Cuando lo viste en la tienda, pensaste, "¡qué elegante y señorial!, necesito uno ya". Y, aunque son muy útiles para personas organizadas que se preparan la ropa por la noche y la cuelgan cuando llegan después del trabajo, tú aún no has alcanzado la excelencia en esto del orden. Y ahí está, muerto de la risa en un rincón del dormitorio (o más bien robándote un preciado rincón del dormitorio). Otro mueble que se va.