Una pareja de reformadores compra una casa abandonada durante 40 años y la transforma en una con un jardín mágico, cine y hasta sala de juegos: "Hemos estado nerviosos todo el tiempo"

La primera imagen que recibe al visitante es pura postal mediterránea: tumbonas de madera sobre un césped perfectamente cuidado, una piscina tipo estanque de borde suave que refleja el cielo y el mar de fondo, y un sol que, literalmente, parece instalado en la propiedad. Jordan y Emanuele han concebido este jardín como un oasis donde detener el tiempo. La vegetación está cuidadosamente recortada y los árboles enmarcan la vista sin obstruirla. Cada rincón ha sido pensado para transmitir bienestar, con un equilibrio perfecto entre lo natural y lo diseñado.

El salón es una declaración de intenciones: techos altos, lámparas de forja que recuerdan a un palazzo veneciano y una paleta de colores neutros que contrasta con los dorados de los muebles. Las ventanas, amplias y simétricas, permiten que la luz natural bañe cada rincón, mientras que los sillones, de corte clásico pero tapizados con tejidos actuales, invitan a largas conversaciones o a una lectura tranquila. Las plantas aportan un toque fresco que conecta el interior con el entorno exterior.

Integrado con el salón, el comedor interior está pensado para recibir. La mesa, de grandes dimensiones y con capacidad para diez comensales, va a juego con las sillas talladas de madera que genera un ambiente cálido gracias a la iluminación suspendida. No hay rigidez en este espacio, sino una sensación acogedora de estar en casa aunque uno esté en una villa de revista. Cada detalle - desde los apliques hasta la vajilla-  está escogido con mimo.

La cocina es el corazón de la casa, y aquí late con fuerza. Con un gran mueble central coronado por un jarrón de tulipanes frescos, combina lo rústico con lo aristocrático. Las paredes de color ocre, las lámparas de aplique ornamentadas y los muebles de madera maciza refuerzan el carácter tradicional de la estancia, pero todo está diseñado con el máximo confort contemporáneo. La zona de cocción, revestida con una campana majestuosa, se convierte casi en un altar culinario. Es fácil imaginar cenas largas y llenas de sabor en este espacio.

¿Quién no se sentiría de la realeza dándose un baño al aire libre en esta torre y con estas vistas al horizonte italiano? ¡Sería el sueño de cualquiera! La torre ha pasado de espacio abandonado a un increíble ambiente donde el tiempo se detiene, donde el atardecer romantiza cualquier momento que quieras tomarte de pausa, de reconectar contigo mismo... para ir acorde a la estética de la villa, se ha escogido una bañera exenta de estilo clásico.

Entre los secretos increíbles que esconde esta villa, está esta sala de juegos, con su mesa de billar y un mobiliario clásico que acoge detalles también de tiempos pasados. Todo para crear esa atmósfera de siglo XX con el gramófono, la lámpara vintage para dar ambiente cuando caiga el sol... pero con las comodidades actuales.

¡Una de nuestras zonas favoritas! El propio cine en casa. Para adentrarse más en la estética de la casa, esta estancia es perfecta para visualizar clásicos del cine, ¿verdad? Con capacidad para diez personas, es un espacio único para desconectar, ¡y muy exclusivo!

Un salto a la actualidad. Después de ver cómo esta villa era un grito al pasado más dorado, algunas estancias son un reclamo a la actualidad, como este gimnasio privado para priorizar el buen estado físico y la descarga mental. 

En la suite principal... elegancia sin excesos, materiales nobles y una apuesta por el confort. Es como despertar y que la primera sensación sea 'calma absoluta'. El dormitorio cuenta con ventanales que enmarcan la naturaleza toscana como si fuera un cuadro, justo enfrente de la cama, y una decoración que mezcla lo vintage con lo artesanal. Aquí, dormir no es solo descansar, sino una experiencia estética en toda regla.