¿Puede una casa centenaria ser el escondite perfecto de una pareja moderna? Sin lugar a dudas. La clave está en conservar lo bueno y añadir toques de estilo. Y esta espectacular casa rústica ubicada en Pals, en el Bajo Ampurdán y propiedad de Georgina Escoda, cuenta con tres siglos de historia y también con mucho estilo. Sofás recuperados por la propietaria. Mesa de centro diseño de Atmósfera Interiors, por Ebanistería Cano. "Soy una persona hecha a mí misma. Desde joven he luchado por hacerme un hueco en el mundo de la moda y aprendí a moverme en él, me apasiona. He sido bailarina, modelo y he trabajado en agencias en las mejores marcas de moda de lujo del país. Hace cinco años creé mi propia marca, con los básicos para cada temporada, se llama Bad Habits . Esta casa es mi refugio creativo y os la quiero enseñar", se nos presentaba Georgina Escoda, la propietaria. Y cómo no acudir a su invitación, en una vivienda que es, sin duda, única: la piedra que cubre sus fachadas y buena parte de sus paredes ya no se encuentra, habría que buscarla en tiendas de derribos. Y solo sentirse arropados por estas vigas (de cemento pintadas a la cal en el salón y de pino en el dormitorio) o por los ladrillos de la bóveda de la cocina ya es una maravilla. Cortinas lino con tejido de Güell-Lamadrid. Mesa de centro a medida. Mesa auxiliar negra de Atmósfera Interiors. Alfombra de KP. “Encontré la casa buscando un lugar agradable donde pasar el verano y que a la vez me sirviese como espacio de trabajo lejos del ruido de la ciudad. Di con ella una tarde en que había una luz preciosa y me enamoró. Ahora es el mejor lugar del mundo para mí. Aquí todo fluye de otra manera, sin prisas ni agobios”, cuenta Georgina. Librería de madera blanca a medida de Carpintería Josep Servia. La piedra de los muros es antigua, típica de Pals. “Y nos gusta tanto, que lo que iba a ser una casa de vacaciones se está convirtiendo en nuestra residencia habitual”, añade. ¿Su espacio favorito? “El salón, tan acogedor. Me encanta ver los muros de piedra y el jardín. Especialmente el invierno cerca de la chimenea es adictivo". Mesa y sillas adquiridas en Francia. Alfombra de Francisco Cumellas. Lámparas modelo Oscar de Beukme. "En cuanto a los muebles, los anteriores propietarios me ofrecieron algunas piezas que habían sido concebidas para la casa en origen, como la vitrina del salón o la alacena del comedor, ¡y cómo decir que no a esas piezas tan perfectas que estaban aquí antes que yo! Además, encajan muy bien con mi mezcla de estilos. El resto lo he ido completando con piezas más contemporáneas, menos rústicas, que crean una atmósfera más ecléctica y con un toque actual", cuenta. Cocina de obra de microcemento y puertas de madera. En la reforma, el paso del comedor se amplió para ganar vistas y amplitud. "He decorado con cosas que me gustan y seleccionando de aquí y allá. Solo pongo lo que realmente me gusta”, nos cuenta Georgina, que transmite pasión por su refugio. Cabecero tapizado, en Al Milímetro. Lámpara Scantling de Marset. Butaca de madera de Kave Home. “Toda la casa ya tenía una paleta de colores pastel muy suaves, centrada en los verde-grises tan de esta zona y algunos ocres y vainilla, así que completamos con elementos muy neutros, con toques en crudo o verde agua”, añade la propietaria, que ha contado con la ayuda de Viki y Mise Coll de Atmosfera Empordá para la decoración. Ropa de cama de Zara Home. Taburete a pie de cama artesano. Jarrón verde en Atmosfera Empordà. ¿Un último detalle práctico? La casa es centenaria, pero en una reforma anterior realizada por Josep Curanta, la modernizaron sin que se notara: ampliaron las ventanas y pusieron calefacción radiante bajo el tradicional suelo de barro cocido. ¡Cómo no querer refugiarse siempre aquí! Lavamanos de piedra y espejo de mandera antiguos. Botes similares en Zara Home. Si quieres estar al día de todo lo que publicamos en www.elmueble.com, suscríbete a nuestra newsletter .