Plantas para niños fáciles de cuidar

Si los peques de la casa ya participan en las tareas del hogar (acorde a su edad, por supuesto), ha llegado el momento de abrirles las puertas al fantástico mundo de las plantas. Elige especies resistentes (tanto al exceso de agua como a su carencia), fáciles de cultivar y que crezcan rápido. ¡Así no se aburrirán! 

¡Seguro que lo hiciste en el cole! Los míticos yogures con semillas de garbanzos, lentejas o alubias. ¡Y cómo te gustaba verlo brotar! Seguro que a tu hijos también. El truco está en no aplastar la semilla en el algodón. ¡Ah! Y si queréis ver día a día cómo germina, haced el experimento en un tarro de cristal o un envase transparente. ¡No os perderéis ni un detalle!

¿Una idea original? Coged unas cáscaras de huevos que hayas abierto previamente por la parte superior, meted un poco de tierra con mucho cuidado de no romper la cáscara. Coged unas semillas de césped e introducidlas en vuestra maceta improvisada. Terminad añadiendo un poco más de sustrato. Después, con un rotulador permanente podéis pintar divertidas caricaturas. 

La sansevieria es una de las plantas más utilizadas por principiantes debido a su gran resistencia y necesidad de poquitos cuidados. ¡Es la mejor planta de interior para que tus hijos empiecen a amar la jardinería! Necesita poco riego, poca luz y es muy fácil de multiplicar mediante la técnica de la división. Si tienes una en casa, ¡saca un hijo para tus hijos!

De la planta de la cinta nacen unos tallos largos con unas pequeñas flores que, después, se convierten en plantas. Coged algunos de los hijillos de tu cinta. Tan solo necesitas una maceta con un buen drenaje y mancharse un poco las manos. Regadla un poquito para que las raíces se activen y veréis como, en 15 días, comenzáis a ver cómo crece. 

Lo mejor de los bulbos es que ofrecen el maravilloso espectáculo de cómo crece una flor desde cero y con todo detalle. Los bulbos son fáciles de cultivar y tus hijos verán cómo crecen poco a poco cada día, hasta que su flor se abre. ¡Es la mejor oportunidad para enseñarle cuáles son las partes de una flor!

Aunque hay muchos tipos, elige un kalanchoe con flor. Rosa, amarilla, roja o hasta anaranjada. Esta planta ya es para pequeños jardineros con algo de experiencia, aunque sus cuidados son muy sencillos. Requiere un riego moderado y mucho sol. Sin él, puede perder las flores.  

Su atractivos y vivaces colores serán lo más llamativo para tus hijos. Necesita mucha luz, preferiblemente por la mañana, y riego moderado. También hay que tener cuidado de no pulverizar ni sus hojas ni las flores, ya que pueden pudrirse.  

Algo nos dice que si plantáis fresas, tú no las vas a catar. ¡Se las comerán todas ellos! Para empezar, lo mejor es que os hagáis con unos plantones en un vivero. Lo más delicado de la fresa es el riego. Ante la duda, lo mejor es controlar la tierra. Debe mantenerse siempre húmeda y no secarse. ¿Lo mejor? Riego por goteo. ¿Sabías que la fresa es una de las frutas que menos engordan? 

Es el rey del huerto. Su sabor, su olor… y su rapidísimo crecimiento. Tus hijos estarán encantados al ver cómo se desarrolla esta planta. ¡Pero sobre todo al comérsela! Deja que te ayuden en al trasplantar el plantón a la mesa de cultivo, con el riego y a poner los tutores cuando vayan cogiendo altura.  

No solo puedes darles alguna planta para que la cuiden y vean cómo se desarrollan, también puedes dejar que te ayuden con el resto de tareas que requiere el jardín. Regar, limpiar las hojas o el trasplante son algunas de las labores más sencillas con las que pueden ayudarte.

Los niños pueden participar en todas las etapas de tu huerto urbano, así verán –y sobre todo aprenderán– cómo es el ciclo de las plantas, desde que son una pequeña semilla hasta que ofrecen su sabroso fruto.  

La jardinería es una actividad muy beneficiosa para los niños, en especial porque podrán ver el resultado de su trabajo y disfrutarlo. Pero tiene muchas más ventajas, ya que también fomenta los hábitos saludables, la curiosidad, el aprendizaje y el ejercicio físico. Al tener la posibilidad de jugar con la naturaleza y aprender de ella, tomarán conciencia de lo que el tiempo hace a las plantas y cómo crecen. Y lo mejor de todo es que, cuando SU planta se haya desarrollado, sentirán la satisfacción de un éxito conseguido.

La jardinería y la horticultura son dos actividades geniales para que los niños vayan adquiriendo pequeñas responsabilidades, siendo consciente del esfuerzo que implica. Aunque siempre debe plantearse como algo divertido. El riego puede ser una de ellas. ¿A qué niño no le gusta el agua?