Casa Valentina es la vivienda de Sergio, Patricia y sus tres hijos: Ismael, Pablo y Martín. Son una familia muy especial que buscaban dar un lavado de cara a su tríplex adosado de Getxo (Vizcaya) para crear una casa renovada con encanto. Asignaron esta tarea a Elisa Beltrán de Heredia, de Ele Studio Interiorismo, que supo leer las necesidades y los gustos de sus propietarios y adaptarlos a esta bonita reforma. “Desde el primer momento conectamos muy bien y ese ha sido uno de los grandes éxitos de la vivienda. Sergio y Patricia han confiado mucho en el estudio, lo que ha hecho que todo fluya de manera natural y el trabajo haya sido más fácil”, asegura la interiorista.

Los propietarios son originarios de Tudela (Navarra), pero la casa está cerquita del Cantábrico, entre las playas vizcaínas de Azkorri y Arrigunaga. Por eso, decidieron recrear la idea de una casa de campo, pero con aires de mar. “La idea del proyecto ha sido traer la calma, la luz y nos colores que nos ofrece la naturaleza de la costa vizcaína hacia dentro, pero con un toque campestre”, asegura Elisa. A continuación, descubrimos todos los detalles de Casa Valentina.

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1.

Una base neutra con pinceladas de color

Salón con cocina abierta, salones en mostaza y ventilador de techo.

Salón con cocina abierta, salones en mostaza y ventilador de techo.

Phelipe Eizaguirre

En la primera planta nos encontramos el salón, con cocina abierta y un aseo. El objetivo principal fue conseguir luz y amplitud en la vivienda, por lo que fueron cambiando el suelo de casa piso. En este, se sustituyó el cerámico existente por microcemento blanco. Junto a las paredes del mismo tono, se creó una base neutra, limpia e ideal para darle vida y personalidad a través de pinceladas de color, tanto en textiles como en los pequeños detalles que lo transforman todo.

2.

Muebles de anticuario y materiales naturales

Salón con sofás verdes, ventanas azules y alacena de madera de anticuario.

La alacena se recuperó de un anticuario y da ungiro especial al salón.

Phelipe Eizaguirre

El estilo clásico era perfecto para Casa Valentina. “Nunca pasa de moda y, sobre todo, siempre es acogedor. Teníamos muy claro que queríamos que fuera una vivienda cálida donde apetece estar”, asegura la interiorista. En el salón, optaron por unos sofás en verde musgo, distribuidos en L para marcar los límites físicos con la cocina. Los materiales naturales como la madera están presentes en toda la casa. ¿Un ejemplo? La mesita de centro y las auxiliares del salón. También hay piezas recuperadas de un anticuario, como la preciosa vitrina de madera y cristal que se encuentra junto a una de las ventanas.

3.

Cocina con base neutra y ventanas azul perla

Cocina blanca y ventanas azules.

La cocina, sencilla y con toques cálidos de madera.

Phelipe Eizaguirre

Elisa ha conseguido comunicar el salón con la cocina de una forma orgánica y natural. En uno de los frentes está la zona de trabajo, con un entrepaño de azulejos de color blanco a tono con el mobiliario, creando un espacio visualmente ligero y despejado. ¿El toque? Una balda de madera que rompe con la neutralidad y aporta ese toque rústico, además de unos tiradores clásicos del mismo material que refuerza esta estética. Como también hemos visto en el salón, uno de los puntos fuertes de la casa ha sido pintar las ventanas, conservadas de la reforma anterior, en azul perla.

4.

Cocina con comedor y espacio extra de almacenaje

Cocina con comedor y espacio extra de almacenaje.

El comedor es el punto de encuentro entre la cocina y el salón.

Phelipe Eizaguirre

Otro de los frontales está destinado al almacenaje y se ha creado una hornacina de madera en contraste para dejar a mano los pequeños electrodomésticos que más se utilizan en el día a día. En medio, una mesa redonda de comedor para aprovechar mejor el espacio entre la cocina y el salón. Sobre ella, una original lámpara de techo con pantalla de lino con rayas negras. Si nos fijamos, este color en pequeñas dosis es uno de los hilos conductores que dan sentido a la casa, como hemos visto también en la pantalla de la lámpara de mesa del salón.

5.

Un lavado de cara a las escaleras y cuadros emotivos

Escaleras blancas con contrahuella azul y cuadro en tonos azules.

La contrahuella azul de la escalera es del mismo tono que las ventanas de madera.

Phelipe Eizaguirre

También se ha dado un lavado de cara a las antiguas escaleras de madera oscura y aspecto anticuado. Ahora son blancas y la contrahuella de los peldaños se ha pintado del mismo azul perla con el que se han pintado las ventanas, dando muchísima personalidad a la casa y un puntito de sabor a mar. Además, la casa está llena de recuerdos y vivencias como los cuadros que pintó Ismael en su infancia en Londres. “Vimos un claro potencial en esos cuadros y no dudamos en enmarcarlos y colgarlos por toda la vivienda”, puntualiza Elisa.

6.

Un dormitorio principal muy bien pensado

Dormitorio con cama grande, banco en los pies y moqueta.

