magia y han sido escenarios de muchísimos cuentos. Por eso es uno de los espacios preferidos para las habitaciones infantiles, pues además resultan muy acogedoras.

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Bajo el cielo blanco

 Para ampliar visualmente este salón se ha utilizado el color blanco en paredes y techo, sumando calidez con alfombra de fibra natural y un puf de crochet. En las zonas más bajas e inaccesibles, se ha aprovechado para colocar estantes a medida y una mesita auxiliar de menor altura. 

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Armario a medida

 Uno de los mejores recursos para aprovechar al máximo el espacio en las buhardillas son los muebles a medida o de obra, como este armario empotrado que aprovecha todo el hueco acompañando la inclinación del techo.

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Juego de alturas

La dificultad del techo irregular de este salón ha sido muy bien resuelta, colocando los sofás bajo las zonas más altas y mesitas auxiliares en las más bajas. El color gris claro hace este rincón más luminoso, y los tonos caldera y naranjas de los cojines y el puf son el contrapunto de calidez perfecto.

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En la montaña

El techo de madera transforma este salón en un auténtico refugio de montaña, con otros guiños naturales como los troncos a modo de mesas de centro. Al tener un amplio ventanal y otras aberturas, el espacio resulta acogedor y nada agobiante pese a la inclinación del techo.

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¿Ves el cielo?

Es una de los ases que las buhardillas guardan bajo la manga: las vistas al firmamento. Coloca la cama justo bajo la ventana, así despertarás viendo el cielo e irás a dormir contando estrellas.

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Madera clara y azul

 No hay duda de que la madera es la gran protagonista de este dormitorio con techo abuhardillado. Al ser clara, para que todavía resalte más, en lugar de combinarla con paredes en tonos suaves se ha optado por un azul intenso. Así, el contraste hace que destaque gracias al contraste.

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Espacios compartidos

Con una puerta que parece sacada del cuento de Alicia en el País de las Maravillas esta buhardilla ha sabido aprovechar su espacio. Junto a la ventana, bañada de luz, la zona de trabajo. Y en el espacio más amplio un salón con una gran mesa de centro en madera, que encaja con el color del techo.

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Baño ensuite

 En esta buhardilla el ingenio no solo resolvió el dormitorio, sino que además añadió un baño privado. La pared de madera que conecta ambos espacios se decapó, consiguiendo tonos más oscuros que enlazan visualmente con los del suelo del baño, creando una fantástica secuencia.

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Más actual

Si te gustan las buhardillas rústicas, pero tu casa es algo más moderna puedes optar por un acabado como este: la pared abuhardillada prácticamente lisa pintada de un color y dejar a la vista algunas de las vigas de madera al natural. 

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Blanco y cristal

 Estos dos elementos hacen que se aproveche al máximo la luz natural que entra por la ventana del techo y la redonda, junto a la bañera.

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Una buhardilla arropada de madera

La madera suele ser la gran protagonista de las casas de montaña, que se apoyan en ella para sumar calidez extra. La luminosidad de esta buhardilla decorada por Jeanette Trensig ha permitido revestir el techo de madera sin que el conjunto se vea pesado.

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Ducharse... ¡también sentado!

Si tienes espacio, un banco de obra de unos 35 cm de profundidad, te servirá para apoyarte, dejar los geles o ponerte crema.

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Con chimenea

 Techo con vigas de madera y suelo de parquet. Cama de herencia familiar. Sofá, en Cado, como la alfombra. Ventilador de techo, de Inthai. Armarios empotrados realizados a medida por Carpintería Juan Sánchez.

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Revestido en madera

 Cabecero de madera de castaño y mesitas de noche, de la constructora Era Carrola. Alfombra, en Velafusta.

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Luminoso y cálido

 Butaca de ratán y cesto de fibra natural, en Luzio. Lámpara de sobremesa, modelo Blun, en La Maison.

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Blanquísimo

 Cabecero de Blanc D'ivoire.  Mesillas de noche, en Alejandro Rodríguez con lámpara de sobremesa, de Blanc D'ivoire. Butaca gustaviana, de KA International.

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Con balcón

 Cabecero formado por dos individuales, de teca pintada. Mesita de noche de roble, banquetas y espejo, de Hanbel. Techo abuhardillado con vigas de madera de roble. Pavimento de castaño patinado.

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Muy completo

 Con zona de lectura y chimenea de obra. Cama de hierro Leirvik, de Ikea. Banqueta, en Rialto Living. Butaca, de Artelore, en Sleeping Company. Lámpara de pie, en Domus. Cuadro, obra de Dolores Sampol.

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Con mucha luz

 Banqueta, en India & Pacific. Lámpara de sobremesa, en Luzio. Cortinas, en Cortines Sant Jordi. Alfombra, en Gra. Techo y pavimento de madera de roble natural instalado por Gesconspro3.

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En pocos metros

 Cabeceros de madera antiguos. Hoja de hierro sobre éstos, de Carina Casanovas. Techo revestido de lamas de madera pintadas en blanco y vigas.

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Su refugio privado

Esta buhardilla tiene capacidad ¡para hasta ocho personas! Cuatro camas con sus respectivas nido, que se han arrimado a la pared para disfrutar de un espacio más despejado para juegos.

