Esta mañana, muy temprano, han salido hacia las pistas para pasar un día intenso de esquí, su gran pasión. “Son una pareja joven con niños pequeños, muy deportistas, y en esta casa de madera del Valle de Arán buscan ante todo la tranquilidad y el silencio, un refugio cómodo y cálido que no dé trabajo”.
La interiorista Carolina Juanes nos cuenta cómo decoró esta casa con espíritu de cabaña de montaña. El “núcleo duro” de la casa es el espacio único que reúne el estar, el comedor y la cocina, en el que se ha aprovechado hasta el último centímetro. “La primera idea fue poner los sofás donde está la chimenea, pero finalmente los situamos donde los veis ahora, para aprovechar mejor la luz, ganar vistas y eliminar obstáculos que dificultaban la circulación”, explica Carolina.
Sacar el máximo partido de la luz, un bien precioso en los valles del Pirineo, fue una de las principales metas de la decoración. “El ventanal que da al balcón está orientado al sur y además dos ventanas en los tejados inclinados llevan la luz hasta el interior, donde está la cocina. Como la madera de pino del techo abuhardillado era bastante oscura, la decoradora eligió tejidos claros para el sofá y las alfombras, y pintó de blanco las paredes para ganar luminosidad.
El sofá puede desplegarse para convertirse en una gran cama para invitados y, bajo la chaise longue tiene espacio para guardar
“También el suelo es un parquet de roble blanqueado, más claro que el pino teñido del resto de la carpintería. Caminar descalzo sobre la madera o la lana de las alfombras es todo un placer”. A pesar de contar con un espacio más bien pequeño, la estancia es muy confortable y acogedora, y transmite sensación de amplitud con su sofá en “L” encarado al paisaje, una mesa de madera para hasta ocho comensales y, tras un murete, una cocina abierta “pequeña pero suficiente; la verdad es que cocinan poco y siempre platos sencillos”.
Los dormitorios siguen la misma paleta cromática que el salón, con paredes blancas, telas crudas y detalles rojizos. El dormitorio principal, en la buhardilla, tiene un aire de alcoba con su ventanal panorámico. Sigue la inclinación del techo, como el armario a medida, para ganar más almacenaje y más luz natural.