La diferencia entre estar totalmente a gusto en casa y no acabar de encontrar tu espacio pasa, a veces, por un reajuste decorativo. Un sofá demasiado pequeño, una decoración neutra e impersonal, una iluminación fría que no te invita a estar en casa, unas ventanas al desnudo que no te dan intimidad... A veces son pequeños desajustes de muy fácil solución y que transformarán por completo la relación que tienes con tu casa. Pasarás de no querer entrar... ¡a no querer salir de ella!