Las camas son un diseño de Pedro Hernández realizadas por Carpintería Carrasco. Pufs de loneta blanca, de Ikea. Alfombra, de Zara Home. Todo, de Marisa García-Forte. 

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Para dormir y jugar

 Reserva la zona de juegos en el rincón más luminoso de la habitación. Viste el suelo con alfombras, sobre todo cuando son pequeños: es habitual que sus juegos discurran en el suelo.

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Seamos prácticos

 Las camas de estos peques se pueden alargar a medida que vayan creciendo. Es una solución para no tener que cambiar el mobiliario demasiado a menudo. Los baúles, además, añaden espacio de almacén.

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¿Subimos?

Un tramo de escaleras conecta la planta baja con un altillo con un segundo salón más familiar.

Dormotorio clásico con techos abuhardillados de madera y cabecero de capitoné marrón.

Cabecero diseño de Torredálbiz Interiorismo, con tela de Becara. Mesitas de noche, en Casa de Abastos. Lámparas aplique Tolomeo, de Artemide, en Biosca & Botey. Lámpara de techo en Las Tiendas de la Granja. Espejo, de Laura Ashley.

El Mueble

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Toques vintage

El tocador ejerce de mesita de noche improvisada en este dormitorio cálido. 

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Un trío natural

Una mesa redonda ayuda a ganar espacio en el salón. Esta composición con tres piezas da flexibilidad porque puedes convertirlas en auxiliares donde más lo necesites o en una de centro (con ellas agrupadas).

Mesas de Cado.

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En una buhardilla

 El arquitecto Eduardo Campoamor decidió recuperar la buhardilla de esta casa para convertirla en una zona de juegos con una librería de Ikea, un puf de Nobodinoz y la alfombra de Nani Marquina. 

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Blanco, el aliado del espacio

¿Quieres sensación de amplitud? Pinta el dormitorio de blanco o tonos claros que multipliquen la luz, especialmente si son estancias de techos bajos. Aprovecha los textiles y los accesorios para sumar las notas de color. 

Lámpara de sobremesa, de Laura Ashley y alfombra de poliamida, de KP.
Distribuidor con mesa redonda y armario blanco con espejo.

Armario con frentes de espejo de La Favorita de Ultramar. Mesa y silla de Becara.

El Mueble / Felipe Scheffel

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Mezclas que funcionan

“Me encanta el resultado”, nos dice la propietaria, quien decidió esa mezcla perfecta de muebles de época y modernos. “Un escritorio mallorquín antiguo en el dormitorio o un armario del siglo XIX, pintado de blanco a la cal, con un gran espejo en la puerta, que preside la entrada, butaquitas clásicas, combinados con elementos modernos como el mobiliario del cuarto de baño o el uso de estantes de obra como espacio de almacenamiento”.

Salón con dos butacas, chimenea y banco a medida.

Suelo y vigas se pintaron en blanco. Butacas francesas de Federica & Co. Banco diseñado a medida por el arquitecto, igual que las baldas. Alfombra de Gancedo.

El Mueble / Felipe Scheffel

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Todo al blanco.

Esta nueva planta cuenta con un cómodo dormitorio con dos grandes balcones que nos regalan unas vistas al lago, un salón con una chimenea, un despacho y un baño radiante de luz. 

Salón con dos butacas y mesa de centro.

Butaca de hierro y loneta de Vinçon. Mesa Marrakech de Gancedo y butacas de Becara.

El Mueble / Felipe Scheffel

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Una nueva planta con vistas al lago

La nueva planta se diseñó con un hall distribuidor, en el que desemboca la escalera, iluminado por una amplia claraboya. “Quisimos que tuviera estructura de loft, en el que se van sucediendo distintos espacios a lo largo de unos 100 m2", dice el arquitecto.

Dormitorio en suite con baño, distribuidor y zona de estar.

Cabecero tapizado de Becara. Mesillas y lámparas de sobremesa de Ikea. La ropa de cama procede de Filocolore.

El Mueble / Felipe Scheffel

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Una suite con todas las comodidades

“Me encantó la idea de un apartamento privado para la familia, con salón, dormitorio, vestidor, baño e incluso una pequeña cocina oculta en un armario–añade la propietaria–. Era una idea perfecta no solo porque ganábamos espacio, sino porque se podían contemplar las vistas, que son un auténtico capricho: por un lado, el lago, y por el otro, el pico Almanzor, la cumbre más elevada de la escarpada sierra de Gredos”. 

Salón con techo de madera blanca y librería

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Con telas que tengan textura

"Además de la suciedad, el roce es su enemigo", asegura Paco González, de Gastón y Daniela. "Por ello, opta por tejidos resistentes y con textura, como chenillas o terciopelos. Un poco de color, que casi no se aprecie, enriquece su trama".

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Un coqueto rincón de trabajo.

El escritorio y las sillas verdes son antiguas y restauradas. Si la madera tiene grietas las puedes disimular rellenándolas con masilla Epoxi de dos componentes.

Buhardilla con armario con puertas de persiana

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Un vestidor que salva el desnivel de una buhardilla

La mejor manera de salvar un techo abuhardillado es con un armario realizado a medida, como se ha hecho aquí. Un consejo: reserva para la zona de mayor altura para las prendas de uso habitual, así será más cómodo.