El verano es una de las estaciones del año que más disfrutamos: con el buen tiempo, los días más largos y el sol dándonos en la piel, nuestro estado de ánimo se sube por las nubes y nos apetece pasar más tiempo fuera de casa. Hasta que llega tremenda ola de calor azotando a todo el país y nos obliga a estar más tiempo dentro de casa porque, literal, no se puede estar ni en la calle ni en la playa.

Es verdad que ante tanto calor la lógica nos dice que usemos el aire acondicionado o el ventilador para refrescarnos y estar cómodas en casa, pero el tener estos aparatos todo el día encendidos chupando electricidad, solo nos traen facturas de la luz que dan miedo abrirlas. Menos mal que la bioarquitecta Carmen Vázquez, de @habita_bio, nos ha contado cuáles son sus trucos para mantener la casa fresca de una manera más sostenible y natural que nos permita disfrutar de una vivienda más amable con nosotras y con el planeta.

1. Intenta que el sol no entre directo en casa

Evitar que el sol entre directo en casa no es difícil de conseguir porque, como explica Carmen, “la protección solar exterior, como toldos, persianas o incluso plantas estratégicamente colocadas, es la forma más sencilla y efectiva de mantener la casa más fresca”. Esto quiere decir que para mantener el interior de la casa fresca lo que debemos hacer es evitar que el sol incida directamente sobre ventanas y muros. Cuanto más sombra fuera, menos calor dentro.

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El Mueble

2. Invierte en buen aislamiento

La bioarquitecta también recomienda invertir en un buen aislamiento porque considera que “tener bien aislada la cubierta, los muros y las ventanas marca la diferencia entre un espacio que retiene el frescor y otro que se recalienta como un horno. Es una inversión que se nota cada verano (y también en invierno)”. Materiales como la celulosa reciclada, la fibra de madera o las ventanas con doble acristalamiento pueden ayudarte muchísimo.

3. Apuesta por la ventilación cruzada inteligente

La sensación térmica y mover el aire es clave para refrescarte en casa. “A veces no necesitamos que la temperatura baje mucho, sino que el aire se mueva: un ventilador o la ventilación cruzada pueden hacer maravillas”, explica la experta y añade un punto muy importante a tener en cuenta: “eso sí, la ventilación cruzada solo funciona si el aire exterior es agradable; si fuera hace 40°C, es mejor no abrir de par en par”.

4. Ajusta bien el aire acondicionado

Carmen también de detalla que “si necesitas poner el aire acondicionado, ajústalo entre 27 y 29°C. No necesitas más frío para sentirte bien”. Este rango de temperatura es perfecto para reducir el consumo energético porque se evitan cambios bruscos de temperatura. Además, tu cuerpo se adapta mejor y te sentirás más cómoda.

 

5. Viste tu casa y tu cuerpo para el verano

La ropa que usas en casa y los materiales que tienes en ella importan, y mucho. “Estar descalza sobre un suelo cerámico es increíblemente fresquito; en cambio, un suelo plástico no lo es tanto”, puntualiza Carmen. Por eso, lo ideal es que lleves prendas de vestir ligeras, sueltas y de fibras naturales y que hagas minicambios dentro de casa, como colgar en las ventanas cortinas claras o cambiar los cojines del sofá por unos más ligeros.

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