El espacio del dormitorio principal es abuhardillado y con mucho encanto.

Phelipe Eizaguirre

El cambio del dormitorio principal, con aseo en suite y vestidor es impresionante. Antes era rojo y estaba mal distribuido. Ahora, es un espacio apacible, donde se ha mejorado la circulación entre los espacios para disfrutar del descanso, con mayor amplitud y luminosidad. Está situado en la tercera planta, de ahí que los techos sean abuhardillados y tenga ese tipo de ventanales con encanto, también pintados en azul perla. El tercer color que predomina es un teja rojizo “que tanto nos recuerda a los corales del fondo del mar”, explica la interiorista. “Este color está distribuido por toda la vivienda con toques muy sutiles a través del textil”, puntualiza.

7.

En búsqueda de la luz

Dormitorio y vestidor separados por un tabique y unidos por una moqueta en color arena.

Dormitorio y vestidor separados por un tabique y unidos por una moqueta en color arena.

Phelipe Eizaguirre

El tabique donde ahora reposa el cabecero, se ha aprovechado para separar la zona de descanso de la del vestidor. El elemento que genera continuidad entre ambos es una acogedora moqueta de color arena claro que produce una mayor sensación de luz.

8.

Antiguos armarios con aspecto renovado

Zona de vestidor con moqueta y armarios bajos.

Zona de vestidor con moqueta y armarios bajos.

Phelipe Eizaguirre

En esta zona se han conservado los antiguos armarios bajos a modo de almacenaje, pero se han ideado otras muchas soluciones para sacar el máximo partido a un espacio abuhardillado en el que no siempre en fácil trabajar. Como vemos, no falta la iluminación indirecta, los puntos de luz y los materiales naturales para dar el punto acogedor.

9.

Un bonito vestidor a medida

Vestidor con armario a medida, puff y moqueta.

Los armarios de madera tienen gran capacidad de almacenaje y un toque decorativo en la madera.

Phelipe Eizaguirre

Como decíamos, en este espacio también se ha hecho un vestidor a medida. Es de madera y juega con una tríada de color en los biselados de las puertas para dar un aspecto mucho más romántico, único y especial. En las paredes, a diferencia del dormitorio, se ha optado por un sutil papel pintado.

10.

Acceso directo al baño

Dormitorio con acceso directo al baño.

Todos los espacios generan una sensación de continuidad.

Phelipe Eizaguirre

Desde el mismo dormitorio, también se accede de manera sencilla y sin ningún tipo de barreras arquitectónicas hacia el aseo. Antes, era oscuro y estaba muy mal aprovechado. A continuación, verás el impresionante resultado.

11.

Un baño abuhardillado bien aprovechado

Un baño abuhardillado con mueble de madera y ducha a medida

Un mueble de madera que adquiere todo el protagonismo y una ducha a medida.

Phelipe Eizaguirre

La madera vuelve a hacer acto de presencia en el mueble del lavabo. Un diseño de carácter rústico, con cajoneras y balda inferior, que encaja perfectamente con el espacio abuhardillado y con un puntito campestre que se buscaba inicialmente. La ducha y la mampara están hechas a medida siguiendo la propia estructura de la habitación.

12.

Un dormitorio infantil muy especial

Dormitorio infantil en tonos beige, verde y teja con toques negros en los textiles.

Los detalles de cada habitación guardan coherencia entre sí.

Phelipe Eizaguirre

En la segunda planta encontramos los dormitorios infantiles. El suelo de madera oscura de este piso se ha pintado de color blanco con el mismo objetivo que en el resto de la casa: ganar luminosidad. En esta habitación, vemos que el frente donde está la cama es de un tono más oscuro que el resto de la habitación. El cabecero tapizado está hecho a medida, siguiendo la máxima del toque negro de la que hablábamos en anteriores imágenes, al igual que ocurre en el resto de los textiles.

13.

La importancia de los textiles a medida

Dormitorio infantil con suelo blanco y textiles de cama en tonos beige

Un dormitorio infantil con suelo blanco y textiles de cama en tonos beige.

Phelipe Eizaguirre

En el siguiente dormitorio, con distintos tonos y motivos, ocurre lo mismo. “Queríamos hacer una vivienda acogedora y nos hemos apoyado mucho en el uso de elementos textiles: cortinas, cojines hechos a medida, estores y cabeceros tapizados”, revela Elisa. Solo así se puede conseguir el efecto cálido y acogedor que se pretendía desde el inicio. ¡Objetivo conseguido!

14.

Un papel pintado con un guiño inglés para el baño

Baño con papel pintado de cuadros y mueble de lavabo oscuro.

Baño con papel pintado de cuadros y mueble de lavabo oscuro.

Phelipe Eizaguirre

El baño de esta planta tiene un tono muy distinto al del dormitorio principal. Aquí se desprende cierta esencia inglesa, tan habitual muchas veces en las viviendas del norte, gracias a un papel pintado de cuadros muy elegante. Junto con el mueble del lavabo lacado en gris marengo, da un aspecto único a este espacio.

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