Paula Duarte es interiorista. En 2009, nació su segunda hija, Clara. Al poco, empujados por la crisis, su marido y ella decidieron emigrar a Alemania, de donde él es originario. Allí contó su experiencia como expatriada en el blog Holamama.es. Unas 15.000 personas al día se conmovían y reían con sus aventuras e inquietudes. Pero el tiempo pasó, del blog nació la papelería online, y ¡al fin! han podido regresar y hacer un hogar en España como tanto añoraron cuando estaban lejos.

"Queríamos una casa que tuviera muchísima luz, porque era lo que echábamos de menos de España. Sufrimos mucho con el frío, la oscuridad, la nieve y la lluvia de Alemania... Así que buscamos un piso luminoso y, por supuesto, cerca de mi familia", nos cuenta Paula.

"Encontramos este piso, con buena orientación. Es un noveno y tenía espacio, pero la distribución ¡era la de 1965! Muy compartimentada, cerrada, la luz no llegaba al interior... Como lo que queríamos era luz, y yo soy arquitecta de interiores, hicimos una nueva distribución a nuestra medida". Oye, ¡qué suerte tener una interiorista en casa!

¿Y en qué se inspiraron? "Buscamos una estética acorde a la familia hispano-germana que somos, muy nórdica, aunque no 100%. La casa quedó muy diáfana, con paredes blancas, un parqué blanqueado, y sin molduras ni detalles decorativos. Las puertas son blancas lacadas con cuarterones, como teníamos en Alemania". Claro, cuando uno tiene una historia, su casa debe saber honrarla.

Aunque, como es de suponer, no todo fue rápido, hubo que adaptarse. "La decoración fue complicada porque tuvimos que adaptar todos nuestros muebles de Alemania. Allí las dimensiones son diferentes, ¡es todo más grande! Por ejemplo, mi mesa de comedor mide 2,85 metros.. Combinamos herencia, con muebles de allí, y también Ikea".

Trucos de mamá interiorista

De Ikea justamente es la librería del salón, ¡ojo con ella! "En realidad son cuatro librerías de Ikea cosidas con unos tornillos muy largos. En Alemania quedaba espacio libre por encima casi un metro, y aquí aunque quité todos los falsos techos, me queda muy poco hueco entre librería y techo. ¡Pero parece a medida!".

Otra idea: dejaron la cocina abierta, junto al salón. "Lo bueno es que, como queda a mano derecha, cuando entras a casa no la ves. Eso sí, como está abierta, no quería materiales fríos. Ni azulejos, ni mucho electrodoméstico a la vista. Puse hidráulico en el suelo, pero desde el salón no se aprecia, ¡queda más integrado!".

Los dormitorios

¿Pasamos a los dormitorios? "Para el nuestro, unimos dos cuartos que daban al patio y creamos un gran dormitorio, con vestidor y un baño en suite. También le pusimos un pequeño escritorio y papel pintado de un diseñador nórdico para el cabecero. La idea fue seguir con la línea del resto de la casa, blanquita, nórdica, y con sensación luminosa", nos enseña Paula.

Para separar el dormitorio de nuestro baño, mandaron a hacer una puerta corredera que llega hasta el techo. "Así, la abres completamente para integrar espacio o la cierras, según necesites. En el baño puse también algún toque especial, como un mueble antiguo tailandés". ¡Qué bonito!

Nos queda el cuarto de la pequeña Clara, que por cierto se llama así para que su nombre se pudiera decir igual en los dos idiomas de su familia, español y alemán. "Este dormitorio era el principal, pero se lo dejamos a Clara, porque tiene mucha luz. Yo quería ponerlo en blanco, como el resto de la casa, pero ella quería rosita, así que la solución fue ¡combinarlo! Pusimos un escritorio blanco con una silla industrial y papel con unas flores muy pequeñitas. Lo que me encanta son las casitas de pájaros, las fuimos comprando en Alemania, ¡cada vez que íbamos a un vivero comprábamos una!".