Majo Flores, interiorista: "Una mujer de 64 años me pidió que reformara su piso pequeño de 60 m2, ahora es mucho más cómodo y estiloso"

El salón-comedor marca el carácter de la vivienda. La paleta elegida en esta estancia combina tonos verdes y mostazas deslavados mediante los textiles, que generan un contraste suave y elegante que refuerza la personalidad sin saturar el ambiente, creando un conjunto armonioso y cálido. Su dueña también deseaba un rincón en la terraza "donde poder desayunar tranquilamente los fines de semana. Como el espacio era reducido, ubicamos plantas, una pequeña mesa redonda y una silla tipo bistró", explica Majo.

Pero además, este salón está abierto a un bonito comedor, donde se llevó a cabo una intervención que marca el carácter del espacio: una librería a medida enmarcada por arcos decorativos que dialogan con la cristalera de la cocina. "Queríamos un punto focal que organizara el espacio y le diera personalidad, sin romper con la sensación de calma que buscábamos", explica Flores.

El uso de un papel pintado fresco en la trasera de la librería aporta un contraste suave que enriquece el ambiente sin recargarlo. Además, se ha escogido una mesa redonda para facilitar la circulación en el espacio, una solución perfecta para pisos pequeños.

La cocina original resultaba oscura e incómoda, con una puerta abatible que limitaba la circulación. "Decidimos abrirla parcialmente al salón mediante una cristalera con molduras de roble, lo que permitió ganar luz sin renunciar a la independencia entre estancias", señala la interiorista. También se sustituyó la puerta por una corredera, lo que optimizó el paso y la usabilidad. El resultado es una cocina mucho más práctica, abierta al día a día, pero sin perder calidez ni aislamiento funcional.

¡Y así de bonita queda esta cristalera de roble que se abre al salón! Captura toda la luz natural y la hace suya. De esta forma la zona de día, el corazón de la vivienda, queda conectada y comunicada, pero cada zona está delimitada para cumplir con su función.

Aunque funcional, el baño original presentaba una clara falta de almacenaje. La solución llegó de la mano de un nuevo mueble de lavabo en madera de roble, con mayor capacidad, al que se sumó un armario auxiliar a juego. Se renovó toda la grifería, el lavamanos y se diseñó una nueva iluminación que potencia la sensación de orden y calidez.

En el dormitorio principal, la clave fue crear una atmósfera acogedora y suave, combinando el rosa empolvado y el ocre. Un papel pintado de motivos delicados marca el tono del conjunto, acompañado por textiles coordinados y un cabecero tapizado en tono neutro. Las mesitas de noche, en madera de roble, no solo suman calidez, sino también capacidad de almacenaje. "El objetivo era lograr un dormitorio cálido, práctico y con una luz muy envolvente", cuenta Flores.

El segundo dormitorio se transformó en una salita multiusos, perfecta para adaptarse al día a día. Cuenta con un sofá cama para visitas, un escritorio para lecturas o teletrabajo ocasional y una cuidada iluminación que permite generar diferentes ambientes. "Era importante que cada espacio tuviera una función clara, pero también flexibilidad", resume la interiorista. El resultado es una vivienda serena, pensada con cariño, donde cada rincón responde a las necesidades y deseos de su propietaria. Un hogar real, funcional y lleno de sensibilidad.