Entramos en el singular palacete de Esperanza Aguirre en Malasaña: rojo intenso, sofás a rayas y arte por todas partes

Tras unas imponentes puertas de color verde, accedemos al patio interior. Un respiro visual en el que nos separamos del bullicio de una ciudad como Madrid. Este patio, a cielo abierto, mantiene el espíritu tradicional de las casas señoriales de la ciudad, con suelos de piedra, plantas trepadoras y fachada blanca que, aunque no está decorada con grandes ornamentaciones, mantiene un equilibrio sencillo entre funcionalidad y encanto castizo. Lujosa, sí, pero con alma madrileña.

Al cruzar la puerta principal, el visitante encuentra un recibidor de corte clásico que anticipa el estilo de toda la vivienda. Las escaleras del descansillo, revestidas con alfombras florales y acompañadas por llamativas lámparas de araña, imponen un ambiente elegante que se cuela al interior de la casa de Esperanza Aguirre.

Sorprende que nada más abrir la puerta, la primera impresión sea un ambiente "muy rojo", un detalle que ha ocasionado alguna que otra broma, aunque es un color que la propietaria asoció con su compromiso por la Comunidad de Madrid

El salón principal, con grandes ventanales y muebles de estilo tradicional, destaca por su abundante presencia del color rojo también en tapicerías y detalles ornamentales. Las paredes están decoradas con obras artísticas y fotografías familiares, creando un cruce entre lo personal y lo institucional, sin caer en lo excesivo.

En este espacio también vemos como una chimenea de estilo señorial se apropia de toda nuestra atención y cobra el verdadero protagonismo. Además, al ser clásico y en tonos blancos, resalta mucho más y pone ese toque de luz y contraste para evitar caer en un exceso cromático. Cada hueco y rincón de la casa de la expresidenta está aprovechado para colocar libros, trofeos, piezas o figuras cargadas de significado.

El rincón favorito de la familia es la zona de estar anexa, donde un sofá y butacas se disponen frente a una pantalla de televisión, rodeados por librerías que cubren las paredes. Este espacio combina lectura, descanso y tertulias en un ambiente cálido y con personalidad. Aquí, también se ubican numerosos trofeos que a lo largo del tiempo han ido coleccionando su marido y ella. Fotografías enmarcadas de momentos especiales completan el conjunto.