Casas de lectoras: Amparo volvió a la casa del pueblo de sus abuelos en Zamora y la "España vaciada"

"No podría haber conseguido un lugar tan especial sin el aprendizaje y la inspiración que me ha brindado la revista El Mueble", nos explica Amparo mientras nos abre las puertas de su casa en Fonfría, Zamora. Un pequeño pueblo de "la España vaciada", que describe como un entorno lleno de bienestar y armonía.

"La historia de mi casa-hogar es la historia de una búsqueda. La de encontrar un lugar en el mundo dónde poder disfrutar de la vida", nos cuenta nuestra protagonista de hoy.

Después de vivir en grandes ciudades como Barcelona y Madrid, el destino llevó a esta leonesa a volver al pueblo de sus abuelos durante un verano para cuidar de su madre. Y ahí empezó todo...

"Descubrí que no hacía falta irme al otro lado del mundo para encontrar "eso" que tanto anhelaba y llevaba años buscando", comenta la lectora mientras curiosea viejos ejemplares de la revista, que guarda como auténticos tesoros en la estantería a medida del salón.

"Empecé a sentirme parte de esta tierra, a disfrutar de la compañía de mi propia soledad y a ver, por primera vez, atardeceres únicos y maravillosos cielos estrellados", añade con un punto nostálgico.

Amparo utilizó las piedras originales de la casa que levantaron sus abuelos. Las mismas que habían vivido tantísimas historias familiares en el pasado. Y que ahora, con su llegada, volverían a ser testimonios de nuevas celebraciones y reuniones con amigos.

Los muebles blancos de la cocina se integran con el salón. ¿En el centro? Una discreta zona de comedor con una gran alacena de madera.

La construcción la llevó a cabo una empresa de la zona, pero Amparo participó en todo el proceso de la reforma. Nos cuenta que asumió la responsabilidad de decidir la distribución y el diseño.

Y lo más importante: la decoración. "Reuní todos los muebles y recuerdos que han marcado mi vida", comenta Amparo. En cualquier rincón de su casa encontramos piezas que le han acompañado en todas sus etapas.

Mientras nos despide de su bonita casa de piedra, Amparo nos recuerda que Zamora es una gran desconocida y merece la pena que deje de serlo.