Este era un piso antiguo y oscuro. Y estaba, como tantos, muy compartimentado. Pero con un gran punto a su favor: el patio. ¿La solución de las arquitectas? Primero, eliminar tabiques. Segundo, eliminar el distribuidor de la entrada. Tercero, crear espacios conectados, más amplios. Cuarto, poner una puerta de hierro y cristal para comunicar estancias. Y de paso dejar pasar la luz. Ahora el salón es más amplio y da a cocina y comedor, que son uno.

"El patio interior queda más integrado con las estancias interiores y ayuda a crear esta sensación de casita, ya que las estancias principales están todas ubicadas alrededor de ese espacio. ¿Cómo mantuvimos la esencia? Dejando el salón con el techo original y jugando con elementos como el hierro y el vidrio. Esto les da ese toque de personalidad que transmitía en algunos aspectos de la vivienda anterior". Ahora parece una casita, pero un piso es. Y parece que está en el campo, pero urbano es.