15 salones con cocina abierta: ¿cómo acertar con su decoración? | FOTOS Y VÍDEO

Los salones con cocinas abiertas no solo se decoran en un estilo actual o contemporáneo. También los más tradicionales y con notas clásicas pueden abrirse a una cocina, que deberá mantener las pautas estéticas de esta tendencia. ¡Todo es posible!

Tanto si vas a afrontar la reforma para tirar los tabiques y tener un salón con cocina abierta como si la distribución ya es así y vas a redecorar, hay que medir bien. ¡Qué poco amigos somos de los metros! Pero es esencial. Si vas a tirar paredes para ver si realmente se gana espacio y es posible contar con los muebles que quieres que decoren el salón. Y si la distribución ya es abierta, por el mismo motivo. Debes ver qué organización es la más adecuada. Entre salón y cocina ha de quedar un margen despejado.

¿Uno diferente en el salón respecto al de la cocina o prefieres continuidad (efecto secuencia) también en el pavimento? Este hecho también es importante a la hora de decorar el salón con cocina abierta. Tendrás mayor sensación de conexión con el mismo suelo, pero un cambio demarca zonas según su uso y enriquece.

Los salones con cocina abierta no pueden ser menos estilosos que los que tienen la cocina independiente. Es importante que tengas claro el estilo decorativo que quieres para el salón, porque te ayudará a escoger los colores y diseño del mobiliario de cocina. Así que regla número uno de un salón con cocina abierta: pensar en el estilo para diseñar en conjunto los ambientes.

Con una solución a medida es posible decorar el salón con un mueble que se prolongue y alcance la cocina. De esta manera, se fomenta la unidad y conexión entre los dos ambientes. En función de la distribución, ese mueble a medida puede ser el principal de los audiovisuales o uno auxiliar que aporte espacio para guardar, como en este proyecto de la interiorista Pia Capdevila.

Cuando derribes tabiques con el objetivo de tener un salón con cocina abierta (que seguro se siente más espacioso y conectado) no renuncies a dejar columnas, pilares o vigas a la vista. Son elementos estructurales que ayudan a organizar el espacio.

Salón con cocina integrada pero preservado de ruidos y olores. Sin renunciar a la luz, ni a la sensación de amplitud y continuidad, pero con puertas. De cristal, ligeras y extra decorativas. A la hora de diseñar y decorar el salón, también has de pensar si quieres una solución de este tipo porque el color de su perfilería y el diseño de la puerta condicionará la distribución.

Es decir, realizar una parte inferior ciega (de obra con ladrillo, placas de cartón yeso o del mismo material que la perfilería del cerramiento) e instalar los cristales en la zona superior hasta el techo. Así el salón gozará de mayor independencia. Para no cerrarlo del todo, crea un pasaplatos o un vano con zona de barra.

No nos hemos vuelto locas. Ese "sí, pero no" quiere decir precisamente lo que ves en la imagen. Una cocina que comunica visualmente con el salón, sin puertas de ningún tipo que la delimiten, pero que, en sí, queda en otro plano. No hace falta derribar tabiques, quizá basta con eliminar puertas o abrir vanos y redistribuir ambientes.

Otra regla de oro es que un salón puede seguir teniendo una cocina integrada, aunque esta se delimite con un mueble península, por ejemplo, o un murete bajo que permita incorporar más muebles, tanto en la cocina como en la zona de estar. Incluso, como aquí, se puede adosar un banco con almacenaje que dé servicio a un comedor de reducidas dimensiones. La idea es buscar siempre la distribución que mejor componga y aproveche el espacio.

Dan servicio a la cocina pero desde el salón. Así se conectan los ambientes. Una barra de cocina es un elemento que, además, suma como superficie de apoyo. Según las dimensiones puede actuar como rincón de desayunos rápidos o como comedor. También es un buen lugar para trabajar puntualmente desde casa o para tener a las visitas cerca mientras se cocina.

Entre salón y cocina. Lo ideal es separar el estar de la zona de trabajo de la cocina. También que el sofá no mire directamente a esta estancia. Así no se asocia una zona de relax a una de trabajo que, en ocasiones durante el día, está en uso y más desordenada. Integrar el comedor a la cocina es la solución perfecta para configurar esa transición.

Bien con una solución de diseño en barra o bien con una mesa adosada a la isla o península de la cocina. El comedor no actúa como transición, en este caso, sino que ocupa un espacio en la cocina para ceder los metros al estar y que este se sienta más amplio. Podrás ganar hueco para sumar un par de butacas a la zona de asientos.