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MANÍAS de los adictos de las plantas con las que seguro te sientes identificado

Comprar plantas en los lugares más extraños y recoger esquejes por todas partes son algunas. Pero hay más cosas que solo nos pasan a los que amamos las plantas sobre todas las cosas

Te traemos 5 plantas muy interesantes que deberías conocer. ¡Haz clic en el vídeo y descúbrelas!

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Estas 5 plantas es obligatorio que las conozcas
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Decorar con plantas es todo un estilo de vida. Las personas que amamos las plantas tenemos ciertas manías y costumbres con ellas contra las que no podemos luchar. Forman parte de nuestro amor a estos increíbles seres vivos que llenan de vitalidad, frescura y ambiente relajado, entre otras ventajas. Si eres un apasionado de las plantas, seguro que te sientes identificado con alguna de estas manías. 

1. No dejas que nadie las riegue por ti

Aunque tu familia te haya visto cientos de veces regar las plantas, no tienen ni idea de cómo lo haces ni cada cuanto. Por eso, por muy buenas que sean sus intenciones, siempre te niegas rotundamente a que te ayuden a hacerlo. Sabes que tu diffenbachia sufrirá si te excedes con el riego o que se olviden de quitar el agua del plato de tu ficus lyrata después de regarlo, con las consecuencias que puede tener en sus raíces. ¡Mejor lo haces tú! 

2. Cuando las hojas están amarillas te obsesionas

Cuando llega una especie nueva a tu casa, haces todo lo posible por conocer sus cuidados. Pero sabes que el entorno, temperatura y ubicación son clave para variar los cuidados más comunes en cualquier planta. Y cuando sus hojas se ponen amarillas no sabes si es por falta o por exceso de riego, así que tus cuidados se multiplican. Y, sobre todo, la atención que le dedicas. 

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Te obsesionas cuando las hojas de tus plantas están amarillas. 

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3. No paras de comprar macetas para tener tus plantas bonitas

Porque no solo es bella la planta, sino también el soporte en el que las luces. Además, gracias al material, color y forma de la maceta podrás influir en la decoración. Unas macetas de fibra natural conseguirán un look relajado, mientras que si las eliges con acabado dorado, conseguirás un toque glam. De cerámica blanca o pintada, metal, fibra natural... Hay tantas opciones... ¡Y a ti ten encantan todas!

4. Una temporada te da por plantas grandes y otra por pequeñas

Te encanta visitar el vivero y descubrir nuevas plantas que pueden adaptarse a tu casa. Y, como en todo, te da por rachas. Si algunas veces prefieres ampliar tu colección de miniplantas, cuando empieza el buen tiempo, la necesidad de decorar tu salón con plantas grandes también aumenta. Sea como sea, al final tu casa parece un auténtico invernadero.

5. Por supuesto, hablas a tus plantas

Se han convertido en tu mejor confidente. Hablar a tus plantas forma parte de tu rutina de cuidados. A ti te relaja, y a ellas les ayuda a crecer, o eso dice la creencia popular. Lo cierto es que hay estudios que confirman que las plantas se ven positivamente afectadas por la música. Sea como sea, tú las cantas, las hablas y les dices todas las monerías del mundo. Y se lo merecen, ¡son el motivo por el que tu casa es tan acogedora!

6. Las plantas invaden tu salón...

...Y el comedor, el dormitorio, la cocina y ¡hasta el baño! Suma y sigue. Y es que ¿sabes qué pasa? Cada vez quieres más plantas. Las necesitas. Son una adicción, por eso pondrás más de una (y de dos, y de tres) en cada estancia. De hecho, ha llegado un punto en el que no caben, pero te encanta la sensación de bosque que desprende tu casa. Aunque los ultimátums de tu pareja ya empiezan a ser una constante.

7. Te empiezan a gustar las plantas grandes, las pequeñas, las tropicales...

Las de flor, las sin flor, las palmeras, las aromáticas... ¡TODAS! Aunque en el fondo de tu corazón tienes tus favoritas. ¿Ese helecho que te recuerda a tu madre? ¿O ese espatifilio tan agradecido y que tan bien ha crecido en tu salón? Lo bueno es que cada vez sabes más sobre los cuidados que necesitan. ¡Ya eres una enciclopedia de plantas!

