Una casa de cuento con ideas brillantes

 La parte que da a la piscina es la destinada a los chicos, siete nada menos, todos varones, casi nada. Como es de esperar, la ocupan a conciencia a todas las horas del día. El porche, delante, acoge el relax postbaño.

El otro palo de la L del porche tiene una decoración mucho más formal, se ve a primer golpe de vista. Y está destinada a los padres y a sus amigos. Las butacas y el sofá de fibras New Port son de Sunso. Mesa de centro, a la venta en Cachemir. Todas las plantas están en Viveros Guzmán.

Comer al fresco Cuando es verano en el porche se monta una gran mesa de madera, se acercan butacas y sillas y se convierte en comedor al aire libre. Un doble uso totalmente práctico. Mesa, en Manapany. Las sillas de fibra se adquirieron en La Casa de la Abuela.

Notas de color Todos los accesorios se complementan a la perfección con la mesa de madera y le dan mucha vivacidad. Vajilla de loza blanca, en Manapany, igual que la cubertería de plata y los caminos de mesa.

Una cocina rústica Tan atractiva como envidiable, se debe al lado más profundamente europeo de la dueña. Amplia, con muebles de madera hechos a medida decapados en blanco, una campana de obra y un frente de azulejos de aire francés. Mobiliario de Cocinas Castro. Sobre la mesa, mantel antiguo, en Côté Soleil. Fuente, en La Casa de la Abuela. Al fondo, peso de acero de Habitat.

Office bien equipado Cocina clásica y tradicional por fuera y práctica y tecnológica por dentro, que en esta casa se cocina mucho, con tanto comensal como hay. Las sillas tapizadas con lino se adquirieron en Cachemir. La vajilla está en Manapany. Fuente de cristal en la misma tienda. Bote con flores de Habitat.

Cocina con luz natural La gradación de los tonos arenas para la pintura de techos, molduras y paredes es una estupenda manera de dar más calidez a los ambientes amplios. Mobiliario de Cocinas Castro. Sobre la mesa, mantel antiguo de Côté Soleil.

A la mesa Comer en esta acogedora cocina debe ser toda una experiencia. Las botellas de cristal para el agua y la leche están a la venta en La Casa de la Abuela.

 Como los propietarios de la casa tienen una familia muy numerosa, crear espacios amplios y comunicados con el exterior ha sido esencial. En la foto, los hijos pequeños de la propietaria, Lucas y Gonzalo, saboreando la merienda. 

La planta superior, y eso me ha parecido el máximo acierto, está reservada a los padres, que disponen así de todo lo necesario y mucho más. Cama, en La Casa de la Abuela. Camisones de seda realizados a mano por Mª Teresa Enríquez. Las cortinas del dosel están en Côté Soleil.

 Tres ventanales y dos terrazas se encargan de dar paso a la luz y aproximar el interior al exterior. Una moqueta de fibra vegetal cubre todo el suelo del dormitorio que cuenta con una zona de lectura frente a la chimenea, dos vestidores y dos baños. Chaise longue, en Decofemo. Alfombra, a la venta en La Casa de la Abuela.

¿Te imaginas estudiar en este dormitorio? Grabados y cuadros de Emilio Rodríguez Merino. Jarrón de cristal, en Casa y Campo.

En la planta baja, se encuentran las zonas comunes con salida directa al porche de la piscina, una solución la mar de inteligente. La butaca y el puf están en DM Interiors. Espejo en la misma tienda.

Las alfombras sobre la moqueta son un recurso precioso y eficaz para destacar esta zona. Sofá, en Giuliana B. Arte y Decoración. Mesa de centro, a la venta en Decofemo. La alfombra está en Meridiana. Cojines rosas de Lienzo de Los Gazules.

Hasta los más pequeños detalles tienen su encanto en esta casa. Portavelas de cristal de Teklassic. Jarrón, en Casa y Campo.