Cómo limpiar la rejilla del horno de forma sencilla y efectiva

En la limpieza de la cocina, limpiar el horno es una de esas tareas que solemos aplazar irremediablemente. Pero, si cocinas con el horno a menudo, sabrás merece la pena no solo darle un repaso tras cada uso, además de incluirla en la limpieza general. Además, si no se limpia bien esta rejilla, puede afectar incluso al sabor de las comidas. Y por supuesto, una mala limpieza puede contribuir a bacterias, gérmenes y malos olores en la zona de la cocina.

Para limpiar la rejilla del horno se pueden usar varios métodos. Uno de los más utilizados es el clásico quitagrasas. Son productos muy habituales en los supermercados, de fácil acceso y que eliminan fácilmente la grasa. Si buscas algún remedio más natural, o algo más fácil de encontrar en tu despensa, sigue leyendo:

1. Bicarbonato: es un clásico de las tareas de limpieza. Se puede decir que el bicarbonato sirve para casi todo a la hora de limpiar una casa. Pues bien, también es muy eficaz a la hora de limpiar las rejillas del horno. Simplemente, sumerge la rejilla en agua caliente, añade un poco de bicarbonato y deja actuar unos minutos. Si no quieres sumergir en agua las rejillas, también se puede pulverizar una mezcla de agua y bicarbonato. Luego retira con un paño el exceso y ya estaría lista la rejilla para usarla.
2. Mantequilla o aceite: este truco es muy popular y efectivo. Aprovecha el calor residual del horno y unta la rejilla en aceite o mantequilla (lo que prefieras) con cuidado. Mejor si lo puedes aplicar con una servilleta o un trapo para no quemarte. Deja actuar unos minutos (pocos para que la grasa no se queme) y retira con un estropajo de metal. Elimina los restos de mantequilla o aceite con un poco de agua y jabón.

Otra de las maneras de limpiar la rejilla del horno es con la vaporeta. El vapor caliente hará que los restos de grasa y aceite se deshagan y sean mucho más fáciles de eliminar. Sácala del horno y hazlo apoyada en el suelo (si no es laminado o de madera) o sobre la encimera. Cuando termines, pasa un paño húmedo para quitar los restos de suciedad y seca.

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