Marta Torné, arquitecta, sobre cocinas blancas: "Una tabla de madera, un tarro con pasta, una taza bonita... Lo cotidiano puede ser decorativo"

"¡No falla! Introducir madera, ya sea en los muebles altos, en alguna estantería o en el pavimento, aporta calidez de forma inmediata —aseguran desde Düem Studio—. Su textura y tono suave rompe con la frialdad del blanco sin restarle luz".

En esta cocina en blanco y madera de Cel-Ras Arquitectura, se combinaron muebles blancos con otros de roble natural. Unido al suelo porcelánico en un beige arena y a algunos detalles de fibra atemperan el ambiente.

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"La temperatura de la luz es la clave —afirman las decoradoras—. Por eso, siempre recomendamos luces cálidas con puntos indirectos que generen un ambiente más suave y agradable, especialmente al anochecer".

En esta cocina equipada con muebles blancos, la diseñadora Itziar Unzurrunzaga dispuso distintos puntos de luz: unas tiras led en el antepecho, unos apliques que iluminan el cuadro y unas lámparas suspendidas en el office.

"Los materiales con textura o acabado artesanal aportan profundidad. Una encimera con veta, un frente de azulejo con relieve o un tirador de cerámica pueden marcar la diferencia. Son esos detalles que hacen que una cocina se sienta más hogar".

El Estudio Mujika Aramendi Decoración optó por decorar esta cocina blanca con una alacena de pinatea con cristales, un antepecho de azulejos en color marrón y puertas con molduras que le dan calidez y personalidad.

"Unos taburetes de cuerda, una lámpara de ratán o un cesto de mimbre es suficiente. No hace falta recargar, pero sí elegir con cariño algún elemento de fibra natural que suavice y conecte con la naturaleza".

Asun Antó y Javi Baldrich amueblaron la península de esta cocina blanca con unos taburetes de fibra con estructura negra, a juego con los hornos. 

"Las plantas aportan vida y en una cocina blanca se convierten en un recurso infalible para sumar frescor, color y naturalidad. Ya sea una maceta con aromáticas, una planta colgante o un sencillo jarrón con ramas verdes... Basta un pequeño gesto para transformar el ambiente y llenarlo de vitalidad". 

La interiorista Natalia Zubizarreta decoró esta cocina blanca con pequeñas macetas y un jarrón de ramas verdes.

"Una tabla de madera, un tarro con pasta, una taza bonita... Lo cotidiano puede ser decorativo si está bien colocado. Mostrar algunas cosas que se utilizan a diario da calidez y personalidad". 

El equipo de Amoca Arquitectos ha reunido en esta cocina blanca una serie de piezas de cerámica y madera que le da al rincón un punto de calidez.

"Cortinas de lino, alfombras de algodón o incluso un mantel bonito, si hay zona de office, transforman una cocina blanca en un espacio más amable y vivido. Los textiles ayudan a crear esa sensación de hogar que, a veces, cuesta conseguir sólo con mobiliario".

Los interioristas Asun Antó y Javi Baldrich han elegido unos estores de lino y una alfombra de polipropileno en esta cocina equipada con mobiliario blanco.

"Al final, lo que hace especial una cocina es que hable de quien la vive.  Un cuadro, una foto, una estantería con libros de cocina o ese objeto heredado que siempre quieres tener cerca. No solo es cuestión de diseño: es cuestión de alma", aseguran Marta y María.

En esta cocina blanca, la interiorista Natalia Zubizarreta ha dispuesto una composición de cuadros en vertical que le da ese puntito acogedor y personal.