¿Dudas sobre cortinas? Respondemos vuestras preguntas

BEATRIZ GANCEDO: Depende de lo que necesites. Yo te propondría las dos cosas porque siempre queda mejor terminado.

El visillo te protege de la luz y en verano te da sensación de frescor, la cortina te ayuda a caldear el espacio y a amortiguar ruidos.

Si no tienes nada en frente y te gusta ver el paisaje (siempre y cuando no te moleste la luz), puedes dejar solo unas cortinas sin visillo

Por otra parte si necesitas intimidad y que no te vean desde enfrente, unos visillos son imprescindibles.

BEATRIZ GANCEDO: No, para nada. Lo único si tienes dos espacios conectados entre sí, por ejemplo un comedor y un salón, ahí sí tienen que tener una coordinación.

También es cierto que en pisos pequeños o estudios sí es bueno tenerlo todo en una misma gama de color, dará amplitud a los espacios y te permitirá utilizar muebles que puedas trasladar de una habitación a otra.

BEATRIZ GANCEDO: Existen carriles que con el calor se curvan y puedes hacer una cortina que tape el ángulo o también una nueva modalidad es el codo articulado.

Unas barras que permiten pasar la cortina de una zona a la otra, en ambos casos tanto las cortinas como los visillos quedan perfecto.

BEATRIZ GANCEDO: Si no hay mucho espacio, el estor queda pegado a la pared e invade menos.

BEATRIZ GANCEDO: Sí, a veces la ventana es pequeña, pero con la cortina puesta en los laterales dejas que el espacio respire y da la sensación de que la ventana es más grande.

BEATRIZ GANCEDO: Yo si es posible por el espacio pondría visillos y cortinas, porque por la noche es muy agradable dejarlo todo cerrado y tener un espacio recogido y delicado donde descansar.

Las cortinas, siempre largas, a no ser que tengas una mesa (estoy pensando en un cuarto de niños la mesa de estudio, por ejemplo), que entonces tienes que dejarlas cortas.

En muchas casas antiguas, el cajón de la persiana, además de visible, sobresale de la pared. Una de las soluciones más tradicionales es colocar un bandó, una tela horizontal que se pone ocultando tanto la caja como la barra o riel. Así se pueden colocar tanto cortinas como estores o, incluso, ambos, como en la foto. Esta solución funciona muy bien en habitaciones de estilo clásico. Si no te convence esta estética tan clásica, otra opción es colgar un estor que tape el cajón –y que sobresalga un poco por ambos lados–. Lo puedes anclar en el techo o en la pared mediante unos prolongadores de pared, siempre teniendo en cuenta la distancia que tendrás que dejar para que el estor suba y baje sin dificultad y no se atasque con el cajón de la persiana.

Aquí tendrás que tener en cuenta no solo tu estilo, que es fundamental, sino también si la habitación tiene luz natural o no. Cuando una estancia carece de luz del sol es mejor elegir unas cortinas vaporosas confeccionadas con tela de visillo y, preferiblemente en blanco, que ayudará a expandir la luminosidad. Hay muchos motivos para amar las cortinas blancas. Otra opción es elegirlas en un blanco roto o hueso –incluso un amarillo suave–, lo que creará efecto de luz solar. Ten en cuenta también el tono que has elegido para las paredes, las tapicerías –o ropa de cama– y el resto de textiles, que marcarán la gama predominante y te orientarán sobre el color que tienes que elegir para tus cortinas. En cualquier caso, los neutros nunca fallan. Hay muchos otros factores que te ayudarán a acertar cuando elijas tus cortinas.

¿Por qué no ambos? Cuando una ventana va de pared a pared hay mucha superficie por tapar. Una buena solución es combinar cortinas con estores: podrás regular cuánta luz entra mediante los estores y conseguir intimidad por las noches con la cortina. Selecciona para los estores una tela vaporosa, tipo visillo, que deje pasar la claridad, mientras que para la cortina selecciona una tela más tupida y con caída. Es una opción elegante y que otorgará un plus decorativo a la estancia. En cualquier caso, si te decides por colocar solo estores, pon, al menos, dos. Así podrás abrirlos y cerrarlos según tus necesidades y poder tanto regular la luz como tener intimidad. Todo sin prescindir de la luminosidad.

En este caso no se trata de una cuestión estética, sino de seguridad. La proximidad de la tela de la cortina con la vitrocerámica, la cocina de gas o la placa de inducción además de peligroso por la proximidad del fuego, verás que se manchan muchísimo cuando cocinas. En la cocina es siempre mejor colocar un estor, que podrás subir cuando estés cocinando o manipulando comida y bajar cuando hayas terminado. Si lo eliges tipo screen verás que es muy fácil de limpiar: con un paño húmedo quedará como nuevo. Además es ignífugo, lo que lo hace mucho más seguro. Si tienes más dudas, te ayudamos a elegir (bien) los estores.

Las cortinas con rieles son un sistema útil y discreto para vestir las ventanas. Pueden fijarse al techo y una de sus grandes ventajas es que podrás abrir y cerrar las cortinas fácilmente sin importar el peso de la tela. Son una solución más cómoda, aunque menos estética, ya que lo normal es que se vea el riel cuando las cortinas están abiertas. En cambio, la barra resulta más decorativa, ya que te permite dotar de un plus estético a la estancia: hay tantas barras de cortina para elegir como hogares. Además, muchas son personalizables y puedes elegir los remates de los lados según sea el estilo de la habitación. Sea cual sea la opción que elijas, coloca la barra o el raíl a la altura del techo: conseguirás estilizar el efecto de las cortinas y dará la sensación de que los techos son más altos. Y, tanto si lleva barra como si es un riel, la manera de colgar las cortinas es similar.

En este caso, dependerá del tipo de ventana –o puerta–. Si son correderas, una alternativa muy decorativa y moderna son los estores. Podrás subirlo a bajarlo a tu antojo con la ventana tanto abierta como cerrada, cosa que no podrías hacer si la ventana es abatible. En este caso, lo mejor es elegir unas cortinas que te permitan abrir la ventana a tu antojo sin riesgo de que se enganchen con la tela y se adaptan a todo tipo de de ventanas. Es uno de los pros para elegir cortinas –aunque también hay contras–.