Una casa clásica decorada para una Navidad en blanco

Para darle un aire provenzal y realzar su antiguo carácter, su propietaria ideó la chimenea, el armario del dormitorio y las librerías del salón, aprovechando antiguas puertas y dos alacenas originales.  

Toda la casa se ha decorado para Navidad siguiendo la estética presente durante el resto del año, aunque incrementando los toques dorados y brillantes que nos instalan en el periodo navideño. 

Destacan los objetos en blanco que se suman a la pureza del resto del ambiente –más si son como estos ciervos tan nórdicos– y mucha madera, responsable de lleva la calidez. Tan solo el verde de los arreglos y los toques de oro rompen la continuidad y marcada presencia del blanco.

“Era oscura, con muchas habitaciones. Tiré tabiques, construí apeos y lo blanqueé todo. ¡Mi marido asegura que si se hubiera dejado, también lo habría blanqueado a él!”, bromea la dueña.   

Una de las virtudes de esta casa es su conexión con el exterior, dejando casi que la naturaleza se cuele en este paraíso blanco.  

Detalles dorados y ramas verdes ofrecen un conjunto redondo y crean un ambiente mágico, como si el hada de las nieves fuera a aparecer. “Hasta compro poinsettias blancas. Y visto la mesa con las sábanas blancas bordadas de mi madre”, nos cuenta la propietaria de esta magnífica casa de campo. 

Todo suma en la decoración navideña de esta casa. Y no pueden dejar de estar presentes los mensajes tradicionales de estas fechas. Así un alambre dorado se suma a estos buenos deseos rodeado de delicadas florecillas y bolas navideñas. 

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Decorando los respaldos de las sillas, se han colocado pompones de la diseñadora Marisa Bernal, capaces de potenciar el aspecto etéreo de la decoración de Navidad de esta casa rústica. 

Todo en la mesa está cuidado con mimo. Desde las tarjetas identificativas con detalles en tul para saber dónde debe sentarse cada comensal, pasando por la cubertería dorada, hasta las copas talladas.    

“Los armarios de la cocina, que quería de estilo tradicional, los encargué con la misma moldura, y los pinté con una mezcla de pigmentos, cal y cola blanca de carpintero”, explica la propietaria.  

También en el dormitorio se respira la esencia más pura del blanco, que, gracias a los suelos de madera y a las texturas abrigadas, no resulta frío. Son claves la alfombra de pelo largo, así como las mantas de lana sobre la cama y en el banco de la ventana. 

Se ha aprovechado el espacio bajo la ventana para colocar un banco de obra a medida con espacio para guardar y flanquedado por dos grandes armarios con puertas acristaladas, aunque decoradas con un visillo, lo que aporta elegancia, así como acentúa el toque clásico de esta casa.

Sobre la cama se ha elegido ropa de cama, textiles y mantas que oscilan entre varias tonalidades entre el blanco y el beige, que ayuda también –como la madera– a dotar de calidez a este elegante dormitorio.