La cama es la pieza central de todo dormitorio, y en el estilo nórdico también. Además de escoger un colchón de excelente calidad que se adapte al cuerpo como un guante, la estructura de la cama importa (y mucho). Como las habitaciones de los países nórdicos no suelen ser muy amplias, lo normal es que se decanten por estructuras con patas, más ligeras. De este modo, al quedar un hueco entre la cama y el suelo, el dormitorio se ve más grande. Otras veces, las necesidades de almacenaje priman a la estética, y también los nórdicos compran estructuras tipo canapé con cajones integrados.
En cuanto al cabecero, todo depende de las preferencias. Si acostumbras a leer por las noches, lo mejor es un cabecero acolchado, pero si eres más de caer rendida entre las sábanas, puedes incluso prescindir del cabecero y decorar la pared con papel pintado, tal y como ejemplifica esta imagen.