10 buenas razones por las que decorar tu cama con un cabecero

Prueba de ello es este dormitorio, donde se ha escogido un original cabecero de espejos que convierte a la cama en la gran protagonista de la estancia. 

En dormitorios pequeños, donde apenas caben la cama y el armario, el cabecero se convierte en el elemento decorativo de la estancia. No tienes por qué renunciar a él, basta con elegir un diseño ligero y que ocupe poco, como aquí, que se ha optado por una estructura de lamas de madera en blanco que, además, salva el pilar. 

Integrar el cabecero en una estructura a medida que cuenta con una completa zona de armarios o de baldas y que incorpore también las mesillas es una opción tan práctica como decorativa.

Si optas por un cabecero de obra, como este, puedes aprovechar la repisa como balda para colocar desde objetos decorativos hasta cuadros, y así te ahorras de taladrar la pared. Además, si pintas el cabecero como la pared, lo integrarás visualmente. 

A modo de murete, es un recurso doblemente útil: por un lado, sirve de cabecero enmarcando la cama y, por el otro, separa el dormitorio en dos zonas dando intimidad al vestidor. En este caso, además, se ha aprovechado con baldas abiertas en un lateral y una hornacina en la parte trasera, que complementa el vestidor. 

Aunque el armario suele ser la pieza que tiene más peso visual en un dormitorio, por su volumen, la vista siempre se dirige hacia la cama. Por eso necesita un cabecero que la enmarque, defina su presencia y le dé estilo como este cabecero de rejilla. 

Sobre todo si tienes la costumbre de leer en la cama antes de acostarte. Y es que la experiencia lectora apoyado sobre un mullido cabecero tapizado no puede compararse a hacerlo sobre la pared. Además, como apunta Natalia, "los cabeceros de lino, siempre funcionan. Además, si los eliges en colores claros, te dan mucho juego con la ropa de cama, en la que puedes poner más color y motivos de tendencia".

"Un cabecero de madera nunca pasa de moda, además es un material muy agradable y cálido para el dormitorio, donde buscamos calma y paz", explica Natalia Zubizarreta. 

Esta es una opción muy práctica en dormitorios pequeños, ya que libera el espacio que ocuparían las mesillas y, además, da un look más integrado. A modo de hornacina, como aquí, ocupa lo mismo que el cabecero, ni un cm de más.