A sus 80 años, el actor Michael Douglas ha encontrado en Mallorca no solo un refugio vacacional, sino también un verdadero hogar donde el tiempo pasa sin prisa y en buena compañía. Junto a su esposa, la también actriz Catherine Zeta-Jones (55 años), disfruta de largas mañanas tranquilas, comidas con amigos, siestas al sol y paseos interminables.

Pero más allá del ritmo pausado de su día a día, hay algo que llena especialmente de alegría a Douglas: ver a Catherine feliz, decorando su casa mallorquina con total libertad: "Está decorando la casa a su manera. Me alegra verla realmente feliz, y aquí, en casa con nuestros amigos", confesó en una entrevista a 'The Standard'. El cambio de dinámica llegó tras años de una situación... cuanto menos, peculiar. Y es que durante un tiempo, Michael Douglas compartía la propiedad de S’Estaca - una villa histórica en la costa noroeste de Mallorca - con su exesposa Diandra Luker.

 

 

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El acuerdo implicaba repartirse la casa durante seis meses cada uno. "Era muy incómodo compartir la casa de S’Estaca con mi exmujer… seis meses, cada uno no era agradable para nadie", reconoció en otra entrevista para 'People'. Ahora que la casa pertenece en exclusiva a la pareja actual, Catherine se ha entregado por completo a personalizar el hogar y a transformarlo en un espacio cálido, elegante y, sobre todo, propio.

Un hogar feliz… por fin compartido

Salón de la casa de Michael Douglas en Mallorca
Engel & Völkers

Para Douglas, el cambio se nota, sobre todo, en el ambiente. "Catherine, mi esposa, está muy feliz aquí; más aún ahora que ya no compartimos la casa con mi primera esposa, Diandra. Ahora se siente mucho más cómoda", dijo. Esta comodidad renovada ha permitido que la actriz se involucre con entusiasmo en la decoración de cada rincón, imprimiendo su estilo sofisticado y acogedor a la emblemática finca.

Lejos de los formalismos de Hollywood, en S’Estaca mandan los muebles de madera envejecida, los textiles naturales, las flores frescas y una mezcla armoniosa de elementos mallorquines, ingleses y mediterráneos. El resultado es una residencia que rezuma autenticidad, historia y vida familiar.

Una casa donde refugiarse y vivir en calma

Salón de la casa de Michael Douglas en Mallorca
Engel & Völkers

La pareja disfruta de una rutina sencilla y sosegada. "Somos madrugadores: tomamos café, paso al menos dos horas leyendo las noticias y, después, hacemos deporte. A veces vienen amigos a almorzar, echamos la siesta…", contaba el actor con naturalidad, revelando cómo la casa se ha convertido en su rincón favorito del mundo. Un lugar donde ya no pesan las divisiones del pasado y donde cada detalle - desde una cerámica antigua hasta una lámpara elegida con mimo - cuenta una historia nueva, compartida.  

S'Estaca: historia, encanto y estilo mediterráneo

La casa a la que Michael Douglas se refiere con tanto cariño, es una villa con más de 150 años de historia, construida originalmente por el archiduque Luis Salvador de Austria. Está situada entre Valldemossa y Deià, extendiéndose por una ladera con vistas al mar que combina arquitectura tradicional mallorquina con detalles de influencia italiana y morisca. 

Bodega casa de michael douglas
Engel & Völkers

La villa cuenta con siete edificios, cinco apartamentos de invitados, una biblioteca, sala de cine, varias terrazas, piscina, viñedos, una bodega y hasta un antiguo molino de aceite. Aunque en 2014 se puso a la venta por unos 60 millones de euros, en 2020 la pareja decidió retirar la propiedad del mercado. "Mi vida está tomando un nuevo rumbo, y ahora es el momento de dejar que alguien más disfrute del privilegio y la aventura de S’Estaca", decía entonces Douglas en un vídeo promocional. Sin embargo, algo cambió. Hoy, esa aventura sigue siendo suya.

Gracias a la implicación de Catherine Zeta-Jones, el espíritu de la casa ha renacido. Su toque se nota en los detalles, en la armonía cromática, en la mezcla de texturas, y en ese delicado equilibrio entre lo clásico y lo actual. S’Estaca no es solo una casa de vacaciones. Es un refugio emocional, un proyecto compartido y, sobre todo, un hogar.

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