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1. Bienvenida, claridad

Y es que este dúplex antes de pasar por las manos de Luderna Design era oscuro y más oscuro: desde el techo y el suelo hasta la carpintería. ¿La solución? Se aclaró toda la madera hasta lograr una casita luminosa sin renunciar a su carácter de montaña. ¿Y como nota de contraste? La pared del salón, de un gris azulado que hace más acogedor y personal el estar. Sofá de Frajumar y mesas de centro de Luderna Design. 

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Para jugar y dormir

Con una litera desplazada que habilita la parte inferior como zona de juegos y una cama nido extra, esta pequeña habitación permite acoger hasta a tres niños con total comodidad. Litera y armario empotrado, diseño de Luderna Design. 

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Un dormitorio arropado por la madera

Desde Luderna Design dieron con una solución original y muy acogedora para decorar este pequeño dormitorio sin restar metros: revestir la pared del cabecero con madera. “Le da un extra de calidez y, al colocar las lamas en horizontal, amplía visualmente el espacio”, comenta Juanma Alonso. Apliques y mesita de Maisons du Monde. No te pierdas el resto de la casa

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2. El refugio de esquí perfecto

 Situada a tan solo 4 km de las pistas de esquí de Baqueira Beret, esta casita de montaña "está pensada para disfrutar durante los meses de invierno de toda la calidez y comodidad necesarias”, explica Juan Manuel Alonso, de Era Carrola. La elección de la madera, que en el techo se aclaró para darle más luminosidad a los espacios, y de textiles de texturas abrigados crea una atmósfera acogedora y envolvente. Sofá diseño de Carolina Juanes. 

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Una cocina abierta al salón comedor

Para que la luz fluyera por todos los rincones, en la zona de día se prescindió de divisiones. La cocina en "U" abierta al comedor y al estar contribuye, a su vez, a que el espacio se vea más amplio. La mesa del comedor es de Artisan y las sillas de Brucs. 

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Un dormitorio con extra de calidez

El techo, revestido de madera, y las paredes, de color chocolate, crean una atmósfera envolvente y acogedora. Un panel de lamas de madera sirve de cabecero y refuerza la nota cálida de este dormitorio tan pequeño como confortable. Te invitamos a un tour por esta casita

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3. Una casita bien aprovechada

Y es que los metros son escasos, pero la decoradora Carolina Juanes supo sacarles el máximo partido con una organización abierta de los espacios en la zona de día. Una distribución que, en el salón, mira al gran ventanal que se convierte en un mirador al paisaje. Sofá rinconero, similar de Conforama.  

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Trueque con el salón

En un primer momento el salón debía ir donde ahora está el comedor, junto la chimenea, pero la decoradora intercambió los espacios para aprovechar mejor los metros y la luz. Ahora, comer junto al fuego es todo un placer. Mesa en Belssia y sillas en Brucs.

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Un mirador al monte

El dormitorio, en la segunda planta de esta casita, disfruta de unas preciosas vistas gracias a la pared de cristal que llena de luz la estancia. Paredes en blanco, para mitigar el peso visual del techo, y textiles en rojo, piedra y chocolate crean una atmósfera acogedora y ligera a la vez. 

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4. Un cambio de imagen radical

De oscura y rústica a luminosa y con un punto muy nórdico. De esta transformación se encargó la decoradora Carolina Juanes, que con solo pintar de blanco paredes y carpintería logró inundar de claridad esta casita de apenas 80 m2 a la que no le falta de nada. Sofá de Fama y mesa de centro de Brucs.  

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Un comedor muy capaz

Aunque no lo parezca, hasta 10 personas caben en este comedor. ¿El secreto? El gran banco en "U" que rodea la mesa cuadrada. Basta con unas colchonetas, que además dan un toque de color, para que además de práctico sea cómodo. Cuadro, de Taller de las Indias y sillas de Julia Grup.  

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Decorado con piezas escogidas

La escasez de metros de este dormitorio impuso una ajustada selección de muebles, con pocas piezas pero prácticas. Así son la banqueta a pie de cama a modo de descalzadora y superficie de apoyo extra (de Bloomingville) y el cabecero con repisa que sirve de mesilla de noche. ¿Con ganas de ver más estancias de esta casa?

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5. Segunda vida a una cabaña en los Pirineos

Oscura y muy compartimentada, esta casita está viviendo una segunda juventud gracias a la reforma integral de la decoradora Carmen Caubet, que abrió espacios y recuperó el aspecto de la madera original. La carpintería y obra las realizó Josep Maria Torres.

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Una zona de día diáfana

Para abrir la casa a la luz, se derribaron los muros de la zona de día conservando tan solo la chimenea, que divide el salón en dos zonas de estar. Con esta remodelación, la cocina y el comedor pasaron a formar parte de este cómodo espacio común que parece mucho más amplio de lo que en realidad es. 

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Despertarse con el paisaje nevado

 “El gran cristal de la barandilla de la buhardilla fue un empeño de Manuel, el propietario, y no se equivocó”, recuerda Carmen sobre la impresionante pared transparente del dormitorio. Y es que las vistas desde este dormitorio son de postal, tanto al amancecer como en plena noche, con el cielo estrellado. No te pierdas el resto de la casa

En estas casas de montaña pequeñas se ha tirado del ingenio y de una acertada distribución para sacar el máximo partido al espacio y a la luz. Un bien a veces escaso en las tradicionales construcciones pirenaicas donde era habitual encontrarse con espacios cerrados y revestidos de maderas oscuras.

Pero la influencia del estilo escandi ha llegado también al Pirineo. Y muchas de esas viviendas están disfrutando ahora de una segunda juventud tras una cuidada reforma. La apuesta por maderas más claras, una paleta cromática dominada por el blanco o los tonos neutros y una distribución de la zona de día abierta, con la cocina, el comedor y el salón integrados en un solo ambiente son algunos de los puntos en común que comparten estas casas.
Todas ellas pequeñitas y todas ellas con buenas soluciones para estirar los metros.