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1. Una sola pared, cuatro usos distintos

Era un ático pequeño y la luz entraba a raudales por la terraza... ¡hasta que topaba con los tabiques que lo dividían! Eliminar los obstáculos fue el primer objetivo de la arquitecta Mar Marcos. Al dividir el piso en dos zonas –de día y de noche– con un tabique de DM, consiguió un gran espacio de 37 m2 que une salón, comedor y cocina.

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Doble cara

Al dividir el piso en dos zonas –de día y de noche– con un tabique de DM, consiguió un gran espacio de 37 m2 que une salón, comedor y cocina. Lo que en el salón son estantes y un mueble bajo para guardar que incluso puede servir de improvisado banco para sumar plazas de asiento a la tertulia si es necesario, en el dormitorio es el despacho.

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Zona de despacho enb blanco con armarios altos con vistas a la habitación infantil

Al otro lado del tabique abierto La zona de estudio se ha organizado doble para que peques y adultos tuvieran cada uno su propia mesa. Situada en el acceso a la habitación infantil, los armarios sirven de almacenaje extra del dormitorio. Armarios y mesas voladas con cajones, de Fusteria Guitart.

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Un maxi despacho doble en un espacio mini

 Este despacho lo tiene todo: luz natural que entra desde el salón gracias al cristal que separa ambos ambientes, dos mesas voladas con 3 y 2 cajones cada una para tener a mano y en orden lo necesario en el día a día y 4 armarios altos muy capaces.

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Un mueble, dos caras

 El tabique de DM divide la zona de día de la de noche. Y su franja de cristal ayuda a dejar pasar la luz a la mesa de estudio. Las puertas correderas permiten aprovechar hasta el último centímetro. Reforma obra de la arquitecta Mar Marcos.

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2. Juntos, pero no revueltos

Donde había 8 estancias (4 habitaciones, el salón comedor, la cocina y 2 baños), hoy hay un amplio salón, cocina y comedor abiertos y una suite. En salones que comparten espacio con otros ambientes, como este decorado por Anna Taberner, es un acierto buscar recursos decorativos que "separen" cada zona. Aquí, una pieza escultural de madera a modo de estantería separa la cocina del salón, a la vez que imprime carácter a la estancia.

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Una cocina completísima

 Abrir la cocina al comedor y prescindir de una de las paredes no tenemos por qué "renunciar" a espacio de almacenaje. Prueba de ello es esta cocina, diseñada por Anna Taberner y realizada por Gud+, en la que la isla central se ha rodeado de dos frentes de armarios aprovechando al máximo los metros.

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Una despensa invisible

Si no quieres que la cocina parezca una cocina (sobre todo cuando comparte espacio con el comedor y el salón) panelar los electrodomésticos es un buen comienzo, como se ha hecho aquí con la nevera. Unas baldas a modo de alacena aligeran el frente de armarios. Si no hay paredes... se reducen las posibilidades de guardar, de ahí que los muebles bajos jueguen un papel principal. 

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Sin obstáculos a la luz

 Nada en este comedor dificulta el paso de la luz. ¡Ni la lámpara! Un original diseño de cristal transparente, adquirido en Lámparas Martí, ilumina la mesa cuando es necesario y, cuando no, simplemente parece desaparecer. 

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Ergonomía

Según la decoradora Anna Taberner, responsable de la reforma de este piso, no hay una regla para distribuir una estancia abierta. Solo hay que tener en cuenta que haya suficiente espacio entre piezas y los muebles puedan abrirse con comodidad.

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3. Un estudio tras el sofá

El espacio "muerto" entre la trasera del sofá y el comedor se ha aprovechado para crear un rincón de trabajo con una original mesa a medida en "L". Además, sirve de superficie de apoyo extra para el sofá.

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Todo en línea

Su planta alargada ha determinado la organización de los diferentes ambientes en el espacio, que se han distribuido en línea: el comedor –junto a la cocina, de la que le separa un gran ventanal–, el estudio en la zona intermedia y el salón, que se ha reservado cerca de los ventanales.

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Mesa de despacho y superficie de apoyo

El interiorista Pepe Llaudet planificó la mesa de la zona de trabajo con dos fondos distintos en función de su uso. La parte de la trasera del sofá es más estrecha mientras que la que está arrimada a la pared tiene un mínimo de 60 cm de fondo para poder trabajar con comodidad.

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A un paso de la cocina

El comedor se comunica visualmente con la cocina gracias a una gran abertura acristalada que deja que la luz de la cocina llegue a la mesa. Unos estores de lamas dan intimidad cuando es necesario. La parte inferior del ventanal se ha aprovechado con un mueble bajo a modo de librería.

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Muebles útiles

El escritorio separa la zona de estar del comedor, y la estantería baja, la cocina del comedor. El interiorista Pepe Llaudet firma la reforma de este piso.

Estos salones, aunque son distintos entre sí, tienen tres cosas en común: una distribución que optimiza cada centímetro libre, soluciones tan ingeniosas como eficaces que suman metros y orden, y los tres comparten espacio con el comedor (¡e incluso la cocina!). Inspírate en sus buenas ideas para ganar espacio en tu propio salón. Verás cómo se estira como por arte de magia.