'Slow Deco': qué es, cómo puedes aplicarla y por qué te engancharás a ella

Si quieres un estilo de vida relajado donde la slow deco esté presente, lo primero es mirar con cariño el lugar donde vives. Mima tu casa haciendo cosas por ella. Piensa en la satisfacción de cuidar el espacio donde vives, de la misma manera en que te mimas cuando comes o te vistes tú.

La slow deco comparte muchos atributos con el estilo nórdico, como una paleta de colores muy suave –dominada por blancos y beiges–, y mucha presencia de madera y fibras naturales. 

 La sencillez y la calma son dos adjetivos que respira toda casa slow. Es importante no recargar los espacios de elementos superfluos, de hecho, tener pocos objetos deja paso al relax y favorece el orden, que es clave, también, en una decoración slow. 

En la decoración slow  los textiles naturales son un must, ya sea en los cojines decorativos, plaids o ropa de cama. Además de por su calidad, por su durabilidad y consumo responsable. Y es que los tejidos naturales tras diez años de uso pueden estar en perfecto estado. Por lo que no será necesario renovarlos cada tres años, como puede ocurrir con algunas piezas sintéticas.

Los espacios diáfanos y comunicados, con el menor número posible de tabiques y obstáculos, hacen que la transición de una actividad a otra resulte natural. Por ejemplo, es importante la conexión entre la cocina, el comedor y el salón. O entre el dormitorio y el baño. Esta comunicación favorece la relación entre los miembros de la familia, que tienden a compartir en lugar de aislarse.

Las puertas y las ventanas ofrecen salidas y vistas al exterior. Si este es agradable, o mejor aún, verde, ¡potencia sus vistas! La naturaleza tiene un efecto sedante en nuestro organismo. Otra opción es "crearte" tus propias vistas: si tienes un balcón puedes hacer una bonita composición de plantas y flores para disfrutarlas desde el interior de casa. 

La entrada de casa debe favorecer la desaceleración, ayudarte a frenar el ritmo y contagiarte calma. Despéjalo y habilítalo para poder sentarte para descalzarte, dejar el abrigo, el bolso, los zapatos o todo lo que llevábamos en nuestra vida fuera.

Una casa slow debería contar con algún rincón 'modo pause', donde poder parar, leer, descansar... en definitiva, desacelerarte del vertiginoso ritmo diario. Rodéate de cojines  mullidos, algún plaid o, en invierno, una manta gustosa. 

La cocina recupera su espacio neurálgico en una casa slow. No solo es una estancia donde nos "encerramos" para cocinar, sino que es un espacio que compartimos con la familia. El cocinero Lluís Peñafort, defensor del movimiento slow food, es de la opinión que en la cocina de cualquier casa es indispensable una mesa o barra grande donde poder comer, trabajar o charlar.

Luz natural, iluminación de bajo consumo y electrodomésticos de alta eficiencia energética ayudan a que la casa sea sostenible, otra característica slow. También es importante diseñar un espacio limpio y ordenado para el reciclaje. Plantas aromáticas y un poco de música ambiental son los complementos ideales para que la cocina alimente la felicidad.

El baño es tu templo casero de relajación. Cuida la atmósfera para que invite a la calma: una cesta con aromas esenciales, velas y toallas en colores claros con tejidos muy naturales y gustosos te ayudarán a crear tu spa privado. 

Lo ideal es que el dormitorio sea un lugar sin ruidos, luminoso, bien ventilado, al que apetezca irse a dormir durante 8 horas. Será importante, también, contar con armarios que permitan un acceso fácil a la ropa de temporada y sin rincones desaprovechados. Y si quieres dormir como un lirón, lo primero es vetar la entrada a los aparatos electrónicos, empezando por el móvil, ya que dificultan el descanso. 

La filosofía de la casa lenta se inspira en el movimiento slow, iniciado por Carlo Petrini y que ha triunfado en el mundo de la gastronomía con el slow food. Los alimentos naturales y de temporada, que nosotros mismos podemos recolectar en un pequeño huerto urbano, son la base de este movimiento. 

Está comprobado: ocuparse de las plantas reporta tanto beneficio como estar en contacto con la naturaleza. Tanto en adultos como en niños. Si quieres que tus hijos se impliquen en su cuidado, empieza por elegir plantas para niños fáciles de cuidar. 

Descubre el valor de los objetos elaborados de manera artesanal, en pequeñas series o con materiales reciclados o naturales. Jarrones o damajuanas de cristal, vasijas de cerámica, detalles de macramé DIY (¿te animas a hacer este perchero?)...