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1.

100% tradicional

 Para el exterior, se levantaron muros de piedra recuperada con revoco de cal. Cortinas confeccionadas con telas de Ikea.

2.

Bajo la pérgola

 Metálica con trepadoras, sillas de Jordi Batlle Puig. Mantel de lino de Mavi Lizán. Todas las plantas proceden de Jardiland.

3.

Todo a punto

 Carrito auxiliar de madera de Antic Bisbal. Servilletas y servilleteros, en Matèria.

4.

Un toque de nostalgia

 Todos los detalles nos transportan al pasado, como estas botellas convertidas en jarrones.

5.

El porche

 Mesa redonda de The Masia Store. Lámpara de techo, en Otranto y plantas de Jardiland.

6.

En la silla

 De hierro de Becara, tela de rejilla de Francisco Cumellas. Herramientas de Jardiland.

7.

En tonos tierra

 Sofás y mesa de centro de madera de Dimoni Gros Interiors. Butacas y cuadro de Coton et Bois. Cojines y manta de Filocolore. Flores de Jardiland.

8.

En la chimenea

 Botellas a modo de jarrón, en Matèria. Espejo con cuarterones de Coton et Bois.

9.

Salón

 Techo abovedado con vigas de madera pintadas en blanco que contrastan con las paredes en color piedra. Suelo de toba de Sant Genís.

10.

Atrapa la luz

 Mesa auxiliar redonda y lámpara, en Antic Major. Jaula de Jardiland.

11.

En blanco

 Consola decapada, en Antic Major. Cuadro de Coton et Bois y margaritas de Jardiland.

12.

Muy natural

 Sofá, butacas y mesa de centro de mimbre de Jordi Batlle Puig. Cojines de Lu Ink.

13.

La mesa lista

 Vajilla, individuales y candelabro de Coton et Bois. Botellitas con lavanda de Jardiland.

14.

La cocina.

Con armarios de roble machihembrado. Taburetes de Jordi Batlle Puig.

15.

En la encimera

 Bandeja blanca de Coton et Bois, con botes y botellas de la misma tienda.

16.

El comedor

 Mesa de madera de Antic Daviu Quera. Sillas tapizadas de Dimoni Gros Interiors. Lámpara metálica procedente de Otranto.

17.

La hora del té

 Mantel de lino de Mavi Lizán. Taza, platito y pastelera procedentes de Coton et Bois.

18.

Muy completo

 Con baño, vestidor oculto y zona de lectura. Armario blanco de Antic Daviu Quera.

19.

La consola

 En blanco y decapada de India & Pacific. Espejo, similar en Coton et Bois.

20.

Dormitorio

 Cabecero de Dimoni Gros Interiors. Mesilla de Atelier de Melis y alfombra de sisal de Francisco Cumellas. Banqueta y butaca, en Coton et Bois.

21.

Zona de lectura

 Chaise longue en lino de Coton et Bois. Cojines estampados de Lu Ink y flores de Jardiland.

Compraron una parcela para veranear. Y esta parcela estaba en una urbanización junto a un pueblo del Empordà. Su destino probable habría sido albergar una casa de obra nueva como segunda residencia, pero sus dueños tenían otra idea. Querían una casa tradicional como las de antes. Como si siempre hubiera estado allí durante los últimos cien años.

El estudio de arquitectura Lizariturry Tuneu planteó el proyecto recreando una casa ampurdanesa de finales del siglo XIX. “Levantamos distintos volúmenes para simular ampliaciones sucesivas, como suele ocurrir con estas casas viejas, explica Daniel Lizarriturry. Y los destacamos con alturas, colores y materiales distintos en las fachadas para que diera esa apariencia”.

Una vieja masía muy nueva

Ivana Tuneu dirigió la obra usando técnicas y elementos constructivos tradicionales ampurdaneses y materiales recuperados. “En el exterior, levantamos muros de piedra recuperada con revoco de cal y de tierra, la cubierta del porche principal se sustentó con jácenas de troncos antiguos, la escalera exterior es abovedada e ideamos una piscina como una alberca de riego, que junto a algarrobos, olivos y algún almez autóctonos que plantaron ayudó a desdibujar los límites de la parcela”. El resultado está a la vista: exactamente igual que una masía de la zona.

Un interior "nostálgico"

En el interior, el estilo se ha recreado con estanterías de obra, suelos de toba de Sant Genís, techos de bovedilla y arcos de carpanel o “de carro”, llamados así “por su forma para que entraran los carros”. Y en la cocina, armarios de madera de roble machihembrados “a la catalana”, sin juntas vistas, y blanqueados para darles un aire más actual. “Hicimos una excepción con los colores de las paredes, ya que al propietario le gustaban los tonos tierra, y con la embocadura de la chimenea del salón, que es antigua y francesa, para dulcificar sus grandes dimensiones”.

Mucho más cómoda

La distribución responde en cambio al concepto actual, como querían los dueños. En la planta baja se suceden zonas comunes abiertas y tres dormitorios comunicados con el jardín. Y en la primera planta, el dormitorio principal con baño, vestidor, oculto tras un tabique y una zona de estar. “Está en lo que sería el secadero de cereales, que eran abiertos, con ventanas en arco, y que se cerraban con perfilerías de hierro”. Los medios tabiques acotan las zonas y permiten la visión del techo de madera de roble, cortada a sierra, sin pulir y barnizada al aceite como el parquet y los armarios, para subrayar el aire natural de la casa.

También lo hacen los muebles ampurdaneses, como las sillas de mimbre y las mesitas de hierro forjado, combinados con otros decapados en blanco y lámparas metálicas. Pero lo mejor son las vistas, que alcanzan hasta las islas Medes, gracias a la elevación de un metro practicada sobre el terreno o un original pozo como los de antes con riego automático para el jardín. “En veinte años los árboles serán enormes y darán resguardo a la casa. No se verá, aunque está en la entrada del pueblo... Como querían sus dueños”.