20 cocinas alargadas que aprovechan el espacio

En pisos y apartamentos de ciudad son lo más habitual. A no ser que hayas hecho reforma y abierto al salón o el comedor, la mayoría de cocinas son pequeñas y alargadas. Pero el mobiliario nada tiene que ver con las tradicionales cocinas galera (con muebles altos y bajos a ambos lados). Ahora, prima la amplitud y la luminosidad sin perder en practicidad. Y así se ha hecho en esta mini cocina que cuenta hasta con barra de desayunos.

Las cocinas alargadas no dejan mucho a la imaginación, aunque hay que tener varios aspectos en cuenta. Uno fundamental es el espacio de paso que tiene que haber para que sea cómoda. La distancia mínima entre dos encimeras enfrentadas –o una encimera y una isla– es de 90 cm. Lo ideal son 120 cm. Ten en cuenta que puertas y cajones tienen que abrirse con comodidad, así como permitir que dos personas cocinen al mismo tiempo sin obstáculos.

En esta cocina, se ha proyectado un mueble empotrado que da continuidad a la pared –donde va colocado el frigorífico–. Y para que la sensación sea de amplitud y holgura, se han obviado los muebles altos en la zona de cocción y aguas y se ha puesto una ventana que comunica la cocina con el comedor.

Abierta al fondo, a un lateral y en el techo. Los muebles blancos multiplican la luz natural que entra por todas y cada una de las ventanas. Y, para evitar la sensación de agobio, se han colocado muebles altos en tan solo uno de los laterales, mientras que en el otro se ha abierto la pared con una ventana que comunica con el comedor.

Una pared vacía en la cocina, incluso por muy pequeña que sea, es el lugar perfecto para colocar una mini barra de desayunos. Si la planificas de forma que los taburetes puedan meterse debajo, aprovecharás todo el espacio sin perder metros útiles.

Y es normal. El blanco amplía, aporta luminosidad y proporciona sensación de limpieza. De hecho es uno de los colores más demandados para los muebles de cocina. No falla. Además, ¡las cocinas blancas no pasan de moda!

En cocinas pequeñas y alargadas que solo permiten muebles a uno de los laterales, es aconsejable estirar los muebles altos hasta el techo. Potenciarás la sensación de que la estancia es más alta y sacarás el máximo partido al espacio.

Algunas cocinas no cuentan con mucha luz natural. Esto es lo que pasaba en este dúplex con terraza, cuya cocina solo tenía una puerta como conexión con el exterior. Para multiplicar la luz y la sensación de amplitud, se abrió la pared y se puso un pasaplatos (que tiene una persiana para abrirla y cerrarla cuando se quiera).

Aunque creas que este tipo de cocinas solo permiten un tipo de distribución, no es del todo así. Sí que es cierto que la lineal es la estrella en este tipo de cocinas, ya sea a una pared o a dos. Pero también pueden planificarse en L, como la de la imagen, alargando la superficie de encimera y ganando en almacenaje.

Una distribución en U también es posible en cocinas alargadas y estrechas. Eso sí, siempre que uno de los laterales con armarios sea menos profundo de lo habitual, que suele ser unos 60 cm. Ganarás en almacenaje y superficie sin perder amplitud.

Para no obstaculizar la visión y que la cocina parezca más amplia, es preferible no colocar muebles altos. Para que no te dé la sensación de ‘vacío’, una alternativa es colocar un estante, como se ha hecho en esta cocina, en el que tener a mano los utensilios que se emplean con mayor frecuencia.

A veces, aunque la estancia en la que está la cocina no sea estrictamente alargada, sí que lo es su distribución. Especialmente cuando están abiertas, como esta de la foto. Una distribución en U es cómoda y facilita las tareas de la cocina. Además, la península toma el protagonismo y actúa como nexo y separación con la zona de comedor.

Es otra opción ligera y muy práctica para distribuir una cocina alargada. Al colocar los armarios para guardar y la columna con el horno y el microondas al fondo, se libera el espacio y se elimina el ruido visual –hasta la campana encastrada en el techo tiene esa intención–. Y, aunque esta cocina es abierta, es una alternativa que sirve también para cocinas cerradas, alargadas y estrechas.

En cocinas grandes y alargadas, puedes tomarte todas las licencias que quieras. Es lo que hizo Natalia Zubizarreta en esta reforma. En el frontal, la zona de aguas y la de cocción. La isla hace la función de barra de desayunos o como superficie extra para cortar. Y, al final, una zona con el office bañada por la luz natural.

Así lo hizo Lucía Mariñas en la reforma de su casa. La cocina abierta y en blanco pasa completamente desapercibida gracias a la barra de Neolith con acabado amarmolado. Elegante, práctica y muy bien resuelta.

En las cocinas alargadas, más si son estrechas, es preferible evitar los tiradores en los muebles y decantarse por uñeros o puertas con sistema push. Al realizar un poco de presión sobre este tipo de puertas, se abren dejando introducir la mano para abrirla del todo.

Una distribución lineal y con el amueblamiento en una sola pared permite tener una cocina alargada con mesa. El office, compuesto por una mesa, pegada a la pared, con taburetes, ocupa poco espacio y ofrece todas las ventajas. Esta idea sirve también para cocinas con ventanas.

Con la zona de aguas en la isla, esta cocina abierta aprovecha todo el espacio de la pared para almacenaje y sin perder fluidez en el flujo del triángulo de trabajo.

El triángulo de trabajo está formado por tres líneas imaginarias que unen la zona de almacenaje –frigorífico, armarios, cajones... –, la de preparación de alimentos y limpieza –el fregadero y la de cocción –la placa. Su objetivo es que cocinar sea cómodo. En cocinas lineales, esta distribución es imposible por lo que se recomienda colocar el fregadero en la mitad, dejando el frigorífico a un lado y la zona de cocción al otro.