8. Te sabes los nombres botánicos de todos tus 'hijos'

¡En cuanto llega a casa la sumas a tu libro de familia! Y hay que conocer todos sus orígenes. Como aficionado a la botánica, sabes que es básico saber cuáles son los nombres de tus plantas y de dónde proceden. Y, ¡para qué engañarnos! Queda supercool cuando alguien te pregunta qué planta es y no te limitas a decir, "un poto".

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Te sabes todos los nombres científicos de tus plantas. 

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9. Y te escandalizas cuando alguien confunde un cactus con una crasa

A ver ¡es que no son lo mismo! Esto es tan importante como saber su origen. Y es que tanto crasas como cactus están emparentadas, ambas son plantas suculentas, pero han evolucionado de forma diferente. Mientras que los cactus guardan las reservas de agua en el tallo y han transformado sus hojas a pinchos para protegerse de los animales; las crasas reservan el agua en las hojas que son carnosas y, algunas, cuentan con una pelusa que las protege. De nada 😉.

10. Tu ducha se convierte en una jungla tropical

Vale que pasa de ciento en viento y solo en verano cuando hace mucho calor y ellas necesitan un refrescón. Pero, de vez en cuando, te encanta llevar todas tus plantas a la ducha, encender la alcachofa y dejar que sientan cómo 'llueve'. A tu chico, no le gusta tanto cuando anda con prisa.

11. Vas 'robando' y pidiendo esquejes

Cada vez que llegas a un sitio nuevo, pones a funcionar tu 'radar de plantas' hasta que detectas una especie ¡que tú no tienes! Y muy educadamente, te acercas al dueño y con tu mejor cara le pides un esqueje de esa planta tan hermosa que tiene en la esquina. "¿Que no sabe usted qué especie es? Eso lo miramos en un momentín", sacas el móvil y te conectas a una de esas apps de plantas que te tienen enganchada. Y después de una charla informativa –muy útil desde tu punto de vista y con un público muy educado por el otro–, te despides prometiendo mandar fotos e instantáneas de su evolución. ¡Te encanta hacer crecer tu familia!

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Te encanta ampliar tu familia de plantas. 

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12. Te conoces todos los viveros de tu ciudad

"¿¡Ah, que vamos a ese restaurante cerca de casa de tu madre!? Pues pasamos por la tienda de plantas que hay al lado, ¿nooooo?", dices con esa cara que se le pone a los niños cuando les dan un juguete nuevo. Y tu contrincante sabe que no tiene salida. Hoy, ¡visita al vivero! ¡Yuju!

13. Compras plantitas hasta cuando vas al súper

Aun sabiendo que no te queda espacio para colocarla en el salón. Y porque, aunque cuando has ido al vivero ya te has llevado humus, fertilizante y un par de macetas nuevas, no puedes resistirte a la tentación de las 'plantas baratas'. Las ves ahí tan solas, bajo esa luz blanca tan triste... ¡Cómo no las vas a sumar a tu familia numerosa!

14. Tu perfil de INSTAGRAM es más verde que las montañas asturianas

Ahí tienes las fotos de todos tus bebés. El poto, el ficus, la monstera, la cinta y todas las colgantes que decoran la terraza. Y todas las cuentas que sigues son iguales. Menos mal que la locura es compartida, piensas a veces. De hecho, aquí te dejamos los mejores consejos para triunfar en Instagram con tu jungla urbana.

15. Y si tú sales en alguna foto, de fondo salen tus plantas

Porque a ti no te gusta salir si no es con un fondo vegetal y frondoso. Y si salen tus plantitas de interior, pues mejor que mejor. Así tu prima ve lo bien que está creciendo el esqueje de helecho que te dio el verano pasado y que ahora luce frondoso en tu terraza.

16. Temes irte de vacaciones

Cuando te vas unos días fuera, coges la agenda y llamas a todas tus personas de confianza con la esperanza de que tengan tiempo para dedicárselo a tus pequeñas. Menos mal que te conocen y saben que no te irás si no te prometen y te reprometen que irán, como mucho, cada tres días. "¡Y no las ahogues!", le recuerdas, dudosa, en tu último mensaje. Aun así dudas, si irte, no sería la primera vez que cancelas un viaje porque no encuentras 'niñera'.

17. Tienes toda la equipación de una 'plant lover'

No te falta ni tu gorra, ni tus guantes de podar, por supuesto tus tijeras, tu espacio para semillas, tu rincón con productos de cuidado para las plantas, ¡hasta te animas a hacerte tu propio semillero! Más de uno envidiará tantos cuidados, pero qué le vas a hacer, las plantas te hacen sentir ¡taaaan bien!

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