Las masías, esas casonas de campo hechas de piedra propias de Cataluña y una parte de Francia, son hoy viviendas cotizadas. La de este reportaje, ubicada en el Alt Empordá, cumplía todos los requisitos por fuera, pero su interior era otro cantar. Se había reformado con un estilo demasiado moderno. "La casa era un sinsentido. Estéticamente, no encajaba para nada con una masía tradicional.

Las vigas eran metálicas y oscuras, las paredes demasiado llamativas, el suelo porcelánico resultaba frío, la cocina era propia de una casa de ciudad... Por eso, los nuevos propietarios querían volver a la esencia y ahí entramos nosotras", nos cuentan Marina y Laia Reguant, del Estudio Marina & Co, responsables de la transformación. ¡Vamos a verla!

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1.

Salón exterior para disfrutar al aire libre

Porche con sofás de bambú, cojines blancos, plantas, limonero, alfombra de yute

Cojín color caldera, de Libeco en La Maison. Resto de cojines, en Sacum. Plantas y macetas, de Elia Garden.

El Mueble/Stella Rotger

Un punto extra de las masías son los meses de sol y el buen clima mediterráneo. Perfectos para disfrutar de su exterior. En este porche dispusieron un acogedor salón protegido del sol con una pérgola de cañizo. La luz se cuela por ella y va cambiando a lo largo del día proyectando sombras. El limonero impregna con su aroma el exterior y la buganvilla es un deleite para la vista. ¡Todo un regalo para los sentidos!

2.

Las responsables de la reforma

Laia y Marina Reguant, interioristas de Marina & Co

Laia y Marina Reguant, interioristas de Marina & Co

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Laia y Marina Reguant, interioristas de Marina & Co, autoras de la reforma.

3.

El recibidor ¡qué gran entrada!

Recibidor con mesa redonda de madera con alfombra redonda gris, suelo de madera, puertas de madera y vigas

Mesa de madera, de Brucs. Cerámica, de Sacum. Ramo, de FlowerShop Barcelona. Alfombra, de KP.

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Fue uno de los elementos más cuidados a nivel de interiorismo. "A través del recibidor se accede a la cocina, al comedor, a las escaleras que llevan a la planta superior, al baño de cortesía... Por eso teníamos claro que había que poner un elemento que llamara la atención", cuenta Laia. De ahí salió el concepto de la mesa central. Un punto focal para una gran entrada. Tampoco quisimos dejar de lado la funcionalidad, por eso lo acompañamos con un banco y un armario para abrigos.

4.

Un salón luminoso ganado al exterior

Salón con sofá blanco esquinero, puf gris redondo, alfombra gris, techo de cañizo, paredes pintadas de gris clarito

Sofá, de Atemporal. Cojines a cuadros, en Marina & Co. Mesas, de Taller de las Indias. Cuadro, en Sacum. Apliques, de Carpyem. Alfombra, de KP.

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Una de las mayores transformaciones fue incorporar al interior una zona que antes pertenecía al porche. Así fue cómo se creo el gran salón. Un espacio súper luminoso con unos grandes ventanales en arco y un gran sofá rinconera que aprovecha los metros. Los toques verdes de la decoración van a tono con las espectaculares vistas al jardín y la piscina.

¿Otro éxito rotundo? La sustitución de las vigas oscuras por otras de madera y el techo de cañizo. "¡El cambio fue espectacular!", comenta Laia.

5.

Hacia el comedor

Comedor con mesa y bancos de madera, plantas, alfombra de yute, abierto al salón y vigas de madera

Bandeja de Brucs. Cojines a rayas, en Margarita Ventura. Flores, de FlowerShop. Planta, de Elia Garden.

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La nueva masía también ha ganado sensación de amplitud. Las estancias, aunque separadas, se comunican sin puertas. Sus amplios vanos dan una percepción diáfana del espacio. Para darle un toque rústico y sereno a la casa, la pintaron de un gris clarito.

6.

Un comedor donde caben todos

Comedor con mantel de lino y vajilla azul, sillas de fibra y alfombra de yute

Mesa, sillas y banco, de Brucs. Lámparas de techo, de Marset. Mantel, de Filocolore. Alfombra, de BSB. Estores de fibras, en Marina & Co.

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A los hermanos les encanta recibir visitas de amigos y familiares. Por eso, se hicieron con una amplia mesa de comedor donde poder juntar a todos. En el extremo junto al ventanal, crearon una zona de lectura con una butaca, una lámpara de pie y un reposapiés. 

7.

La cocina con una súper isla

Cocina con isla, muebles de madera, campana extractora blanca, suelo de parqué laminado

Mobiliario fabricado por un carpintero local. Encimera, de Neolith. Papel pintado, de Arte, en Marina & Co. Lámparas y apliques, de DCW.

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¿El lugar preferido de los propietarios? Sin duda, la cocina. Equipada con una isla con barra y en madera clara es el centro neurálgico de la casa. "Nos pidieron que fuera cómoda, con muchos cajones y nosotras queríamos que visualmente fuera una continuación del salón y el comedor", explica Laia. De ahí, el papel pintado verde muy cálido, que se repite en una parte del comedor, y el suelo de madera continuo. "Cambiamos el porcelánico por un parqué laminado en un tono claro que da calidez".

8.

Un mini estudio en una de las suites

Dormitorio con escritorio, suelo de parqué laminado.

Mesa a medida. Silla, de Crisal. Plaid, en Margarita Ventura. Cortinas, en Marina & Co. Alfombra, de BSB.

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En la planta superior están ubicados los 4 dormitorios: dos tipo suite para los hermanos y otros dos para visitas. En todos ellos, las interioristas han apostado por una fórmula ganadora: juego de texturas y telas de aspecto rústico que les dan calidez. En una de las suites se ha añadido, a los pies de la cama, un mini estudio delante de la ventana con vistas al jardín. ¡Así da gusto trabajar!

9.

La primera suite en gris y mostaza

Dormitorio con pared empapelada a cuadros, cabecero de capitoné gris y ropa de cama blanca y mostaza

Papel pintado, de Arte, en Marina & Co. Cabecero tapizado, de Hämta Kraft by Scapa. Ropa de cama, de Filocolore. Banco, de Taller de las Indias. Alfombra, de Cumellas.

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¿Más elementos que comparten las dos suites? Las camas de matrimonio, el papel pintado en la pared del cabecero,  el cabezal de capitoné, las vigas de madera y el techo de cañizo. En esta de la imagen, el cabecero es gris y el papel, de cuadros.

10.

La segunda suite en gris y rosa

Dormitorio con pared empapelada y techo de fibra, ropa de cama rosa y banqueta blanca.

Papel pintado, de Arte. Colcha, de Lexington. Mantas, de Filocolore y Teixidors.

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La otra suite repite la misma cadencia que la anterior. También cuenta con cabecero de capitoné —este, en color crudo— y papel pintado en la pared. Esta vez a rayas. Les acompañan unas cortinas claritas y una alfombra de fibra. De nuevo, el techo de cañizo da calidez y una sensación envolvente al dormitorio. Ahora sí, esta masía sabe a campo... y a encanto.