Entra en la casita canadiense de Laura y Javi en Madrid, ganadores de 'Las mejores casas de las lectoras' (con vídeo)

"Desde que era nin~a siempre me han encantado las casitas de mun~ecas y mi suen~o era vivir en una de ellas. Cuando vi esta casa, me parecio´ un cuento de hadas, con la hiedra que trepaba por esta fachada de madera azulada y que yo vei´a como un porche de cine americano. Despue´s supe que el azul era el color original de la casa y descubri´ que los anteriores propietarios la habi´an hecho con materiales que llegaron desde Canada´ en 1988", cuenta la lectora Laura Pérez.

"Era como una peli´cula y me cautivo´ la idea de dar vida a mi casita en un sitio tan especial. Haci´a ya algu´n tiempo que parte de mi suen~o se habi´a cumplido junto a Javi, mi marido. Tenemos dos nin~os preciosos, un perrito y ahora llegaba una casa de 140 metros nueva que se nos antojaba un aute´ntico mundo ideal", añade.

Laura nos describe su salón: "Colocamos un sofa´ de terciopelo gris, un poco retro, con algunas plantas y una mesita de roble. La madera esta´ por todas partes, desde en el suelo de parquet, hasta en las escaleras, las puertas o las ventanas, que en este caso son blancas con cuarterones y dan un look ma´s canadiense a la casa". Y añade: "Al principio me senti´a viviendo en una peli´cula de Almodo´var con esos colores tan ochenteros. Asi´ que, para darle un toque ma´s campestre, pintamos las paredes en un blanco roto y pusimos cojines de lino".

"Javi hizo a mano los muebles de la cocina de manera autodidacta. Por cierto, tiramos el tabique para abrir la cocina al salo´n, pusimos vigas de madera y nos quedo´ un espacio amplio y acogedor", explica nuestra lectora. 

Al abrir la cocina al salón se ganaron metros y comodidad. Y gracias al marco de madera que la diferencia queda visualmente separada. La madera y las fibras naturales junto con el blanco de muebles y paredes consiguen un espacio acogedor y muy luminoso.

La fachada de madera esta´ cubierta por hiedra. En oton~o, se vuelve rojiza y puede cubrir hasta el porche. La barandilla blanca y el suelo laminado del porche esta´n hechos a mano por Javier, el marido de Laura.

Y si la fachada de la casa tiene mucho encanto, el porche no podía ser menos. Un rincón en el que disfrutar a cualquier hora del día, aunque el sol le empieza a dar al mediodía. La fibra y la madera lo convierten en un espacio muy cálido y acogedor.

"Muchos muebles los creamos nosotros, como el cabecero con madera de haya de nuestro dormitorio. Tambie´n intento tener piezas que me traigan recuerdos, como las mesillas de castan~o, de la casa de mis bisabuelos en Galicia", detalla Laura.

"Las habitaciones de los nin~os me parecen ma´gicas. Cuando juegan, los animales pintados parecen cobrar vida dentro de nuestra propia casita encantada", reconoce Laura. Malcom tiene este safari como papel pintado y Madison casitas de muñecas.

Uno de los valores añadidos de la casa de Laura y Javi es el amor y el trabajo que han puesto en cada una de las estancias. También en el baño: "El mueble del lavabo, que eran co´modas de IKEA", revela la protagonista de este artículo.

Laura Pe´rez y su marido tenían claro que esta era la casa ideal para ellos y para su familia. Y es cierto que tanto la pequen~a Madison (en la foto con su madre) y Malcom tienen espacio suficiente para jugar y pasárselo en grande.