Si los seres humanos tratamos de evitar los alimentos procesados en medida de lo posible, tiene sentido que queramos hacer lo mismo con nuestras mascotas, ¿verdad? De hecho, muchas personas ya han comenzado a reemplazar los piensos y la alimentación enlatada por opciones 100% naturales. ¿Sabías que hay frutas que pueden comer los perros y que, incluso, son necesarias para que su dieta sea más equilibrada?

¿Qué es la dieta BARF?

Siguiendo esta línea de la alimentación natural, seguro que has oído hablar de la dieta BARF (Biologically Appropriate Raw Food), o lo que es lo mismo, ''comida cruda biológicamente apropiada según la especie''. Este acrónimo que en los últimos tiempos goza de más popularidad que nunca, surgió en contraposición a las comidas procesadas que durante años se han erigido en la cúspide de la alimentación animal.

La veterinaria integrativa y experta en alimentación natural para pequeños animales, Silvia Casquero Montes, nos ha facilitado toda la información sobre la dieta BARF.

Perro comiendo un hueso.

Un perro mordiendo un hueso en el sofá.

Aditya Joshi/Unsplash

¿Por qué pasarse a la dieta barf?

No es ningún secreto que el consumo diario de comida procesada acaba siendo la responsable de muchas enfermedades de la vida actual, como la resistencia a la insulina, la obesidad, distintas alergias o determinados tipos de cáncer.

En el caso de los perros y los gatos ocurre lo mismo, o peor, ya que por culpa del marketing de la industria alimentaria, para muchas personas es impensable que un animal se alimente de otra cosa que no sea pienso. Y esto es justo lo que (por suerte) ha logrado que cada vez más gente comience a interesarse por el bienestar de sus mascotas, buscando una alimentación lo más natural posible, como la dieta BARF.

Cómo integrar la dieta BARF en la alimentación de los perros y los gatos

Si has decidido comenzar a alimentar a tu mascota siguiendo la dieta BARF, debes tener en cuenta que no puedes cambiar su alimentación de la noche a la mañana, sobre todo si tu perro o gato lleva años alimentándose de comida procesada, que es alta en hidratos de carbono. Para hacerlo de forma correcta, hay varios puntos a seguir:

En primer lugar, debemos hacer una diferenciación importante entre perros y gatos:

  • Los perros son carnívoros, y en su adaptación a la convivencia con las personas han adquirido la capacidad digerir cereales e hidratos de carbono provenientes de los restos de la alimentación humana. Por tanto, su alimentación natural debería estar formada por carne, huesos, vísceras y una pequeña proporción de hidratos de carbono en forma de tubérculos principalmente.
  • Los gatos son carnívoros estrictos, lo que quiere decir que no poseen la enzima salival necesaria para la predigestión de cereales e hidratos de carbono. Como resultado, su alimentación debería comprender solamente carnes, vísceras (imprescindibles a diario por la Taurina, ya que son incapaces de sintetizarla por ellos mismos), y un pequeño porcentaje de huesos. También es importante el aporte de Omega 3 del pescado, que se suele incluir en los menús al menos un día a la semana, siempre y cuando el animal lo tolere. Otro alimento muy nutritivo y usado frecuentemente son los huevos, tanto de gallina como de codorniz. El Omega 3 como los huevos sirve tanto para perros como para gatos. Se aconseja el uso de un huevo de codorniz semanal para gatos, y 1 huevo por cada 10 kg de peso a la semana para los perros. En gatos, además, aunque tomen comida cruda, se aconseja actualmente el uso de taurina como suplemento para llegar a los mínimos necesarios en la especie felina, cosa que no es necesaria para los perros.
Gato comiendo.

Un gato relamiéndose tras comer.

Laura Chouette/Unsplash

El cambio a la dieta BARF en animales que hayan ingerido comida procesada debe realizarse lentamente y siempre guiados por un veterinario especialista en este tipo de alimentación, ya que es posible que durante los primeros meses sea necesaria una suplementación para apoyar el cambio en la microbiota intestinal. Además, el cambio debería pasar por un periodo de transición con alimentos cocinados, sobre todo en animales mayores o con patologías previas. En cuanto a la dieta BARF en cachorros, se puede introducir sin problemas a partir de la cuarta semana de edad.

Alimentos de la dieta BARF

  • Carnes: pollo, pavo, conejo, cerdo y ternera.
  • Vísceras: hígado, estómago vacuno, riñones de cerdo, sesos y corazones.
  • Verduras y frutas: patata, boniato y zanahoria.
  • Huesos carnosos

Actualmente, debido al auge de este tipo de alimentación, hay varias marcas en el mercado que venden menús preparados triturados y congelados para el consumo directo. No obstante, es fundamental informarse sobre los ingredientes de estos menús, así como de los porcentajes de cada componente, porque en la mayoría de los casos es necesaria una suplementación adaptada al animal. De todos modos, si vas a pasarte a la dieta BARF, te recomendamos consultarlo antes con un veterinario especializado de confianza.

Los riesgos de la dieta BARF

Seguir una dieta cruda entraña ciertos riesgos que deben tenerse en cuenta y que, además, no todos los animales o familias son aptos para ella. En algunos casos es preferible utilizar una dieta casera pero cocinada, en vez de cruda, para eliminar los riesgos bacterianos.

La carne cruda trae irremediablemente una carga bacteriana que la carne cocinada no trae. El pH digestivo de los perros y gatos hace que puedan tolerar estas cargas bacterianas, pero estudios científicos han demostrado que las heces y saliva de animales alimentados con esta dieta, tienen altas cargas bacterianas que pueden contagiar a otros perros o personas.

En animales sanos y personas sanas, no es problema, pero familias con las siguientes características no deberían escoger dieta cruda, sino cocinada:

  • Personas mayores de 70 años o infantes menores de 5 años conviviendo con el animal o con contacto habitual.
  • Personas adultas inmunodeprimidas por cualquier motivo.
  • Si en la casa conviven otros animales inmunodeprimidos.

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