Escogiste el material más resistente para el suelo de tu cocina que, además, lucía increíble, hasta que ¡empezaste a cocinar! Desde entonces, no hay día que no lo mires sin arrepentirte porque, lo único que en realidad ves al hacerlo, son las manchas... ¡No volverá a pasar! Al menos, si sigues nuestros consejos.
Los tips más básicos
- Elige baldosas con bordes rectificados, que den lugar a juntas mínimas entre las piezas.
- Las texturas rugosas pueden resultar muy decorativas pero no son las mejores para facilitar la limpieza
- En las de trabajo, evita los suelos completamente blancos o negros. La suciedad se ve más fácilmente y hay que limpiarlos cada dos por tres.
¿Madera sí o madera no?
En la cocina, lo mejor es elegir un material que no requiera muchos mimos (que deberán ser más frecuentes que en otras partes de la casa porque están sometidos a más exigencias). Eso debería hacernos descartar los suelos de madera natural, aunque no es menos cierto que hay versiones tratadas con barnices ultra-resistentes que, además, ofrecen la posibilidad de restaurarse, con lo que se alarga su vida útil. Lo mismo sirve para algunas piedras naturales, como el mármol –bastante blando en comparación con otras como el granito y que también requiere protecciones adicionales–, el barro cocido y los suelos hidráulicos.
Pero es que me gusta la madera...
No descubrimos nada nuevo si decimos que la madera natural es uno de los materiales más delicados para la cocina y, en un artículo dedicado a los 'suelos más limpios/sufridos/fáciles de limpiar', parte en desventaja. Aún así, no tienes porqué renunciar a su belleza: los suelos laminados hidrófugos con juntas selladas ofrecen superficies continuas limpias, con acabados muy realistas y una limpieza sencilla con jabones neutros. Otro tanto puede decirse de los nuevos suelos vinílicos, en la cocina, mejor encolados que de clic (que también los hay), para tener una superficie sellada sin juntas por las que pueda llegar a filtrar algún líquido. E incluso los llamados 'parquets cerámicos', porcelánicos que reproducen la madera de forma natural, con formatos de lamas y superficies cada vez más conseguidas, te permitirán aportar una nota de calidez a la cocina sin tener que preocuparte por su cuidado.

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