30 dormitorios de matrimonio blancos en los que te sentirás como en una nube

Este dormitorio con aire campestre está en plena ciudad. El techo de vigas de madera recuperadas y al natural junto con los muebles de maderas claras, las fibras vegetales y el blanco de textiles y paredes crean una atmósfera serena que invita al relax. 

El blanco es el aliado infalible de los dormitorios pequeños, como este, decorado por Paula Duarte. No solo aligera visualmente el espacio, sino que ayuda a que parezca más grande. Si optas por una base en blanco, como aquí, puedes permitirte escoger una pieza especial, como el cabecero o la ropa de cama, y darle protagonismo. 

La moqueta de fibras, la tela de saco de la butaca, el cabecero tapizado de lino o la riqueza de texturas naturales de la ropa de cama hacen de este dormitorio en blanco un refugio muy acogedor y envolvente. 

Este dormitorio evoca el verano. Por un lado, por el dúo blanco-azul, que transmite frescor y ligereza a la par. Y, por el otro, por la elección de los materiales, como el cabecero de esparto o la alfombra de fibras y la banqueta de madera y cuerda. 

Paredes, suelos, techos y mobiliario: todo se ha elegido en blanco, con excepción de la cómoda, lo que la convierte en el eye catcher de este dormitorio pequeño pero con mucho encanto. 

En este dormitorio, que disfruta de privilegiadas vistas al mar, se ha optado por una decoración sobria que ceda el protagonismo a su exterior. El blanco en cortinas y paredes es el lienzo perfecto para un mobiliario de madera, que da el toque cálido, y detalles de fibras. 

La decoradora Asun Antó ha apostado por el blanco roto como base para decorar este dormitorio de matrimonio, y para enmarcar la cama ha diseñado un original cabecero XL tapizado y con un marco de DM. 

La arquitectura clásica de este dormitorio, con molduras en el techo y la pared del cabecero, agradece una base en blanco, que viste el espacio de luz y elegancia atemporal. La decoradora Natalia Zubizarreta ha optado por pocas piezas pero muy especiales, como la banqueta de madera raw el gran espejo o el cabecero tapizado en capitoné. 

El blanco tiene la gran ventaja de combinar con todo, pero con el verde crea un tándem muy natural y refrescante. Aquí, se ha optado por el blanco en paredes y piezas de mobiliario, y el verde se ha reservado para los textiles y los detalles, como los cuadros de motivos vegetales, que dan un aire muy primaveral al dormitorio. 

En dormitorios con vigas y entrevigas de madera, como aquí, apostar por el blanco para las paredes es un acierto, ya que aligera visualmente el espacio. 

En este dormitorio la sobriedad se impone. Decorado en blanco, se ha optado por pocas piezas pero con personalidad, como el gran banco de madera a pie de cama o las mesitas de noche. Dos hornacinas con sendos cuadros gemelos decoran la pared del cabecero. 

Este dormitorio era pequeñito y muy oscuro, porque la madera de paredes y techos era marrón. La decoradora Marta Prats no lo dudó y aplicó una veladura blanca que aclaró la madera pero dejó ver la veta, lo que le da un plus de calidez. Solo con eso el espacio ha "crecido" visualmente. El cabecero, que integra las mesillas a modo de hornacina, se unificó también en blanco.  

Este dormitorio es tan pequeñito como bien resuelto: el gran cabecero, que no llega hasta el techo para llevar la luz al vestidor, integra dos hornacinas de madera a modo de original mesilla de noche y de mini estantería. Y el blanco se impone en muebles, suelos –de microcemento– y paredes. 

Cuando tienes un jardín y unas vistas como estas desde el dormitorio, qué menos que cederles el protagonismo. El blanco en paredes y suelos es el lienzo perfecto para una decoración muy natural, veraniega y con aire boho chic. 

Para aprovechar al máximo el espacio de este mini dormitorio, la decoradora Júlia Brunet reemplazó la pared que separaba el baño por un gran panel acristalado de aluminio lacado en blanco, con una parte corredera y otra fija, que es donde está la ducha. 

Dormir en esta buhardilla debe ser lo más parecido a hacerlo en una nube. No solo la decoradora Asun Antó ha unificado paredes, textiles y mobiliario en blanco, sino que la cama, al situarse bajo el lucernario, disfruta de unas vistas espectaculares del cielo tumbado en la cama. 

En dormitorios pequeños, menos es más. Aquí, la arquitecta Ana Blanco, de Mengíbar Blanco Estudio, no solo ha apostado por el blanco para unificar paredes, techo y mobiliario, sino que ha optado por las piezas básicas para no recargar el espacio: la cama, un cabecero de mínimos y las mesitas, a modo de prolongación del cabecero.  

Este cabecero, con la parte superior acristalada, es doblemente eficaz: por un lado, lleva luz al vestidor contiguo y, por el otro, remata de manera original el cabecero. En blanco, todo el conjunto se ve más ligero. 

La amplitud de este dormitorio ha permitido ubicar la cama en una posición central, convirtiendo el cabecero en un murete bajo a modo de separador entre la zona de cama y el vestidor. El blanco unifica todo el espacio dejando para la ropa de cama las notas de color.